Crónicas de la Milla de Oro: A 10 días del cierre gubernamental del Estado Libre y Asociado

Por Tomás Redd®
Especial para Estruendomudo

El 2 de mayo de 2006, fue un día como cualquier otro en las 3 cuadras que componen el supuesto financial district de Puerto Rico –la milla de oro, como le dicen comúnmente los outsiders, los que no son del barrio, pues muy pocos en Hato Rey emplean ese término-. La noche antes, varios trabajadores se dieron la tarea de recoger banderines de varios colores con logos de la Unión de Trabajadores de la Industria Eléctrica y Riego (UTIER) y la Federación de Maestros y sustituir tres o cuatro cristales rotos que los nenes y nenas del Frente Socialista habían quebrado mientras demostraban su indignación a lo que entienden es un atentado contra “la clase trabajadora” y “los pobres” orquestado por “los grandes intereses”: el cierre del gobierno que sólo se resuelve con un impuesto a la venta. Su versión flácida de los “Days of Rage” a la usanza del Weather Underground, o los Weathermen de los 70’s tuvo dos efectos inmediatos: la indignación de aquellos que tuvieron que quedarse horas extra a limpiar el reguero (especialmente los part-timers de McDonalds) y la risa socarrona de dos o tres banqueros y abogados regordetes y engabanados que miraban el show desde sus oficinas en el piso 10 del Hato Rey Tower.

Al amanecer, sólo un recuerdo/mensaje quedó impregnado en las paredes del vecindario para el disfrute de los miles que fueron despachados temprano ese día (sin cargo a vacaciones o enfermedad, por si acaso) y por ende no estuvieron presentes: “Que paguen los ricos”. Este mantra convertido en propuesta de lucha, contrario a lo que esperaban, no encontró mucha oposición entre los asalariados de la zona pues es un principio básico de cualquier sistema tributario. Según plantea la teoría, los que ganan lo mismo tienen que pagar lo mismo y los que ganan más tienen que pagar más; debe existir un elemento de justicia en el sistema, de lo contrario, sucede lo que nos tiene en tranque hoy: pagan unos cuantos, pagan mucho y, para colmo, no lo suficiente para cubrir los gastos. El mensaje de los “socialistas” está parcialmente a tono con lo que cualquier CPA recetaría. Los sindicalistas y “sandalistas” –término comúnmente aplicado a las huestes juveniles que se trasladan a Caracas para recibir entrenamiento ideológico– al igual que el ejecutivo, plantean que hay que hacerles llegar más dinero a las arcas del gobierno pues para que todos los antes mencionados puedan seguir mamando de la gran teta, el ELA necesita ser rescatado de la bancarrota. Se necesita una nueva inyección de dinero. Ya no nos da con lo que los federales sueltan anualmente y los intereses de los préstamos, gracias a nuestro crédito maltrecho, nos están partiendo en dos. Pero, ¿y los gastos del gobierno? Muy bien, gracias.

Minutos después de que se pronunciaran los representantes de las organizaciones que se dieron cita a la avenida Ponce de León tomó la palabra Ricardo Santos, el de facto líder de la pandilla justiciera que irónicamente no representa a ningún trabajador gubernamental cesanteado. Inspirado por la retórica anacrónica de los discursos de los 60’s y 70’s, el eterno caudillo sindical arremetió contra los bancos, las megatiendas, la globalización y, por supuesto, los adinerados. Allí, frente a su matrícula, explicó que la culpa de todo esto la tiene el gobierno y los que más ingresos ganan. No obstante, nunca definió quienes son estos últimos. ¿Estarán incluidos los unionados de la Unión de Trabajadores de la UTIER que se ganan sobre $70,000 dólares al año? ¿Serán las familias que ganan sobre $19,800 dólares, esas cuyos ingresos están por encima de la línea de la pobreza según el Censo? ¿Son éstos los “ricos” que deben pagar más? Su estrategia no puede estar enfocada únicamente en que sean los bancos y las megatiendas los que paguen, pues el efecto sería aún más perjudicial para los trabajadores. En el momento en que se le aplique el 5% adicional a “los grandes intereses”, sus contables y estrategas financieros probablemente harán dos cosas que están dentro del marco de la ley: aumentarán los precios de los bienes y reestructurarán sus finanzas para reducir su carga impositiva (posiblemente declarado mayores pérdidas, comprando instrumentos de inversión exentos, etc.) El saldo final de la gran estrategia de los sindicatos y el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP): un nuevo impuesto no declarado al consumo sumado al nefasto efecto cascada del arbitrio y una insuficiencia de fondos en la caja del gobierno.

¿Qué pasó con la reforma contributiva que quería poner a pagar a los evasores, o mejor dicho, a la economía informal? ¿Por qué dejamos de hablar de meterle la mano en el bolsillo a esa gran masa que incluye doctores, abogados, consultores, bichotes, pimps y chiriperos? Es con este corillo en mente que tenemos que hablar de una reforma contributiva que amplíe la base de contribuyentes. En otras palabras, que sean más los ciudadanos que costean por los salarios de los maestros, las dietas de la legislatura, el bitumul de las vías de rodaje y la Orquesta Sinfónica.

Ciertamente un impuesto al consumo se encargaría de capturar una parte de esa economía. Sin embargo, ese mismo impuesto afectaría más a los que menos tienen. Por ejemplo: 50 centavos de impuesto sobre un six pack de Coors Light le erosiona el bolsillo más al que tiene $3 de presupuesto que a aquel que cuenta con $1,000 para gastar. El maldito efecto regresivo sirve de coartada para que la desgastada izquierda “combativa” del país tire por la borda cualquier intento de repensar este desbarajuste. ¿Por qué mejor no atendemos el carácter regresivo del impuesto y les damos un crédito contributivo a los trabajadores pobres? Además, cualquier impuesto al consumo debe venir acompañado de unas tasas menores de contribución sobre ingresos. Es decir, que cada quincena el Estado Libre Asociado (ELA) nos debe quitar mucho menos del cheque porque ya nos están dando un cantazo al comprar condones, cigarrillos y arroz frito. Las madres y padres solteros, los pensionados y algunos otros que sudan la gota gorda también deben de estar protegidos.

El flanco retrógrado del movimiento obrero unido (MOU) ha decidido no entrar en esta discusión porque pretende copar el terreno ideológico avalando el discurso de la crisis revistiéndolo como una lucha de clases. Creen, erróneamente, que sus estribillos trillados galvanizarán los sentimientos patrióticos y revolucionarios de una izquierda que cada vez más se afianza en el melonismo (se les dice melones a los independentistas que votan por el partido oficialista para evitar que el partido de la estadidad gane las elecciones) que campea por la salubridad del ELA. Sin embargo, con cada día que pasa su poder de convocatoria se diluye pues sus colegas de la CPT, FTPR y el CUTE, entre otros grupos ahora bautizados como MASO, han planteado que quieren negociar cómo se va a implantar un impuesto al consumo sin penalizar injustamente a la clase trabajadora. Esta movida, ha traído un poco de sensatez a las filas del movimiento obrero y posiblemente logrará cambiar el tono y contenido del debate.

Más allá de la falta de profundidad en los argumentos de una rama del sector sindical, entiendo que es hora de preguntar ¿por qué a los dirigentes del MOU, a Aníbal y a Primitivo no se les ha ocurrido plantear algo tan sensato como evaluar el impacto que tienen las numerosas exenciones contributivas antes de dispararse a proponer nuevos impuestos? ¿Sabemos cuánto nos cuestan y cuántos beneficios netos generan para la economía y los individuos? ¿Qué hay con los impuestos sobre la propiedad en este país? ¿Alguien nos puede explicar por qué estamos cobrando impuestos sobre valores de tasaciones determinados en los 50’s? Este tipo de impuesto lo pagarían todos los propietarios y tendría un efecto progresivo (opuesto al efecto regresivo del impuesto al consumo) pues el que tiene una mansión en Garden Hills, dado el alto valor de su pequeño feudo, terminará pagando más que el que acaba de comprar su apartamento en el residencial Manuel A. Pérez. Por ahí va la cosa.

Al finalizar la gran marcha de los trabajadores por la milla de oro, los simpatizantes y observadores se trasladaron a sus respectivos destinos para ver el debut de la telenovela Dueña y Señora o seguir con sus vidas. No obstante, un gran elefante blanco permanecía varado en el medio de la avenida. Su presencia se debía a una gran omisión discursiva. Durante la hora y pico que consumieron los próceres de la izquierda criolla, nadie, absolutamente nadie, habló en detalle sobre la otra gran parte de la ecuación: el abultado gasto gubernamental. La razón es sencilla: cortar gastos implica meterle mano a la nómina, uno de los grandes renglones del presupuesto gubernamental. Esto, a su vez, implica hablar de eliminación o congelación de plazas, límites en los aumentos salariales y la contratación de trabajo por contrato. Ninguno de estos asuntos es negociable para el movimiento obrero. En su lógica perversa, el único reclamo válido es el que se realiza para recaudar mayores ingresos que puedan mantener al ELA boyante y gastando pues de algún lugar tienen que venir los pagos de las cuotas. Pero, ¿no son estos mismos los que se alían con el Frente Socialista y otros grupos que buscan derrocar al sistema colonial? Parece que la falta de propuestas laborales de avanzada los ha forzado a convertirse en una especie de milicia circense defensora del ELA.

Las declaraciones del MASO indican que al menos hay luz al final de un largo túnel. Algo parecido sucedió en Irlanda durante los 80’s cuando, durante una de las recesiones económicas más profundas que evidenciaron los celtas, el movimiento obrero y el gobierno llegaron a un pacto: las uniones acordaron no sólo aceptar reducciones en el gasto público sino que moderaron sus exigencias salariales a cambio de que el gobierno no recortara programas sociales y reformulara el sistema tributario para el beneficio de los trabajadores. Eventualmente Irlanda salió del atolladero económico y los sindicatos cobraron fuerza y poder de convocatoria. Fueron vistos como representantes bona fide de sectores amplios y defensores de los pobres y los marginados en un momento histórico donde estaban perdiendo matrícula y su discurso se consideraba irrelevante. En otras palabras, tomaron medidas que aparentemente atentaban contra sus intereses institucionales para garantizar su supervivencia en el largo plazo.

Les llegó la hora a los sindicalistas del patio. Mientras triunfe la retórica y los modelos de negociación del siglo pasado, seguramente sus días están contados.

-T.R.

Las “dos” izquierdas puertorriqueñas: A 4 días del cierre del gobierno de Puerto Rico

De la Redacción de Estruendomudo

El escritor mexicano Jorge Castañeda explica en un artículo en inglés que publicó la revista Foreign Affairs que en Latinoamérica existen -al menos- dos izquierdas del espectro político.

Quizás esta división entre derechas e izquierdas hoy día sirva sólo para que los que nacimos durante la Guerra Fría nos entendamos un poco mejor, utilizando los términos de los extremos con los que nos educamos, hoy arcaicos, sobre todo si se entiende el culipandeo ideológico de izquierda a derecha y de derecha a izquierda que estamos presenciando entre los líderes políticos del momento.

Aclarado el problema con el lenguaje y sus restricciones, pasemos a lo que dice Castañeda.

…[T]here is not one Latin American left today; there are two. One is modern, open-minded, reformist, and internationalist, and it springs, paradoxically, from the hard-core left of the past. The other, born of the great tradition of Latin American populism, is nationalist, strident, and close-minded. The first is well aware of its past mistakes (as well as those of its erstwhile role models in Cuba and the Soviet Union) and has changed accordingly. The second, unfortunately, has not.

De esta declaración es fácil deducir que la izquierda puertorriqueña no se ha bifurcado. Si bien Castañeda observa una tradición ideológica que una vez fue “hard core” y que ahora es moderna, abierta, reformista e internacionalista, en Puerto Rico la izquierda que una vez fue “hard core” no ha enfrentado el proceso crítico que la llevaría a asumir dichos valores. Por el contrario, la izquierda puertorriqueña se mantiene con garras y dientes aferrada en la segunda categoría: es populista, nacionalista, estridente y cerrada. No se registra cambio alguno en el nivel discursivo. Aquí, el intento de modernización, apertura, reformismo e internacionalismo de la izquierda nuestra se fue a México exiliada hace muchos años y se lo llevó para allá, porque aquí no cabía entre tanto panfletero, José Luis González.

Dice Gervasio Morales Rodríguez, barbudo director del semanario izquierdoso Claridad (27 de abril al 3 de mayo de 2006), que la crisis presupuestaria que enfrenta hoy el Estado Libre Asociado es fabricada por el eterno cuco diabólico: la culpa de la crisis, por supuesto, es toda del capitalismo. Veamos: La crisis es fabricada. Al margen de esa pobre demostración, la economía no está en crisis. Las empresas, los bancos, las farmacéuticas, los desarrolladores, siguen generando enormes ganancias y contemplan, desde las gradas, la gallera que personifican los políticos fracasados.

Ante ese análisis irresponsable y chapucero de la situación actual, ¿a dónde, sino a los centros comerciales y la zona bancaria, acuden entonces los 100, 000 empleados públicos que están en el paro? Los presidentes de la Federación de Maestros de Puerto Rico y la Unión de Trabajadores de la Industria de Energía Eléctrica y Riego marcharon con cientos de personas hasta el centro comercial más grande del caribe: Plaza Las Américas, y hasta allí adentro, a “las entrañas del monstruo”, llevaron sus reclamos. Esto fue lo que dijo, según el periodista de El Nuevo Día, Eugenio Hopwood, el presidente de la Federación de Maestros frente a la joyería Bared y la tienda por departamentos JC Penney: [S]i no podemos ganarnos el pan, los ricos no deben tener sus ganancias. ¿Puede haber postura más populista o con ganas de convencer que pronto se va a llenar el estómago vacío de una masa amorfa en paro que ésta? Queda allí retratada la antimodernidad de la propuesta hueca, la estridencia y la cerratura de su mentalidad recalcitrante.

De ahí, al antiamericanismo rampante que aqueja a nuestra izquierda, un paso es. Para muchos, basta con gritar a los cuatro vientos abajo los yankees y abajo el capital para encausar una revolución social izquierdista. A estos dos “demonios” que se han erigido para trancar los debates en todos los foros, esta izquierda del segundo camino, que comulga con el gobierno permanente del Estado Libre Ascociado y es uno de sus brazos más fuertes a través del fenómeno que aquí conocemos como melonismo, se le suma el “diablo mayor”: Mr. Globalization.

Siguiendo el argumento de Castañeda, en este contexto, lo que la izquierda latinoamericana del primer camino ha adelantado -por ejemplo- en Chile, Uruguay y Brasil, en Puerto Rico se ha atrasado. Aquí, punto neurálgico de la globalización y sus cuestiones técnicas difíciles y fuera de mi alcance intelectual macroeconómico, pensar la globalización como problema, límite o posibilidad está absolutamente prohibido por la izquierda. El nacionalismo, el populismo, la estridencia y la cerratura del círculo -una vez más- impiden que los retos de la globalización entren en el debate cotidiano. Ese bloqueo ideológico, sumado al antiamericanismo hipócrita del gobierno permanente del Estado Libre y Asociado, ¿a dónde nos lleva?

Pues estamos parados en el terreno del no-debate con los Estados Unidos, nuestro patrón y vecino. Ese no-debate político, porque desconocemos qué es lo que está pasando allí, porque no podemos acercarnos a ellos porque “son el diablo” y como tal hay que reprenderlos a fuerza de garffiti, marcha, escupitinas y ruptura de cristales, nos tiene paralizados. A nivel comunitario, ¿cómo entonces se va a justificar un renacer de empresas, microempresas o educación y plataforma gubernamental democrática y decente si ése es precisamente el enemigo? De niveles culturales no hablo porque ya es vergonzoso que aquí a todos nos encante el rock y andemos negándolo. El nacionalismo de esta izquierda del segundo camino demoniza toda manifestación cultural experimental, clásica, extranjera. Todo aquel arte que no sane ni salve, que no esté en función de su proyecto, está fuera de sus programas de defensa, y es censurado, de múltiples maneras.

Castañeda resume las virtudes de la izquierda del primer camino: la moderna, la autocrítica, la reformista, la internacionalista y la de mente abierta:

Overall, this makeover of the radical left is good for Latin America. Given the region’s inequality, poverty, still-weak democratic tradition, and unfinished nation building, this left offers precisely what is needed for good governance in the region. If Chile is any example, this left’s path is the way out of poverty, authoritarian rule, and, eventually, inequality. This left is also a viable, sensitive, and sensible alternative to the other left — the one that speaks loudly but carries a very small social stick.

Ante la crisis del 4to día de paralización del gobierno del Estado Libre y Asociado, yo voto por pensar en esta izquierda viable, sensitiva y sensible, pero regreso al problema lingüístico que presenté antes. A estas alturas del 2006, habrá que hacer los ajustes necesarios para “votar” por ella: ya los tentáculos del pulpo que observamos no son necesariamente ni diestros ni zurdos.

-Manuel Clavell Carrasquillo

La fiebre del poder es inmensa y no hay quien la baje a golpes de centella: 3er día del cierre del gobierno

De la Redacción de Estruendomudo

Pudimos haber pensado mejor el resultado del referéndum sobre la unicameralidad. Allí, hace unos meses -10 de julio de 2005-, una mayoría de los electores de Puerto Rico que fueron a las urnas escogió que la Asamblea Legislativa, ahora compuesta por dos cámaras que no pueden ponerse de acuerdo sobre el presupuesto del país, fuese una sola.

Los legisladores no atendieron la victoria de la unicameralidad y no se ha escuchado a ningún estudiante y a ningún sindicalista ir sobre este tema en el debate, porque el debate se acabó y ha comenzado la violencia. Los populistas de la izquierada recalcitrante que se encuentra en el poder como gobierno permanente del Estado Libre y Asociado (ELA) siguen fomentando el caos y se alejan cada vez más del enfrentamiento de las ideas en foros comunitarios y democráticos. Ha vencido el populismo.
No hay discusión alguna sobre la necesidad de la limitación de los términos electivos de los puestos gubernamentales que deben renovarse. Que los legisladores sólo puedan postularse a una elección y que las elecciones legislativas no coincidan con las elecciones ejecutivas, esa debe ser una de las consignas ante la crisis.

La reforma municipal tampoco es tema, porque el tema es que la crisis la paguen los ricos, sin más profundidad, sólo se escuchan los bocones populistas por todos lados, en todos los medios de comunicación, al carajo se ha ido la opinión crítica. Las asambleas legislativas municipales sólo les responden a los alcaldes, porque el método de su elección es el de la plancha. Cada cuatro años los candidatos a las alcaldías de los 78 municipios borinqueños escogen a su gente y, al votar por ellos, el pueblo vota por sus planchas. No existe representación de los barrios de cada municipio en la asamblea legislativa municipal. No existe entonces manera de reclamar responsabilidad política en esos cuerpos municipales.

Los términos electivos de los alcaldes también deben ser limitados.

La sacralización del movimiento sindical, fanático y nacionalista, lanza una nube de humo sobre estos carteles que en más de una ocasión se han probado mafiosos. Se trata de organizaciones multimillonarias que no pueden ser criticadas por nadie so pena de insultos, escupitinas y cantazos en plena vía. Se trata de organizaciones que se venden al mejor postor político con tal de mantener a las matrículas enajenadas del cuadro corrupto que se ha evidenciado en sus flamantes directivas. Hoy, 3 de mayo de 2006, enfrenta juicio en el Tribunal Federal de los Estados Unidos de América sito en Puerto Rico el cartel de la Unión Independiente Auténtica de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados, al que se le imputa la malversación de 15.2 millones de dólares. ¿Entonces la crisis es culpa de los ricos? No es justificable el carácter sagrado de las uniones sindicales: su liderato es intransigente, fanatizado, nacionalista, panfletario, hipócrita en su discurso socialista setentoide mientras cobran sueldos de capitalistas y su discurso es también violento, el de la intolerancia absoluta contra un capitalismo abstracto que tienen como círculo de tiro al blanco. El capitalismo, aquí, tiene la culpa de todo, pero más tarde se les ve a los líderes comprando barato -en pleno desprecio del comercio nacional- en las multinacionales Wal-Mart y COSTCO.
La Comisión Estatal de Elecciones es un órgano tripartito compuesto por un representante del Partido Popular Democrático (autonomista), otro del Partido Nuevo Progresista (anexionista) y otro del Partido Independentista Puertorriqueño. Esta es la agencia del tranque y la reproducción ad infinitum de la partidocracia borincana. No permiten la formación de partidos independientes, fuera de líneas ideológicas en cuanto al estatus político de la isla. Fomentan la tribalización de la ciudadanía y el fanatismo paternalista.

No existe una fuerte restricción al financiamiento de las campañas políticas. Al contrario, el Estado financia gran parte de las campañas políticas en el ELA con fondos públicos. No escucho a los estudiantes quejarse por esto, no escucho a los sindicalistas. Como no existe base comunitaria fuera de líneas partidistas, bajo el esquema actual es imposible que la base pueda reclamarles a sus líderes políticos el fin de esta práctica. Normalmente, los electores van “al corazón del rollo” de sus preferencias ideológico-partidistas y toman decisiones basadas en colores, en insignias reprentativas de cada partido. Habría que crear estructuras paralelas -ahí los estudiantes ¿dónde están, dónde los sindicalistas?- para acabar con el populismo, la dependencia en los colores y las insignias, el esquema mafioso de los pactos politiqueros en todas partes del sistema.

Los senadores por acumulación dominan ambas cámaras legislativas con personajes llevados allí por los tres partidos políticos. Si bien es cierto que éstos son los que piensan y ejercen mollero frente a una masa de legisladores que vienen de los municipios menores de la isla, también es cierto que esos legisladores no le responden a nadie, excepto a los líderes máximos de sus partidos. Van caminando por la libre. Habría que establecer una legislatura en la que los legisladores respondan directamente a sus electores a través de mecanismos como éstos, que adjudicarían responsabilidades políticas en varios niveles- y otros que se han probado exitosos aunque sea en mínimo grado, porque la fiebre del poder es inmensa y no hay quien la baje como pretende la izquierda populista, nacionalista, hipócrita y fanática del gobierno permanente del ELA: a golpes de centella.

-Manuel Clavell Carrasquillo

Turbas en la zona bancaria / Sueño siete veces ser comido a besos

De la Redacción de Estruendomudo

Tocaba tu piel de arena como quien pierde algo

-o sabe que ha perdido-

(Hugo Ríos, “Al otro lado de tus párpados”, 2006)

  1. Llega el fin del debate, la clausura de lo político, el cierre casi total de las dependencias gubernamentales del Estado Libre y Asociado de Puerto Rico. Las palabras han sido agotadas y los líderes obreros se lanzan a la Milla de Oro -zona bancaria- a exigir a gritos y golpes de centella que la crisis la paguen los ricos. Que se les imponga otro impuesto a los bancos y las corporaciones. Hay una tarde de cristales rotos, los de los vestíbulos de las instituciones que garantizan el flujo de los dólares y el crédito. Los culpan del apocalipsis y exigen el gravamen pero no explican que el gravamen rebota, que es una trampa que es un engaño que es sin salida que los impuestos bancarios los terminaremos pagando los consumidores. Eso no lo explican. Marchan Milla de Oro arriba y milla de oro abajo, el maze-laberinto, como si allí algo pudiera resolverse. La reforma electoral no la piensan cuando empuñan las piedras y las lanzan.
  2. No hacen referencia a la reforma contributiva en el momento de la furia. Olvidan que ellos han pactado con los legisladores que tienen secuestrados a los empleados públicos -sin sueldos por dos meses-. Es costumbre el contubernio entre la clase trabajadora y los señores senadores y los señores representantes. Que paguen los ricos y la irresponsabilidad de esa declaración como propuesta resolutoria que no dice nada porque los ricos ya pagan y entonces qué hacemos cuando venga el rebote. Pues, que es bruma, que seguiremos pagando. Un regreso a los setenta y la negación de la derrota de la mentalidad y tácticas de la guerra fría que aquí sigue viva y coleando, una alegría de los líderes estudiantiles que andan con piedras en mano en plena zona bancaria. Nada de aportaciones al debate.
  3. Nadie quiere repensar el país. Los estudiantes no piensan; rabian, echan espuma por boca, pataletean. Sólo mano dura, fuerza bruta, macharranería derramada en plena vía. Nada de presiones con contrapropuestas serias. Nada de actividad de reorganización comunitaria, refundación electoral, llamamientos a utopías. El desierto de la improvisación y el que resuelva otro por mí son las consignas. Allá van los estudiantes, exigiendo que la crisis la paguen los ricos, pero todos estudian para hacerse uno de ellos. El estado Libre Asociado termina más favorecido. El movimiento obrero-estudiantil llama a que el Estado resuelva. Porque su Daddy es Yankee y a su voluntad se entregan. Una vez más cómodos con escaramuzas bobas en la Milla de Oro: se arrodillan y a mamar de la teta. “Al final, todos queremos el carrito japonés y la piscina”. (Rita Indiana).
  4. Tuve que ausentarme de las manifestaciones para recordar el sueño, volar lejos de mi patria absurda, de sus mezquindades y violencias. Volé hacia la negativa de mi diagnóstico obsesivo con la manipulación genérica. Unas tetas que faltan frente a mí, unas nalgas bien duras y una forma de mirar con ojos con pintura falsa. Son las esferas para visualizar el Make-up Art Cosmetic. Abro los ojos simples y los dirijo hacia su calva. Quedo atrapado. Es el clichoso túnel de Coelho y de Sábato Me uno a las filas de los esclavos voluntarios una vez allí atrapado. Es decir, quedo bajo la custodia de los muchachos dispuestos a que se haga Su voluntad suprema. Busco el beneficio de entregarme todo -aunque lo niegue- se acerca y me agarra sin que yo lo vea un doblez del labio superior. Me lo pone fruncido, como en señal de autorización de recibimiento de todo el peso de tu boca entre mis labios secos. Unas gotas tuyas, por favor, un lechazo.
  5. Definitivamente, ahora me doy cuenta de la grandeza del epígrafe de Hugo.
  6. Tocaba pieles de arena allá arriba, sé que he(stoy) perdido.

Manuel Clavell Carrasquillo, vaya proletariado Visa Gold, el colmo de los Iros de mayo

Misterio en buque anclado

De la Redacción de Estruendomudo

Distintos tonos de anaranjado pintaban el buque finlandés que estaba anclado en la bahía. La tarde sanjuanera comenzó a caer y, con ella, la última esperanza del coreano.

Nunca pensó que llegaría a jurisdicción norteamericana en esas circunstancias, absolutamente lleno de mierdas ajenas y de orines, mareado por la inhalación sistemática de diesel y justificando los buenos frutos del pago del soborno.

Pero hubo días en que el hambre y el frío que lo aprisionaban tanto como las paredes de acero de la carga del navío le torcían el entendimiento, y dudó de la capacidad estratégica de sus cómplices-captores. Pensaba en su familia buscando confianza y se sentía las palmas de las manos hinchadas en aquella oscuridad tremenda, a veces demasiado calurosa, a veces demasiado fría.

Para conjurar la avalancha de malos presentimientos que le llegaban a la mente solía acuclillarse en una esquina, lejos de los cuatro inmigrantes que lo acompañaban. Trataba de olvidarse del mareo y de las náuseas y recordar el olor más querido por él y por su abuelo durante su infancia. Era el olor del maíz picado que le echaban juntos todas las mañanas a los pollos lo único que lograba consolarlo momentáneamente. Su sostén era la presencia líder de su abuelo.

Ese día, aunque no podía ver el espectáculo de los anaranjados que anunciaban la caída de la tarde, sí se dio cuenta de que la noche estaba cerca y que, con ella, se renovaba la hipotética posibilidad de la salida. No se daría por vencido a pesar de que sus vecinos yacían tendidos y sin ánimos. Sabía inglés y había escuchado a los dos mercantes escoceses hablar de la necesidad de comprar cocaína en dólares y de la enorme fama de las putas de la isla.

Cuando uno de los captores cómplices abrió la compuerta del furgón sintió un deslumbramiento inmenso que le dañó los ojos. Su pronóstico sobre las condiciones de la luz solar fallaron.

¿Quién lo liberaba?

***

-Muévete, cabrón. Llegaste.

-John, John, ayúdame con esta plasta. Suéltasela a Rodney en lo que me deshago de los otros cuatro.

-Manuel Clavell Carrasquillo.

“…lo había sorprendido la llegada tumultuosa de los síntomas del presentimiento… capaz de armarlo con la certeza de que algo extraordinario se escondía allí, clamando por su presencia”. -Leonardo Padura

El jaguar encerrado

De la Redacción de Estruendomudo

Tanto cambiaron de color las manchas que se transformó el patrón genético de su pelaje. Aquel amarillo a la miel ya era tonos arenas y los negros perdieron su brillo de un cantazo.

La reflexión de sus ojos no le ayudaba a darme las patas para el acostumbrado saludo al amanecer porque eran pelotas opacas. Los verdes de algas marinas, oscuros y mariscosos, comenzaron a apoderarse de las cuencas. También los azules, resplandecientes, fueron transformándose en tinta calamar derramada hasta llegar al contacto de las profundidades.

Era la jaula y sus nuevas comodidades de cuatro comidas diarias. Esa rutina. Todo se le suministraba con tazas de medir y cacharros medio llenos, especialmente los de carne magra. Una vez dentro, el agua fue recargada con vitaminas y fluoruro para mantnerles los colmillos blancos. La sangre, entonces, no los manchaba y el aliento del animal -del que fuese- permanecía mentolado.

El jaguar extrañaba esa sensación de los chorros de sangre, específicamente su calentura contra las encías. Una especie de éxtasis sexual y los sueños felinos con tormentas eléctricas en la llanura y roces de cáñamos. Echaba de menos las carreras por la sabana y el cuido de los cachorros. Unas tetas de gata constantemente succionadas. De pronto, un encontronazo con las garras expuestas, el alboroto de los maullidos desaforados y los músculos exhibidos en plena función reproductora lo fueron transportando.

Allí, donde van a morir los elefantes y se encuentran las pezuñas hechas puro hueso, los cachorros reclaman a la madre y el padre sigue suelto, luchando contra la insistencia sempiterna de los enormes moscardones. Son los cáñamos que le hieren las patas y la lucha diaria para beber en el río contra las malditas garzas. Esa sed, pronunciada por el recuerdo de los chorros que es lo mismo que la sangre de su sangre que brota con presión bellaca, le devolvieron la imagen de los antílopes bebiendo. Las fauces hacían fuerza unas con otras y el jaguar enfocaba en la piel de los antílopes. Unas heridas abiertas y la acción de razgar los posibles filetes le provocaron convulsiones. Vomitó y ese vómito llegó a confundirse con su estiércol. Para los buitres esa mezcla era manjar y quedaron absortos ante las vísceras. Que se sepa, coño, el pobre leopardo no pudo seguir durmiendo luego de la presentación recurrente de las sombras de los pájaros en sobrevuelo y la risa terrible de las hienas.

¿A dónde es que van a parar esas pieles luego del trabajo de los cuchillos en plena sabana convertida en matadero? ¿A dónde?

¿Cuántos cazadores escuchan a lo lejos, para acercarse y ganar presa, por supuesto, el clamor de los surcos y el embate de los chorros de la sangre de venados? ¿Cuántos zoonogramas les hacen con las miras y los telescopios con sensores y localización satelital para alcanzarlos en pleno movimiento rápido? ¿Cuántos?

Cazar los gatos. Es la orden. Cazarlos y encerrarlos para ya mismo y de inmediato. Ahoritita, someterlos a la obediencia de los calendarios. Sin embargo, llega la visita, puntual y molestosa, para el señorito manchado: debe usted divertir a todos esos niños. Rugir y desplegar la coreografía del felino enjaulado. Por favor, no cague en frente de los amos ni de los ancianos. Muéstreles sus dotes de bebedor y la lenguita y los bigotes entintados de blanco. Corra sin matar, detrás de las palomas. Rechace la inmoralidad y el desprestigio de subirse sobre la roca y desfallecer de embuste al toque del silbato. Recalcar su felinidad, excluyendo morisquetas propias de los perros, es la última oportunidad de que se le identifique como autóctono y como buen gato. ¿Se calzará las botas? ¿Seguirá predicando que son cuatro?

Entre las vueltas, frente a la presencia de los barrotes, que son cañas de bambú, que en algún momento vegetal -en estado puro- fueron troncos secos apilados: su majestad egipcia, el príncipe de los lunares sagrados de los gatos. El sol sale para todos pero sólo quema a algunos. Son tres pirámides. Habría que preguntarles a las esposas de los jaguares y a sus primas puma, sacerdotizas, arquitectas, preservacionistas de la monolítica esfinge de hocico roto. Un click y una foto digital, señorita turista, enfoque a la narizota pétrea, arenosilla, desgastada.

Los que eran preferidos -por ser de mink-, al pasar los días en el norte, fueron de gato. Cuentan, inclusive, que pretendían escapar de sus costuras al ver pasar las bandejas de sardinas en las actividades de gala. Pasó con las ostras preservadas en cubetas de hielo. Pasó con los camarones empanados. ¡Qué sinverguenzas estos cuadrúpedos, y -chussss-, qué arrojados!

Las presentadoras y los faranduleros sintieron la energía felina al probarse los trajes y el flaco punk de aquella tarima no pudo controlar sus piernas al momento de salir de la tienda con esos pantalones printed. Era que estabas preciosa y essas pieles tenían otros ritmos y un olor penetra, unos registros de velocidades con millas por hora de carreras por la sabana.

El olor atrajo a los machos penetrantes y a las hembras penetradas en la sala y los convenció de que ellos estaban súper buenos. Hipotecaron las vestiduras rasgadas y se encandilaron. Allí mismo tomaron las vergas en sus manos. Nadie quiso apretar las mandíbulas lo suficiente para contener los chorros. Eran la calentura y la fiebre metidas debajo de las sábanas color rojo sangre. Según el informe policiaco que se levantó a seis horas de ésta, las sábanas estuvieron de más: allí no había ni una sola cama.

Eso sí, se fijaron bien y lo apuntaron, porque era la medida de todas las cosas tumbadas sobre sí, descansando bajo las sombras de los árboles de ceiba y las manchas negras, móviles, del área a la redonda que cubrían las aves. Una sensación de soledad se quedó con la consciencia de los asistentes. Lo que se quedó, en la permanencia de esos ojos plomizos de los gatos en orgía pública -transmitida en vivo para toda Suecia y Dinamarca- era una soledad caliente y un silencio de deshielo propio de algunos parajes inhóspitos de la sabana. Se avisa de nuevo: el predio predilecto de la metedera es la sabana.

Los vapores subían de los surcos abiertos en espera de las lluvias y el monzón. Los cáñamos anunciaban la cercanía de una charca y los cuerpos jaguares en la fiesta no entendían las nuevas posisciones en que estaban enfrascados. El depellejamiento y los zarpazos -¡zaz!- expandieron el radio de la lujuria de los cazadores. Unas cabezas aquí y unas pelvis más adelante los sacaron de concentración. No obstante, en el informe policial se hizo hincapié (no se olviden de los noticiarios) en el poder ilusionista de los dedos ensangrentados y las uñas despegadas. Sobre todo resultaron estimulantes infalibles cuatro lóbulos de orejas africanas… y cinco pares de nalgas.

Se encontró sangre fresca por todos lados. Las hembras menstruaron allí mismo -como yeguas- los machos expulsaron leches tibias -como cetáceos- y los pelos fueron acomodándose en su lugar original según el orden de las manchas. Miauu. uuu.

Regresó la calma y los domadores -esos hombres iluminados en las ciencias y en las artes del arbitraje- se encargaron de devolverlos cada cual, y en un proceso violento pero justo, a las mismas jaulas.

-Manuel Clavell Carrasquillo

Ante la posible eventualidad de un corralito boricua

De la Redacción de Estruendomudo

“Hace mucho tiempo que no me río de los peces de colores. Vivo desesperada por el hambre de los pueblos, el destino del país, los niños abandonados, la droga, el sexo, la soledad, la cultura, las razas; en fin, soy un resumen del mundo. Vivo concentrada en la desinformación, en los sufrimientos que intuyo en la historia de la humanidad. Pertenezco a ella. Soy una mitad angustiada por la otra mitad. Esa es la trascendencia de la cual tengo demasiada consciencia. Después, soy alguien deslumbrada porque aún llora por un hombre. El de todos los días. El que no vendrá”.
-Zoé Valdés, cubana y autora de “Sangre azul”, novela que terminé de leer el 21 de marzo de 2002.

“Por mi parte no hay lucha de poder, porque yo estoy en el poder”.
-Sila María Calderón, al indicar que está encantada a pesar de haber sido interrogada por Rafel Lama Bonilla de El Nuevo Día sobre sus viejas rencillas con Rafel Hernández Colón.
21 de marzo de 2002.

“Entiendo que este es el momento de que se vaya tomando seriamente esa decisión… Desgraciadamente hay que llamar al Tribunal Federal, porque no sé qué es lo que pasa en este país, que hay que llamar a los federales para que nos ayuden a gobernar, es increíble”.
-Adalberto Vega Vélez, director ejecutivo de la Federación de Oficiales de Custodia de la Administración de Corrección de Puerto Rico al solicitar que sean los gringos los que en persona vengan de Washington D.C. a domar de una vez y por todas al hepatítico, sidático y violentísimo Oso Blanco. 21 de marzo de 2002.

“Gente como Steven Speilberg y George Lucas hacían las cosas a su manera. Son increíblemente talentosos e individualistas. Luego vino un tiempo en el que parecía que estábamos dispuestos a aceptar cualquier cosa que tuviera mucha acción o efectos especiales, y ya. Con poca historia, corazón, creatividad. Pero creo que ya estamos cansados de eso, y hay películas que así lo demuestran”.
-Dee Wallace Stone en ocasión del regreso de E.T. a la pantalla grande, luego de veinte años de barroco extraterrestre. 21 de marzo de 2002.

Amigos:

Les comunico que acabo de sintonizar, como todos los días de la semana, mi espacio televisivo favorito: Impacto a las doce, que en este país se transmite por el canal 144 de Adelphia a las 11:00 en punto de la mañana.

Para el beneficio de los que doblan su espalda de 8:00 a.m. a 5:00 p.m., y “sudan la gota gorda” en sus oficinas acondicionadas para poder pagar los días quince aunque sea los atrasos del cable TV, este excelente programa conducido por el espigado presentador y periodista argentino Mario Viale transmite en vivo estampas muy pintorescas de la cotidianidad argentina que incluyen, entre otras cosas de menor relevancia histórica y política global, las manifestaciones de doñas clasemedieras excecivamente perfumadas y emperifolladas que -cacerolas en mano- exigen sus dólares secuestrados por los bancos.

Hay también -no se sorprendan- pálidos hemofílicos que desfilan bailando tango por las avenidas principales de la ciudad hasta congregarse frente al Ministerio de Salud para reclamar unos cuantos litros de sangre fresca porque ya en el país la corrupción ha llegado hasta el punto de que la gente desconfía tanto del discurso oficial que ha dejado inclusive de puyarse para donar.

Además, -aunque parezca algo bajo, vil y surreal- he visto unos cuantos cientos de muy bien empaquetados salvavidas que han decidido recorrer a pie -ataviados sólo con minúsculas tangas y armados con estruendosos pitos- el camino que va desde Mar del Plata hasta Buenos Aires para reclamar sus sueldos atrasados por las mareas altas de la política fiscal, provocada por los que también administran desde la Casa Rosada sin falta o demora la cantidad de peces de aguas inglesas que debe ingerir cada pingüino que decida pasarse unos días de vacaciones australes tomando el sol en los privatizados icebergs de la Tierra del Fuego.

Les confieso, amigos televidentes, que esto lo presencio con ojos de aspiración primermundista acostadito y muy bien arropadito en el cómodo futón que preside mi sala del condominio Borinquen Towers, a pesar de que tengo la opción de sintonizar a la misma hora el ámbito portorricencis, donde desde los estudios de Telemundo Eddie Miró se ajusta nuevamente el peluquín y, al grapárselo bien en el coco para disimular su calvicie, se pregunta ensimismado que cómo es posible que La Comay lo haya abandonado justo ahora; cuando tiene que dirigirse al pueblo puertorriqueño para presentar al Doctor Tilleras sin Mariano y Rosita, y, para colmo de males, sonreír para todos a pasar de que en el canal 4 ya Cielito Rosado se encarga de que la cámara la capte empuñando el abridor mohoso que destapará la nunca bien ponderada lata cuadrada de Tulip -en especial- que protagonizará la receta televisada de hoy: nada más y nada menos que una sabrosa bola de jamonilla glaceada con syrup de piña Del Monte, servida en los platos plásticos que distribuye en toda la isla Matosantos Comercial, ello como medida cívica de servicio público que busca asegurar que no falte en cada fiesta de marquesina el embarre sagrado para acompañar las galletitas Ritz que (si no se custodian bien en las bandejas durante el merengazo y el perreo del quinceañero o el class day) inevitablemente pueden rodar por el piso junto al sacrosanto líquido chinita de la emblemática garrafa Tupperware de Cool Aid Lite.

Pero amigos, disculpen el desvío nacionalistoso, es para que tengan contexto de la TV boricua ahora que me dispongo a cruzar hacia aguas internacionales. Hoy he visto el colmo de los colmos y se hace imperativo comunicárselo de inmediato: una señora de cincuenta y ocho años, bonaerense de nacimiento y pobre posmoderna por obligación- se levantó muy temprano para ultimar los detalles de su fiesta de cumpleaños, con sombreritos en forma conífera y todo.

Para completar esta ceremonia anual, esta vez era necesario que la doña saliera a la calle Corrientes y retirara dinero de la sucursal más cercana afiliada a su banco, el Banco de Boston.

La señora, ni corta ni perezosa, se viste, se maquilla, se perfuma, organiza su cartera, se pone las gafas y llega al lugar.

Allí, luego de hacer una fila de gente que le daba la vuelta a la manzana, le pide a la cajera su dinerito para comprar la torta y las velitas, que es hora de cantar.

Acto seguido, la dependienta disimula, entra su número de cuenta en el terminal que tiene de frente y luego de unos minutos de browsing le comunica: “Doña, lo siento. Su transacción no puede ser procesada en estos momentos, de tener alguna reclamación diríjasela al Presidente. Sus ahorros están en el corralito, recuerde que es por el bien de todos”.

La señora, abiertamente molesta y profundamente desilusionada, procedió a extraer de su cartera un frasco de acetona. De inmediato, se roció el cuerpo con su contenido aséptico -por no decir purificador de uñas plastificadas- y se prendió fuego a la vista de todos.

***

Las cámaras de Mario Viale no lograron capturar el momento, pero sí he visto en directo y a todo color la secuela sangrienta en la prensa amarilla, es decir, el momento en que los paramédicos le cubrieron el rostro parcialmente carbonizado a la señora para montarla en la ambulancia y “protegerla” del acoso de los periodistas y -por supuesto- cuando los médicos se han pronunciado y han dicho que “se trata de un hecho lamentable que nos ha tocado a todos, pero lo importante ahora es que la paciente está estable”.

El resto es historia: se ha entrevistado al marido, que comentó sobre la ilusión desbaratada de su esposa precisamente el día de su santo. Se ha entrevistado a las hijas, que narraron cómo mami se había levantado tan temprano para adobar con chimichurri su sueño americano frustrado por la inutilidad de su tarjeta de débito (ATH). Se ha entrevistado también a los vecinos, que hicieron un recuento a lágrima viva sobre lo buena que era y lo mucho que gozaban juntos a la hora de pasear los perros en la continuidad de los parques del barrio.
Pero lo que no se ha dicho es que ese sonido estremecedor de las cacerolas vacías que golpean día tras día los argentinos, y ese olor a chamuscado del moño de la doña arrebatada, no parecen haber llegado hasta las costas de Borinquen la Bella.

Rara alienación la nuestra ¿verdá?, porque aquí no hay excusa para no disfrutar de la comparación crítica de los aromas podridos de la corrupción que corroe nuestras venas abiertas de América Latina. Señores, aquí no hay excusa, porque aquí el ex gobernador Pedro Rosselló la paseó por los vericuetos de los 78 municipios vestidito de cuero negro y montado en una Harley.

Sin embargo, lo que me preocupa no es eso, lo que me ha echo levantarme de mi cómodo futón para escribirles estas inútiles líneas es que mi aspiración primermundista se ha vuelto a estremecer irremediablemente. Tanto, que ahora los convoco a un Break de la Esperanza vía cibernética para ver si recaudamos fondos en pro de la cirugía plástica que reconstruirá la desmejorada faz de aquella doña que, como yo, sólo pretendía volver a soplar las velitas sin tener que acordarse justo en ese momento Gabriel García Marketing que las estirpes condenadas a cien años de soledad -a pesar de los loables esfuerzos de la Fiscalía Federal y a pesar de que nos prendamos fuego en ceremonia aquelarre colectiva- no tenemos una segunda oportunidad sobre la Tierra.

PS: Can the subaltern speak?
Un abrazo boludo para todos,

Manny

21 de marzo de 2002

Esta carta forma parte de mi libro inédito “Cursi, kitsh y queer: Correspomdencia cibernética”, que aparecerá pronto en la casa publicadora virtual http://www.carnadas.org. Me parece pertinente reproducirla ahora, justo al comienzo de la debacle nacional.

Cómo comerse un poema y que siga botando caldo: ‘Cannibalia’, de Rafael Acevedo

[presentación del poemario ‘Cannibalia’ realizada en la librería La Tertulia/Latino Fever en el Viejo San Juan, 15 marzo 2006]

Por Félix Jiménez

Especial para Estruendomudo

Todos queremos un canto de alguien. El pedazo más bueno, el que mejor esté. De alguien en este salón ustedes quieren un pedazo. O pueden muy pronto quererlo. No hay duda de eso. Las imágenes, para más, lo que quieren es comerte y que las devores, y todos siempre estamos a la altura del canibalismo que soñamos, el que nos deleita por dentro, y a veces por fuera. Para eso es que estamos aquí en, de todos los lugares posibles, un lugar con mesas y cubiertos que siempre esperan carne propiciatoria. Hoy, sobre todo, las idas de marzo, unos cuantos minutos antes de que comiencen a desangrarse Puerto Rico y Cuba en una bacanal de cuerpos entrándose a palo limpio. Con bates y bolas, alguien va a comerle el culo a alguien.

Vuelvo a leer la historia de Armind Meiwes y Bernd-Jurgen Brandes y comparto con Theodore Darlymple su impresión de esa página reciente de la historia alemana: Esta es una historia que no me parece terrible, ni triste ni patética y mucho menos irracional. La historia es como sigue: Brandes, un técnico de computadoras de 42 años, contesta un anuncio internético en el que el alemán Meiwes, un técnico de computadoras de 43, busca a un hombre que quiera ser comido. El anuncio decía: “Busco un joven bien formado que quiera ser comido” y el requerimiento simple lo lanza al mundo a través de su computadora. Lo quería de 18 a 30 años, preferiblemente rubio, y flaco. Recibió a un cuarentón apetitoso, fuerte y de pelo negro. Pero a la hora de devorar, bueno, sabemos como son las cosas. Lo que hay es lo que hay y, casi siempre, lo que está al lado es lo que debe haber.

Del primer hombre, fortuitamente, llega el mensaje al segundo. Uno quiere comer y escribe buscando su deseo. El otro quiere ser comido y lee, y escribe y responde a ver si alguien le hace su deseo realidad. Aquí la transacción entre la carne y la boca es intransitiva. Ellos comen mucho. El deseo de uno es el deseo de otro, y punto, reversible y cóncavamente convexo. Y es en la alineación de esos deseos que desemboca la acción. Porque no hay acción sin alineación. Así que en el día triunfal para ambos, el día en que descorren los siete velos de sus fantasías y la hacen realidad, Brandes – según cuenta su compañero de aventura – parecía estar de buen humor. Según su versión, ambos tenían en común el humo, el placer de fumar. Así que antes de proceder a entregarse a la boca del otro, el hombre que sería catado todo le recordó a su comensal que con él tendría una larga noche. “Querido, sabes que la carne ahumada dura más, verdad?”.

Después del recordatorio de fumador, Brandes procede en éxtasis a cortar y comer 44 libras de la carne de su más instantáneo y fugaz amigo. Y grabarlo para su posteridad. La primera y última cena que tuvieron juntos en esta exacta – y perfecta – relación fue el pene a la brasa de Brandes, pene flambee – con un diente de ajo y pizcas de sal y pimenta- que degustaron antes de que su amigo le traspasara el cuello con un puñal para proceder entonces al plato fuerte. Y se come el caníbal de Meiwes la carne de su hombre, que resultó ser la carne de de René, el hombre al que Branes, en su testamento le dejó su herencia toda. Y en su testamento, precisó que quería ser comido.

Caníbal es, o puede ser, la palabra. Pero, comensales, la contemporaneidad del canibalismo también es evidente en los libros que nos comemos. Porque comelibros somos. Y comecarnes queremos ser. O viceversa. Desde el principio de su Cannibalia, Rafael Acevedo lo tiene bien claro cuando escribe en el segundo poema, “Tipología”, que en el centro de todo este embrollo de comer y ser comido está la carencia. Se consume y se consuma “para saber/qué me falta, qué te sobra”. Esto nos dice, en rápida sucesión del primer poema, “De los caníbales” en el que especifica que se desatan desde el principio las tiras de carne aderezadas lamentablemente sólo con “palabras como especias/de un continente recién descubierto/crudamente”.

Si dejamos, entonces, que nos alarme el deseo que la Internet posibilta – se considere “racional” o no (¿qué es un deseo racional?), o “legal” o no (y no nos debería alarmar), entonces que podemos sentir ante este otro y más íntimo canibalismo consensual, frente a un poeta que nos come con su intento de alinear nuestros deseos a la experiencia de su carne. Fuera del circuito de la tecnología seudosofisticada y de la virtualidad (que, como vemos, sí pueden hacer realidad las fantasías carnales), ¿es posible todavía ser primitiva y felizmente consciente de las crudezas que deseamos, y de cómo las queremos aderezar? Se puede. Cannibalia pone la piel que asesina, porque registra que – ya- la primera responsabilidad de un ciudadano, y de un estado, es comer – como sea, y a cualquier hora. Son 40 poemas, una cuarentena de sangre calibrada y coagulada, que ordenan dar el mordisco en el momento menos pensado, o lamerse las marcas de los dientes de otros que no por no sentirse duelen menos. Es la circularidad del canibalismo la que se reproduce en el libro, llamada por muchos nombres. Cannibalia no dosifica su insaciabilidad. Es un manual de cómo decirse caníbal – porque lo somos – sin encontrar reparos en el gesto de comernos vivimos diariamente.

Así, comer o no comer es la cuestión de Cannibalia, y cómo y cuando comes, o -si no- porqué y cuáles son las consecuencias. Acevedo, ya desmembrado, se prepara a desmembrarnos. Dentro del nombrado universo están los niños de Kabul, que saben, con inocente y visual teleología, “que debajo de su piel hay escondido un esqueleto”; Amin Dada, que se come a su chofer, a su jardinero, a una bailarina, a un pianista de hotel y goza y se relame y es y no es; y a los que, sentados frente al congrí el Metropol “se sirven cicatrices de relatos/con el pollo deshuesado del exilio”. Caníbal es el gentilicio para acabar con todos los gentilicios. Pero también la globalización es un kama sutra de posiciones devoradoras. Para comerse a los comensales que devoran el universo, hay que saber cómo se muerden los comensales en las gloriosas cenas de la Gran Familia Internacional, el Grupo – de los 7, de los 7 más uno, de los 8 – que en algún momento “devolverán sus estómagos al probar / el sabor amargo de sus propios cuerpos”.

“Comerse un estado es comerse un cuerpo”, escribe Acevedo. Entonces, también aquí dentro, las carnicerías de la guerra no tienen sustituto, y según Acevedo no hay moratoria posible si ya desde adentro se desplaza a todas las geografías posibles – desde la cama al garete a la ciudad al garete a los suburbios erotizados – y se excita con la polis gastronómica, o con el ágora que se evoca cada vez que hay fantasías de igualdad o de cómo ser o haber sido caníbal en la Grecia Antigua, o saber que “ser asesino cansa”.

Hay que tener estómago para las 44 libras carne que se comió el alemán, y deseo del bueno y del perverso para las 40 de verso en carne que se chorrea por Cannibalia. Pero todos queremos un canto de alguien. En el epígrafe de Clarice Lispector, que abre la segunda parte del libro, nos recuerda póstumamente la brasileña que quizás si no comiéramos pollo cocido en su propia sangre, comiéramos gente en su sangre. Pero es que lo hacemos, delirantemente, febrilmente. Somos Meiwes y Brandes en una sola carne, aunque no mordamos, y nos perdonan, y nos perdonamos, el colmillo y “la mirada de perro alucinado” que no se nos quita de los ojos. Nos queda, entonces, el simulacro placentero.

Sabiendo quizás que ocurren 3,527 actos de comer y dejarse comer por segundo, Acevedo termina su recorrido con un vespertino interludio, una merienda en la tarde, un buen repas de esos horizontales, un banquete en el que te dejan esperando más: ese desmembramiento encamado o la camada de desmembramientos que también puede ser lo que todos queremos aunque no pongamos anuncios. La destrucción que se solicita, “culmina con tu mordida suavemente caníbal / danzando / en el olor a biblioteca quemada – carne, saber – que es el mundo”. Y carne, sabor también en las mandíbulas de la desnudez a las que él y todos sabemos ser agradecidos. Como súplica, pidiendo más, el libro se va cuando el que escribe siente que lo destrozaron de placer. Destasajado dice: “qué gran bocado han tomado de mí”. Que todos siempre seamos tan afortunados.

Félix Jiménez es profesor de Comunicación en la Universidad del Sagrado Corazón y autor de los libros de crítica cultural “Las prácticas de la carne” y “Vieques y la prensa”.

Más crítica sobre el poemario Cannibalia en el blog Ohdiosas, de Mara Pastor. 

Gaika:’No se distingue entre la falta de fe, coño. la falta de fe, carajo’

unos lectores españoles me buscan. les presento a mi perra Gaika, que es vasca exiliada. ella les ladra porque los reconoce catalanes furibundos, nacionalistas de TV3. gaika no entiende razones de conservación de lenguas y las prohibiciones del castellano a las horas pico. para ella es mejor que cada quien hable lo que quiera y le venga en gana, sobre todo si está bien financiado con subsidios gubernamentales. luego, la perra quiso comentar sobre la situación de los impuestos. nadie paga. nadie quiere pagar. todos en el chupa chupa de la teta y ninguno en las aportaciones para las curas de los hospitales públicos sin aires acondicionados y sin sueros disponibles a tiempo, porque se equivocan de pacientes. en la cama de al lado estaba moviendo la cola un pequinés, porque ahora los pequineses también lloran y exigen. como tienen ciudad olímpica, bueno, y son bastantes, pues exigen. un poeta pasa por la sala de espera porque así lo ordena el libreto y declara que no lee nada que se publique en internet porque se le cansa la vista. gaika vuelve a ladrar y se burla con otros tres ladridos de su nostalgia decimonónica. no hay peor poeta que el que no quiere ver, me dice la muy espabilada. entonces comenzó la persecución de dragas en medio de la ciudad lluviosa. siempre se meten en el medio par de escandalosas dragas. el poeta no supo qué hacer mientras otro poeta estúpido le robaba las nalgas de su novia. recitó, pues. la perra se descontroló y hubo que amarrarla, no podía parar de ladrarles a los travestis. no vaya a pensar, señor extraño, que por ser travestis andan con refinamientos; todo lo contrario. la gente común de los incautos -los que nunca se han puesto par de tacas- piensa que los travestis son bien fashion. es una moda que se ha regado por ahí y la repiten por cable. de momento el sol les quema esos bíceps a los muchachos y esos abdominales y las dragas esperan que eso deje de resplandecer para ellas, entonces sí, apoderarse de las formas esqueleticas, muy montaditas en trajecitos para escenas, se ha dicho que lluviosas. los celos de las que se venden en las esquinas son terribles contra las que se pasean por las pasarelas de los bares de mala muerte. son dos partes de la ciudad que uno ve y siente cuando pasa por allí en auto. tuve que echarle gasolina, carísima, a ese auto de mierda. me estacioné. chocaste de cabeza directito contra el parabrisas. luego me acusaron de frontú, de alfiletero, que es lo mismo que de cuatro disparates lanzados al aire y el ciberespacio con la memoria llena, como los tanques. ay mi madre, cuánto los quiero con uniformes militares para que me fuleteen el tanque y ellos siguen rechazándome, presentando cargos en mi contra. todos en fila en el cuartel, haciéndoles la señal de los ñetas a los guardias. uno ha sido contratado dos veces para resolver asuntos presupuestarios en la secretaría de hacienda, municipio autónomo de manatí, al norte de la isla del encanto. es la atenas, la atenas de puerto rico le llaman y ella que se deja, la muy sucia despechada. especialmente para ti, trovador, unas líneas de devórame otra vez y he mojado mis sábanas blancas. unas líneas de polvillos blancos para que te las lleves en la valija hasta la próxima aduana, donde tendrán que poncharte los sellos y lacrarte los empalmes. ¿what the hell is that de lacrarse los empalmes? ella marca los números y llama. yo estoy atado con unos cueros negros que me puso un abusador de pueblo pequeño y una mordaza de película porno setentosa. me pregunta por el otro y yo me niego, me niego a reprocharle una y otra vez que es una perra parecida a gaika: perra, cabrona, mamasita maltratante: ¿por qué me las estás pegando? fui una de las pacientes que soportan hasta pesas con vidrios quebrados en los callos. fui una de las penitentes, escupidas, disfrazada de draga y medias nylon con lentejuelas muy mal puestas. tod por culpa tuya, que bastará para sanarme. fo, me poso como mariposa en cuclillas frente al altar y pido perdón ahora. pido perdón por todas mis rabietas y mis transformaciones sin aviso y esto es para la madre patria -salud- y el agente judío que escribió la metamorfosis para ocultarle a las autoridades que era tuberculoso craso. esto es para que me publiquen a mí también en españa, como a mayra. porque yo me lo merezco y sony más que bien bello, darling. yo quiero los laureles y quiero la fama y quiero el nombre que retenga las consecuencias de toda la tradición hispana. soy la dueña de gaika, veo telenovelas en inglés, the young and the restless y porque sí me tienen que querer tal cual y molto tempo. me tienen que adoraaaaaaaaar. fue contigo que mejor gocé aquellas erecciones tipo bolero en una sola loseta y las venas de la carne negra se me hincharon. estuvieron, en la presentación de la revista, hablando de culos toda la noche. embellacados. los chorros de la sangre encabritada hacían pose de un estruendo terrible, como si todo nuestro amor estuviese ataponado luego de haber fluido libremente por cinco cañerías interconectadas, pero mohosas. dale destape. se supo, pero se supo tan y tan tarde que me vine así, muy lento sobre tu rostro amoratado. creo que fue el rash y los espermatozoides ácidos los que te colocaron entre las carnecitas del cuello esos moretones. pasamos a la benadryl líquida y sus retrofractales y a la próxima película porno. exploramos los tejidos con carbono 14 y gaika diagnosticó residuos de dna fechados en los tiempos de los primeros cristianos. regaditos por ahí, como en perímetro arqueológico del imperio medio; como antique egipcia y gatos momificados con tiras de algodón del fino. se lanzaron al ruedo ellos con sus tetas y sus vergas operadas, todo el masacote menos los huevos y con los sacos guindando a pesar de la perfección quirúrgica de todos aquellos bendajes que les pusieron los sacerdotes del maldito templo. she males, dijo gaika entre ladridos intelectuales. she-males, fueron clasificados. ella siempre tan zoóloga. allí fue que finalmente se hizo la calma y la luz en las tinieblas de nuestros pasos inconformes o dubitativos, nunca los perros de bien, nunca saben. sólo ladran. se volvió a mencionar el culo. bien se sabe lo que ya se ha dicho: san juan de puerto rico está allá afuera y está esperando. es un gran culo que espera y late. en san juan de puerto rico los restaurantes cierran a las once de la noche y en madrid no ha comenzado la movida de las tapas. eso es así, y nosotros dos nos bebemos la champaña y brindamos por estar en puerto rico, nuestra bendita patria. no se quejen más, cantos de pensuacos, gritó la perra de mi vida, gaika de mi corazón espinado. no se quejen y a trabajar se ha dicho, porque los impuestos va a haber que pagarlos y las planillas de contribución sobre ingresos habrá que rehacerlas a la medida de los periodistas que reportan aquí con anteojos partidistas y unos bolígrafos correctamente entintados. unos creen fielmente en el estado libre asociado como colonia maravilla. otros creen en el estado federado con los estados unidos verdugos de irak y otros creen en la independencia nacionalista, como los vascos apestosos, según los antiliberales. las vascongadas son las provincias en las que se compra más caro en españa. otro dato inútil. los más ricos y los más separados pero son nuestros queridísimos hermanos. no les digo yo, la perra: “la falta de fe, coño. la falta de fe, carajo”.

la foto:

nada tiene que ver con todo esto.

-m.c.c.