Escribe Manuel Clavell Carrasquillo
Este domingo Babelia publica la columna de Muñoz Molina sobre la controversia que ocurre en España entre los escritores Juan Goytisolo y Carlos Ruiz Zafón hace varias semanas paralela a la de este blog en cuanto a las opiniones sobre la escritura y la lectura de Félix de Azúa y Mayra Santos Febres.
Usando la herramienta teórica de Umberto Eco de plantear el debate entre los intelectuales apocalÃpticos y los integrados, en un libro del mismo nombre, Muñoz Molina tercia planteando los argumentos más débiles de cada extremo y concluyendo hacia la incertidumbre.
Asumiendo el papel del apocalÃptico, Goytisolo anuncia que detesta la literatura popular banal y que el verdadero artista es el revolucionario que resiste a las supuestas tentaciones del mercado produciendo una obra pesada, de difÃcil proceso gástrico, de cuidados pormenores estéticos apolÃneos o dionisiacos, en fin; ácida como el lÃquido de baterÃa, que corte el moho del falso sentimiento de bienestar general y estremezca a los lectores con los horrores locales o mundiales.
Ruiz Zafón, por el contrario, se pone la máscara integrada al despotricar contra los mundillos literarios y propone que el verdadero artista es el que está en contacto con la masa y presenta una obra sencillamente clara y directa -a la usanza del cine y la televisión-, que entretenga, en la que los personajes se distinguen por sus palabras y sus acciones mas no por las peroratas lacrimógenas o sermoneras del creador vengador de silencios.
Muñoz Molina acusa el narcisimo de ambas posiciones extremas y concluye que “cada uno haga su trabajo, pues, según pedÃa Camus, como sepa o como pueda, porque más allá de la página y del gusto o el desaliento de escribir no hay nada seguro, ni la calidad de lo que hacemos, ni la resonancia que tendrá”.
El problema con dicha posición o tercera vÃa muñozmolinesca-camuseana “que se joda” es que promueve cierto fin del debate. HabrÃa que analizar si en efecto eso es lo que se desea. A mà me parece seductora dicha tercera vÃa en la medida en que dispararÃa la cuestión de la escritura y la lectura hacia otras dimensiones, tal y como ocurre a chispazos en las discusiones a las que he asistido en la Fundación Hernández Colón y en algunos comments de este blog. La mayorÃa de las veces parecemos estar en los frÃos polos, pero también existen ecuadores cálidos.
“Que no haya nada seguro”, según la teorÃa muñozmolinesca-camuseana puede apuntar hacia la mutación de los dos ranchos -el apocalÃptico y el integrado- (oh, iluso!) para entrar en una pradera donde la conversación fluya en cuanto a sacarle punta por escrito al material cultural, sea cual sea: el concepto de la moda en la lucha libre gringa o las meditaciones de Cioran sobre la estupidez humana. (No hay que olvidar que Cioran, a pesar de todo lo duro y despiadado, fue un gran ciclista).