Socavientos: El Picayune no reporta sobre LASA

Por Manuel Clavell Carrasquillo

En repetidas ocasiones murmura socavientos.

Corre hacia el montículo de harina. A veces pasa los días observando a los dominicanos que pasean por el malecón. Por las noches, sufre, pero se levanta a tomar agua helada. Los primos llaman por teléfono. El contesta a veces. Disfruta su encierro. Los martes sale a la placita religiosamente. Por media hora. Justa. Compra helados de vainilla y fresa.

La farsa continúa frente a la radio, mientras escucha programas de discusión política. Está fascinado con los periodistas que tienen líneas calientes para atender los programas de los ciudadanos quejosos. Las líneas calientes siempre le recuerdan sus intestinos.

Anoche soñó. Como no le dio importancia a las imágenes que le pasaron de frente, a lo película muda, padeció dolores, mas no de parto. Un dolor constante se apoderó de sus cienes y sus muñecas. Mejor, así el médico chino podría encontrar con eficiencia el pulso para terminar su estudio.

Consiguió un carné para dejarlo todo y marcharse. No quiso.

Salió a la plaza a deshoras para encontrarse con unos poetas, según leyó en una invitación en el Picayune. Se reunirían a recitar allí para secar inundaciones. No es LASA, que invita a todo jet set progre a una conferencia de hotel sobre la situación latinoamericana. Es el poder de la palabra.

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