Por Isabel Batteria
-No babees la colilla, que yo no he fumado.
-¿Y qué quieres? Entérate, en la boca hay saliva. ¿Cómo no lo voy a babear?
-Cubre tus dientes con los labios.
-No puedo. Toma.
-Coño, fo, esto está asqueroso.
-Deja de humillarme. Ni que tú supieras tanto.
-Pero sé más que tú.
-Si te da asco, devuélveme toda mi saliva.