Notitas sueltas en el medio y un poema de arrebato arrabalero

Por Manuel Clavell Carrasquillo

 

Antibiología plumífera

El suicidio de los avestruces consiste en un estirón de cuello. El ave necesita ayuda de un colega, que de pronto se pone a picarlo de tal manera que el primero se cansa y empieza a dar volteretas irreprimibles. De esta forma, el animal va reventándose contra el barro colorado y seco hasta que se parte el cuello.

Cada vez hay menos barbas

Sufro por la proliferación de productos de belleza para la mutilación de los bellos faciales. Bueno, celebro que ciertos macharranes estudiantazos de mi edad se afeiten las nostalgias guevaristas, pero, en general, estoy en contra de que los machos se depilen.

Supimos de lo tuyo

El último día de la misión, supimos de lo tuyo. En el primer informe se determinó que trataste de convertir la situación en un malentendido, pero fue en el segundo que se revelaron tus motivaciones. La tercera oportunidad que tienes para confesar es ésta: como tu superior inmediato te recomiendo que la aproveches antes de que se me acaba la paciencia.

Raras veces cobro

Trabajo pro bono todas las causas que me parecen derrotadas. No espero nada a cambio de denunciar la estupidez de mis compañeros cristianos. Defiendo la vagancia sólo en horas de asueto, los calvinistas me parecen tan sangrientos como los islámicos así que por mi asesoría al Concilio de Agua Viva en tiempos de crisis con el Estado, por impuestos dejados de pagar, según investigaciones de la prensa, raras veces cobro.

Rácata

Esta noche voy a deambular por las calles de San Juan
-rácata-
voy a pasear en Toyota
en busca de restaurante de la capital.

Revisaré la guantera
sacaré los kleenex
y pensaré en la causa general de todas las alergias.

Me espera la azotea (¿ésta viene de azote?)
de la barra más yuppie de la comarca
solicitaré un chocolate martini en la del Waterclub
y me lo tomaré mirando la desolazión de la barriada santurcina.

No lloro por la desolazión física
más bien celebro
congestiones
que este fin de semana ofrecen una obra de Shakespeare:
El mercader de Venecia.

Tengo opciones amplias de ir al cine
voy
me río de los muertitos de Tim Burton.

Regreso a casa y meo.
Salgo de nuevo y me encuentro con que al vecino le han robado el auto
en pleno estacionamiento del condominio.

Llamo a Estanislao, que es mi consejero psicológico
me dice que lo tome con calma
que me siente a escribir
que eso me sirve de terapia
pero no puedo
no puedo escribir
no quiero bregar con esa mierda.

Me dirijo entonces a una barra de la Ponce de León
me sirven una Corona con limón
a un amigo ésa le sabe a agua.
Lo regaño por el comentario xenófobo
le exijo que respete a los mexicanos.

Miro a mi alrededor y
diviso a un tipo que se parece a Federico Torres Montalvo,
uno de los más importantes líderes obreros
me cachi in dei,
hasta en la barra hay conflictos
con los convenios.

Saco dos libros de la mochila
pero me voy
y camino hasta la barra gay del Condado.
Allí en Atlantic Beach
frente a la playa fría de noviembre
me los leo:
"Cannibalia", de Rafael Acevedo
"Donde", de Eduardo Lalo y
"Boat People" de Mayra Santos Febres.

A la verdá que me siento mejor
porque son buenos libros
sedantes
para deprimidos
sedantes en un sentido figurado
porque ahora estoy peor

no del ánimo
sino del espíritu maligno.

Algo anda mal con la ciudad de San Juan,
conmigo,
lo escribo,
lo envío al periódico
lo publican
y yo vuelvo y leo y vuelvo y caigo y vuelvo y sigo.

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