Por Gabriel Lavín
Jorge deambulaba por el carnaval, observaba desde lejos a un muchacho joven, sus miradas se entrecruzaban frugalmente, se acercaron, obviaron el escándalo, se juntaron. Jorge devoraba con impaciencia los labios del joven y poco a poco penetraron las sombras del callejón de la esquina. Jorge se impacientaba, quería tenerlo, tomó su miembro entre el mahón, se excitaba; el joven no aguantaba más y desabrochó su camisa. Jorge lamía su pecho desbocado, ambos intercambiaban fluidos, se lamían los cuellos, cabalgaba uno sobre el otro. El joven se bajó por completo los pantalones y Jorge se deslizaba por su cintura con premura, el tiempo se acababa… Por fin, ambos lograron recostarse sin pudor entre la basura y pudieron relamer sus miembros, erectos y latentes. Se chupaban rozándose los labios, volvían a lamer, succionaban… Jorge se levantó y se dieron cuenta de que un oficial de la policía los observaba, ambos petrificados se miraron. El oficial se les acercó, los olió, les lamió, comió sus labios e introdujo su lengua en sus bocas sedientas… Luego bajó su cierre de cremallera…
Ilustración: Detalle de "Scene de Carnaval ou Le Menuet", c. 1754 by Giandomenico Tiepolo (1727-1804) – Louvre Museum, Paris, France.