Veneno / Por Rey Andújar

La madurez trae consigo una inminente pérdida de ingenuidad. Para nadie era un secreto que la Lucha Libre Internacional es un montaje, pero aún así cada sábado al medio día, se declaraba toque de queda; el pueblo dominicano compartía una aficción que no discriminaba edad o sexo, mucho menos clases sociales. Para la locura corrupta de nuestros gobiernos durante los ochentas, la Lucha Libre cayó como un regalo del cielo que sostenía la teoría Pan y Circo. Muchos coinciden en que "el deporte que estaba conmoviendo las grandes ciudades del mundo y el preferido por los niños" alcanzó su climax en el 1982, cuando nuestro gran Jack Veneno se alzó con el título de Campeón Mundial de la National Wrestling Alliance. Se lo arrebató de la cintura durante una dramática lucha en frente de 14,000 testigos en el Estadio Olímpico al norteamericano Rick Flair. Aquello fue una locura colosal, adrenalina en toneladas sólo comparada con lo que pasó en la pelicula Rocky. Hace poco Rick Flair publicó su autobiografía: To be the Man. Yo como admirador de Jack Veneno, devoré el libro buscando la opinión de Flair acerca del hijo de Doña Tatica y lo que encontré fue espeluznante: La pelea estaba arreglada. Rick Flair declara en su libro que se dive rtió mucho en dominicana, que bebió mucha cerveza y metió bastante perico. Por esos tiempos andaba con su sidekick Roddy Pipper, (quienes siguieron la lucha de la WWF a principios de los noventas recordaran aquel personaje que peleaba con falda, sí, ése mismo) quien estaba en la esquina de Rick Flair y estaba supuesto a intervenir en la lucha para que Jack perdiera, Flair se quedara con su título y se viera como que él era el malo, pero según Pipper, unos policías le apuntaron con pistolas mientras el hombre de pelo en pecho, el gladiador del Forty Malt, le aplicaba el SleeperHold, o sea, la Polémica, lo dormía, lo clavaba, lo sangraba, le pedía a la gente qué quería, la multitud decía, gritaba: La Manigueta, La Codera… una cosa tremenda. Pues resulta que esa lucha no está registrada en los archivos de la NWA. Exacto, para fines de banca y pool, Jack Veneno no existe, o sea, nunca, como Campeón de la Bolita del Mundo. Rick Flair dice en el libro que fue un shock para el viejo Jack tener que entregar la faja, pero él no se podía quedar con ella, eso no estaba en el contrato. Qué fuerte. He comentado esto con entendidos en la materia, pero el fanatismo no los deja ver las cosas con claridad y declaran que Rick Flair es un farsante y calumniador. Puede ser, pero en los Estados Unidos, Rick Flair es una leyenda, incluso hay un trago que lleva su nombre: Raspberry Vodka, Whiskey y jugo de limón y cranberry, debe de tomarse como un shot. A pesar de que el verdadero farsante es Jack Veneno, él no tiene la culpa, nosotros como sociedad lo pusimos en donde estuvo, en la cima de la popularidad sólida por unos buenos quince años. No podemos quedarnos atrás, es tiempo de tomar este Jack Veneno Issue por los cuernos: Necesitamos una biografía no autorizada de Jack, algo chocante, como sus relaciones con los demás luchadores, las drogas, las relaciones pasionales con todos esos hombres aplicándose llaves al cuello y cuatro a las piernas, hombres brincando en pantaloncillos y tirándose en la lona, todo eso. Propongo además, que el gobierno declare a Rafael Sánchez, alias Jack Veneno, Embajador de Buena Voluntad, que el Síndico le entregue las llaves de la ciudad, que alguien le prepare un vídeo de aeróbicos en el Mirador o que el canal trece le haga un Reality Show, donde aparezcan personalidades a la altura de Fefita la Grande, Quirino y uno que otro merenguero, como Bonny Cepeda. En una entrevista realizada en Puerto Rico, uno de los Broncos, que ahora pelea sin máscara luego de perderla en un combate máscara contra cabellera, se puso triste cuando le tocaron el tema de Jack, recordó tiempos felices en la Compañía Dominicana de Espectáculos en Color Visión, pero dijo que ahora Jack está cosechando lo que sembró por años… Yo lo creo también, si no hacemos algo pronto quedará solamente en el recuerdo, una cosa vaga, de la cual uno se ríe entre tragos y que sirve para traer una niñez que está cada día más y más lejos. /Rey Andújar

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