Estruendomudo nominado a premio del Overseas Press Club por periodismo cibernético de análisis y crítica cultural

A lo mejor es un buen comienzoooooo…, canta Superaquello.

El periodismo independiente, quiero decir, más allá de la presencia sempiterna del ornitorrinco: A las nueve y cincuenta y nueve, a eme.

En la foto, Wayne Rooney, del equipo inglés en la Copa de Fútbol 2006. Si volviera a nacer, en vez de periodista sería hooligan.

4,855 (fragmento)

Por Yara Liceaga
Especial para Estruendomudo

Foto por Mariela Fullana, CIRCA 2006

Maru, Maru: […]

Ignoro si la noche del sábado me cogió despierta, o si el amanecer dominical me trajo al recuerdo la palabra dormir, lo cierto es que el lunes ya la jaqueca había tomado un rumbo desagradable para mi cerebro. Ese mismo lunes corrió la cortina y se hizo la noche.

En un abrir y cerrar de ojos ya estaba en la calle, rumbo a El Boricua, aunque en aquel momento desconocía los motivos que me habían llevado a salir sin darme cuenta, sin echarle comida a Vampireso, sin regodearme entre las matas mientras les leo a José María. No había cenado….

Filosófica

para estar en todas partes habría que cancelar posibilidades
particulares,
véanse las consecuencias:
olvidar la pasta de dientes
saltarse un número en la cuenta
perder los trenes, algunos aviones.

-mcc

Necrológica: Barbara Epstein, 1928–2006

New York City, June 16, 2006—Barbara Epstein, co-editor and founder of the biweekly magazine The New York Review of Books, died the morning of June 16. The cause of death was lung cancer. She was 77.

Ms. Epstein, along with Jason Epstein, Robert Silvers, Robert Lowell, and Elizabeth Hardwick, founded The New York Review of Books during the long news blackout of the New York publishing strike in 1963. With Ms. Epstein and Mr. Silvers as editors, this small group of friends created a new kind of magazine—one in which the most brilliant minds they could find would discuss current politics, books, art, and culture in depth. The first issue included pieces by Elizabeth Hardwick; Mary McCarthy; W.H. Auden; Robert Penn Warren; Norman Mailer; and Gore Vidal. The new magazine was immediately hailed as “of more cultural import than the opening of Lincoln Center” (The New Statesman). Since 1963 Barbara Epstein co-edited the magazine with Robert Silvers, who will continue as the magazine’s editor.

Since then, The New York Review has continued to be the magazine where the most important issues in American life are discussed by writers who are themselves major forces in world literature and thought. “The secret of its success,” The New York Times wrote, “is this: Its editors’ ability to get remarkable writers and thinkers, many of them specialists in their fields, to write lucidly for lay readers on an enormous range of complex, scholarly and newly emerging subjects, issues and ideas.”

Robert Silvers, Ms. Epstein’s co-editor at The New York Review remarked: “Barbara Epstein was not only one of the founders of The New York Review and co-editor for forty-three years, she was a guiding spirit of the paper. She brought to bear on all the work of the Review a superb intelligence, an exquisite sense of language, and a strong moral and political concern to expose and remedy injustice. Of the thousands of articles published by the Review over the years she contributed something to every one and was entirely responsible for many. Gallant, imaginative, original, affectionate, she edited and published the work of many of the most talented writers and scholars of our time, many of whom became her close friends. She largely created The New York Review of Books and what it stands for.”

Rea Hederman, publisher of The New York Review of Books, noted, “Barbara Epstein, as co-editor of The New York Review, was equally fierce as a protector of those rights and causes in which she believed as she was a champion and mentor for younger writers. She worked long and tirelessly on articles intended to expose various injustices and on articles meant to present new talent to readers. She had a particular love for the arts and that love was infused in articles published by the Review. In the end, her work and that of her co-editor Robert Silvers—the only editors the Review has ever had—established a publication of lasting importance.”

Foto de Dominique Nabokov

Can the subaltern speak? Las poscolonias y sus gestiones en el Mundial de Fútbol 2006

Por Tomás Redd™

Especial para Estruendomudo

Los jugadores de Trinidad y Tobago empataron y lucieron sólidos contra los suecos, desafiando todos los pronósticos. Igualmente, Angola y Costa de Marfil perdieron por diferencia mínima. La escuadra de Ghana, con su espectacular portero, Richard Kingston, perdió (2-0) pero jugó un buen partido contra Italia. Los expertos no se esperaban esta demostración, a pesar de que, en mundiales anteriores, equipos poco conocidos como Camerún (en el 1990 derrotó a Argentina en la primera ronda) y Nigeria (ganó frente a España en el 1998) han demostrado cría, talento y hambre de más. Es hora de que reconozcamos que en el fútbol todavía la tradición y las “historias oficiales” juegan un papel demasiado grande. Bajo este manto de ignorancia ¿podremos apreciar el fútbol de las jóvenes repúblicas en este mundial?

En los ochentas y noventas, un grupo de intelectuales de la India y otras regiones del globo que habían vivido en carne propia las colonizaciones del primer mundo se organizaron para formar grupos de estudios enfocados en realizar nuevas miradas a la experiencia colonial. Estas tribus académicas querían proponer, entre otras cosas, una nueva historiografía sobre los sujetos oprimidos: cómo se resistieron, qué nuevos discursos o retóricas plantearon y qué identidades se forjaron y desde dónde. Empleando el término “subalterno” para describir al de abajo, el jodido, construyeron numerosas teorías que buscaban contrarrestar las explicaciones consabidas que el marxismo hardcore y el eurocentrismo habían adelantado sobre la experiencia bajo sus opresores. Una de las preguntas medulares en el gran debate de los estudios coloniales ha sido expuesta por Gayatri C. Spivak, una filósofa de Calcuta: Can the subaltern speak?

La contestación a esta interrogante tiene demasiadas vertientes, tantas que probablemente es uno de los temas de tesis más abordados en la academia progresista. Más bien, la preocupación de Spivak sirve como una provocación, una invitación a un diálogo interminable que se alimenta con las aciertos y desventuras que se viven en las otrora colonias. Así mismo han jugado los equipos “desconocidos” en este mundial. Se han aprovechado de la incertidumbre y su estatus como descartados para incendiar ánimos y desesperar a sus rivales. A la misma vez, han logrado que uno que otro periodista tome nota y, en el caso más optimista, intente entender que han venido a representar algo más que una bandera y un himno.

El resultado más impactante, por mucho, es el empate entre los soca warriors y los suecos. Cuando cualificaron los caribeños, un reportero de AP exclamó: “Anything other than three straight defeats will be a surprise.” Las apuestas los ponían en el último lugar y con buena razón pues su desempeño en las fases de calificación no era nada impresionante- sus grandes victorias fueron contra los dominicanos y St. Kitts y Nevis- y luego de once intentos lograron llegar al gran torneo (en el 1990 por poco lo logran). Los muchachos de Trinidad y Tobago no llegaron a Alemania pensando que lo importante era cualificar, ellos vinieron a meter goles y ganar partidos. Para esto, sacaron del retiro a Dwight Yorke, ex jugador del Manchester United y ganador de la Champions League en el 1999, y convencieron a Russell Latapy, veterano de 37 años y antiguo miembro de los Rangers de Glasgow, para que se sumaran al sueño de jugar contra los mejores del mundo.

El verdadero héroe del partido fue el portero Shaka Hislop quien efectivamente paró todos los bombazos de los rubiones suecos, especialmente los del goleador de la Juventus, Zlatan Ibrahimovic. Todo esto mientras contaba con sólo 9 compañeros de equipo ya que John Avery se ganó 2 tarjetas amarillas y tuvo que ver el resto del partido desde las duchas. Las palabras del entrenador Leo Beenhakker sintetizan lo que muchos fanáticos entendimos después del partido: “You could see in the game today that there are no more small fish in international football. My boys put the big boys in their place tonight. Of course they had more chances and higher-quality players, but we fought hard all game long. That what is on paper is very seldom the same as what you find on the pitch. This is football, not mathematics and two plus two very seldom equals four, usually it’s three or five.” Ciertamente, las viejas fórmulas no sirven para interpretar los resultados recientes.

Los Elefantes de Costa de Marfil también dieron de qué hablar. Se enfrentaron a los Argentinos en lo que se esperaba fuera una masacre. La selección gaucha llegaba con el orgullo mancillado luego de haber perdido en la primera ronda del último mundial. Fueron vencidos sólo 4 veces en la ruta hacia Alemania y traen consigo a Juan Román Riquelme, uno de los mediocampistas más impresionantes del trorneo, y a Lionel “La Pulga” Messi, el futuro del fútbol nacional argentino. La “balacera” se dio, pero al final los africanos no contaban con cuerpos tendidos en el piso. Riquelme había organizado dos goles fenomenales, uno que marcó Hernán Crespo (minuto 24) y otro cobrado por “El conejo” Saviola (minuto 38). Didier Drogba, “El Maestro” y gran anotador del club inglés Chelsea, se encargó de no dejar a su equipo en coca. Su compañero Bakary Koné le cruzó un balón que pudo encajar en el fondo de la malla de Abbondanzieri. Los argentinos nunca jugaron cómodos. El final del partido fue totalmente emocionante pues parecía que los elefantes se crecían y en cualquier momento callarían los gritos de Diego Armando Maradona, que saltaba y vitoreaba a sus muchachos desde las gradas.

En el tercer partido del domingo se le sumaban páginas a la saga histórica de dos países con un pasado tormentoso. Angola, antigua colonia portuguesa, se enfrentaba al viejo opresor en su primer partido en una Copa Mundial. A pesar de que la bienvenida no fue nada placentera, las “Palancas Negras” probaron que ahora las cuentas se arreglan de otra manera. Paciencia tienen de más pues luego de ganar la independencia en 1975 soportaron 27 años de guerras civiles que cobraron un millón de vidas y enviaron a otros millones a vivir como refugiados. Si han esperado tanto por la paz, seguramente el primer gol estaría a la vuelta de la esquina.

Su mejor jugador e integrante del club portugués Benefica, Pedro Mantorras, no comenzó el partido y tampoco pudo marcar la diferencia. Del lado portugués tampoco se vieron genialidades salvo el primer gol que llegó cortesía de Pauleta servido por el galáctico del Real Madrid, Luis Figo, en el cuarto minuto del partido. Portugal vino con una selección bastante sólida que también incluye al delantero del Manchester, Cristian Ronaldo y el mediocampista estelar del Barcelona, Deco. A diferencia de la selección de Angola, cuyos desconocidos jugadores estaban esparcidos por el mundo huyendo de la guerra, el pasado futbolístico de los lusos cuenta con grandes nombres como Rui Costa y Joao Pinto, miembros de la “Generación de Oro” que ganó el campeonato sub 20 de la FIFA en el 1991.

Quizás lo más impresionante del partido fue la reacción de la fanaticada. Los angoleños se ganaron el estadio de la ciudad de Colonia (la coincidencia con el tema de los estudios subalternos es espeluznante) con su determinación y espíritu de lucha. Andre Macanga, mediocampista, expresó la emoción que sintieron: “It was amazing to see all of that support in the stadium, and to hear the noise coming down from the stands. And I’m sure that back home in Angola, people would have been glued to their televisions.”

Esta actitud resume la mentalidad de muchos de los jugadores de las selecciones desconocidas. Tienen mucho que ganar aunque el marcador no les favorezca pues en la mayoría de los casos, gracias a las balas, las divisiones étnicas y al colonialismo, ya han perdido mucho. Entre sus planes también está ser firmados por algún club europeo que les pague lo suficiente como para poder olvidar los desagravios de su pasado y acumular capital. Ellos también tienen derecho a ser capitalistas.

En Costa de Marfil se vive una guerra entre los islámicos del norte y los cristianos del sur. Angola apenas se recupera de los estragos de generaciones bajo las descargas de AK-47’s y las luchas entre el clan de Savimbi y el MPLA. En Trinidad y Tobago (T&T) apenas comienzan a registrar un crecimiento económico sostenido. Los “subalternos” han llegado al escenario deportivo más importante, no a competir de cara a cara con sus verdugos (además de Angola, T&T se medirá a Inglaterra, su viejo colonizador) sino a redefinir el significado de la victoria. Su expresión máxima se da cada vez que entran a un estadio, pues muchos de ellos han salido ilesos de partidos improvisados donde la amenaza más grande no es ceder un penalti sino pisar una mina terrestre. Su éxito se mide en el número de retrógrados y anormales racistas que en vez de soltar gemidos de monos se quedan boquiabiertos ante su arte con el balón. Su gran gesta es saber que, al menos por 90 minutos, millones de personas hacen una pausa en su agenda bélica para compartir alrededor de un televisor y animarlos en la distancia. Si estas hazañas no logran contestar la pregunta de Spivak, el mundo no se merece una Copa Mundial.

bastimento@gmail.com

Mala suerte

De la Redacción de Estruendomudo

Descubrir que no es positiva
la prueba de la amistad
entonces
aplicar la ética en este mundo de extraños.

Posas
y en la otra esquina
fraude.
¿Cómo se sale
de las trampas de la fe
en los ascensos sociales?
Nuevas adquisiciones de violencias contra uno mismo
mutilaciones sin cicatrices
se ruega la expiración de tratamientos.
A veces sueñas con un itinerario
que señale en rojo fechas
y resulta que tachas.
Culpas a los libros.
Palabras de aliento:
“fuera de aquí,
nadie me espera al otro lado”.

Mundial de Fútbol: Comienza el partido (No pun intended)

Colaboración futbolística de Tomás Redd™

Me atrevo a soltar esta nota porque me aterra pensar que los únicos eventos emocionantes en esta isla tienen que ver con las despedidas de esbirros del gabinete gubernamental y la nueva entrega literaria de Angel Lozada. Mientras miles de metropolitanos nos lavamos la boca con agua La Montaña comprada en el colmadito de una gasolinera, gracias a una avería forzada, una quinta parte de la humanidad se adentra en la saga del deporte rey: La Copa Mundial. Algunos aficionados inclinados al fair trade, la justicia global, la diversidad cultural y el café orgánico, entienden que este es el evento mediático más importante pues todos los rincones del mundo están representados y, al menos por un mes, los gringos no tocan ni mucho pito ni flauta. Para otros, aquellos que creemos en la rivalidad férrea, asumimos una nueva nacionalidad flexible que raya en el absurdo y organizamos nuestras vidas alrededor de las transmisiones en vivo de Univisión, los 64 partidos que se jugarán en Alemania son dosis placenteras de una droga exquisita. En otras palabras, para los que no se han enterado, fuera de nuestras costas está pasando algo grande, quizás demasiado grande para nosotros, para tod@s. Gracias a mi incesante deseo por convertirme en periodista o crowdsourcer extroirdinaire y la sed de noticias deportivas que demuestran los lectores de este medio, estruendomudo me ha comisionado una columna cultural/gutural/semi-macharrana dedicada a la orgía deportiva mundialista. Comienza el partido (no pun intended).

Klinsmann respira profundo y Ecuador cobra una deuda

A Noel Algarín quien fue enviado a Alemania para “educarnos” sobre el fútbol

Hoy los jugadores de la escuadra alemana se despertaron con una carga histórica más liviana. Anoche, en un estadio de Munich lleno tepe a tepe, lograron vencer convincentemente (4 goles a 2) a los Ticos, una selección que nunca ha sido una potencia futbolística pero que cuenta con varios jugadores de buena monta que pueden hacer daño.

El entrenador de Alemania, Jurgen Klinsmann -leyenda viviente del fútbol germano y miembro de la escuadra campeona del mundial en 1990- se expresó satisfecho con la victoria de su equipo a la vez que ofreció excusas por permitir que su rival anotara: “We were a little nervous both before and during the match. Because of that we made a couple of mistakes and gave away two goals.” Las declaraciones de Klinsmann demuestran un lado hasta ahora desconocido en el juego alemán: la vulnerabilidad. La imagen popular de frialdad o dureza se derritió con las declaraciones del coach. Un individuo que ha sido criticado consistentemente por expresar un interés en revolucionar las instituciones futbolísticas de su país, coachear al equipo mientras reside en Los Angeles con su familia y ser un tipo plain spoken, hijo de un panadero de Stuttgart.

Si bien los finalistas de la copa del 2002 demostraron que su defensa es quebrantable, también hay que mencionar que, gracias a una leve lesión, jugaron sin su nueva estrella, Michael Ballack, mediocampista de 29 años nacido en el lado socialista de la muralla y pieza indispensable del club Bayern Munich. Oliver Kahn, portero ganador del premio al mejor jugador del Mundial del 2002, tampoco jugó pero las razones detrás de su ausencia hay que preguntárselas a Klinsmann.

Los Costarricenses regresaron al mundial buscando mejorar su desempeño mundialista. En el 2002 fueron eliminados en la primera ronda del torneo luego de ganarle a China (0-2), empatar con Turquía (1-1) y recibir una casi paliza (5-2) propinada por los campeones, Brasil. Regresan al torneo con Paulo “La Cobra” Wanchope, el único jugador de su país que ha tenido una carrera exitosa en el fútbol europeo y que recientemente ha vuelto a las filas de un club en su país natal. La mayoría de sus compañeros de juego salieron del club Saprissa “El equipo de Costa Rica” que en el 2003 fue comprado por un empresario mexicano dueño también de las Chivas de Guadalajara.

Como bien dijo el entrenador Tico, Alexandre Guimaraes, los costarricenses jugaron bien pero salieron sin nada al final. En los primeros 17 minutos de juego se registraron tres goles. Primero anotó Alemania (minuto 6) con un bombazo de Philipp Lahm luego de burlar o “gambetear” efectivamente a un defensor de Costa Rica. Luego le tocó a Wanchope (minuto 12) quien cobró efectivamente en un “mano a mano” contra el portero Jens Lehmann (que juega para el club Arsenal de Inglaterra, subcampeones de la Liga de Campeones europea). En el minuto 17 Miroslav Klose, el jugador del partido, anotó el primero de 2 goles que registraría en la tarde.

Luego de la avalancha inicial llegó la calma. La fanaticada alemana estaba bastante impresionada con la reacción de los muchachos de Guimaraes y en ocasiones se percibían baches de silencio. El control del balón lo mantuvo Alemania y Costa Rica se dedicó a defender, no muy efectivamente, casi todo el partido. Wanchope volvió a cobrar de cara al portero faltando 17 minutos de los 90 reglamentarios. Cerca del fin, los teutones se crecieron de nuevo, Torsten Frings soltó una patada impresionante desde bastante lejos que puso a volar al guardameta Porras y terminó dentro de la malla. El golazo logró cautivar a Claudia Schiffer, la supermodelo germana y anfitriona de Project Runway, quien minutos antes acompañó a Pelé al terreno de juego en la ceremonia inaugural.

En el otro partido del día inaugural los ecuatorianos se midieron a la selección de Polonia y se alzaron con una victoria sorpresiva (0-2). A primera vista este partido aparentaba ser un encuentro medio charro entre dos equipos poco conocidos. Sin embargo terminó siendo el partido del día. Fue un encuentro cerrado, sumamente físico y hábilmente jugado por ambas escuadras.

Los ecuatorianos engañan pues aunque cuentan con jugadores que han tenido algo de suerte en el extranjero, no son tan conocidos como los polacos Zurawski y Smolarek. No obstante, previo a llegar a Alemania los jugadores de La Tricolor le ganaron a Brasil y Argentina. Vale la pena aclarar que estos juegos se dieron en Quito, a más de 9 mil pies de altura, donde la gente se descompone con altitude sickness. Fuera de la capital la historia fue otra: sólo ganaron un partido frente a Bolivia (a 12 mil pies de altura).

Las águilas blancas de Polonia son conocidas por su ataque, pero en el estadio de 5 estrellas de Gelsenkirchen, un pueblo medieval y minero, no pudieron marcar goles gracias a una defensa hermética liderada por el juego rudo del ecuatoriano Giovanny Espinoza. Ambos equipos se dieron duro- el árbitro principal japonés sacó la tarjeta amarilla 3 veces- y los goles no llegaron con facilidad. El mediocampo parecía un ring de lucha libre donde volaban cuerpos y se soltaban bimbazos. En el minuto 24, Tenorio encontró el gol. En la segunda mitad llegó el otro cortesía del “Tín” Delgado, el primer jugador ecuatoriano en llegar a la liga Premier inglesa.

Luis Fernando Suárez, el entrenador del lado ganador, sacó pecho al final del partido y explicó que ganaron en un estadio pegadito al mar y cerquita de Polonia. Los ecuatorianos le están pasando la factura al mundo del fútbol. Más allá de las locuras de su ex presidente Abdalá Bucaram y la proeza de su héroe deportivo nacional, el caminante olímpico Jefferson Pérez, el mundo está tomando nota de un país pobre de 13.2 millones de habitantes olvidado en un rincón de Suramérica. Para qué les sirve eso, aún no sabemos.

Los polacos al igual que los germanos están luchando contra sendas sombras históricas. El mítico equipo de Alemania del 1954 que le ganó a los Húngaros de “Cañoncito Pum” Puskas, las victorias en el ‘74 y el ‘90 de Franz “El Kaiser” Beckenbauer –como jugador y entrenador, respectivamente- y su pasado genocida mantienen a los anfitriones de la Copa en un estado constante de preocupación pues la marca del éxito que se traduce en aprobación popular es difícil de alcanzar. Sus vecinos geográficos andan en las mismas. Tras haber llegado al tercer lugar del torneo en el 1974 y el 1982 no han podido sacar la cara por una nación que le cuesta redefinirse luego de un tortuoso pasado soviético. Evidentemente el fútbol es mucho más que un juego.

bastimento@gmail.com

Francisco Font Acevedo critica la nueva novela queer de Angel Lozada: Apostilla de la crítica por Manuel Clavell Carrasquillo

Crítica de Francisco Font Acevedo, de Radio Universidad de Puerto Rico

Apostilla de la crítica a “No quiero quedarme sola y vacía”: Pues te jodiste, mija

Por Manuel Clavell Carrasquillo

La censura literaria ocurre en Puerto Rico

unos cuantos deciden qué se lee y además pretenden ser intocables

entonces comienza la circulación de las mentiras y los golpes bajos
los pactos se sellan trasbastidores

las manos comienzan a temblar

las tribus de uno y otro lado se transforman en cheerleaders

la mayoría no sabe lo que está pasando pero agita banderas comoquiera

les entregan sus libros a los mercenarios de la cultureta

uno tras otro como corderitos

comulgan

con el mínimo de esfuerzo requerido

no saben lo que es un contrato editorial

algo que supone de dos partes en igualdad de condiciones, al menos

no quieren exigirles calidad y compromiso a los editores

sólo quieren publicar a toda costa

sin que les tumben la pajita

sin preocuparse por ser editados

no se elevan los estándares

los editores no leen los textos que publican

después quieren cortar párrafos que les molestan

después gritan a los cuantro vientos que para publicar bajo su nombre “hay que vender el alma”

corren tiempos de cinismo fáustico y de saqueos

y los anaqueles con las mismas telarañas

esbirros escritores arrodillados

editores entregados a la chapucería y el paternalismo decimonónico

nadie quiere profesionalizarse
quejas y más quejas pero nadie hace nada

sólo algunos se atreven a entablar demandas

sólo algunos se atreven a denunciar con fundamento

sólo algunos se meten en la producción de un buen libro

chijí, chijá

que continúe el baile de las terribles portadas

de la falta de pago de regalías

de la falta de informes sobre los ejemplares impresos y vendidos

de la falta de distribución sistemática

de la falta de colaboración de los escritores con el proyecto editorial

del primadonismo de los escritores que se creen que se lo merecen todo

del glamour de pertenecer al canon arrebatado y el canon soterrado y el canon establecido y el canon apestoso y el canon anticrítico

porque nada se puede criticar con coherencia y proyecto
todo lo que hacen nuestros compañeros es malo

o maravillosamente bueno

he aquí los escritores maravilla los beatos editores lo mejor o lo peor

nadie es humano

todos para el Pulitzer

y punto

nada más con los testigos.

-m.c.c.