capítulo IV

muellePero aún con todo tuviste suerte, Adelaida, por lo que se ve. Vade retro, espantaste al demonio y a grito pelado salvaste el pellejo de un cruel fajazo. Ahora sólo unos rasguños y el frío de la noche colándose entre las tetas, por las rendijas de la blusa hecha trizas y la lluvia congelándote el alma quebrada. Y, claro está, la posibilidad peligrosa de otro hijodelagranputa que aparezca de improvisto parido de la puta noche que lo parió a terminar lo que el otro animal comenzó y no terminó, interrumpido en su ritual pedestre por tu grito oportuno. Por lo del alma no te preocupes tanto, Adelaida. Dicen que el alma es como el hígado. No es indestructible, tiene sus límites, como todo lo que está hecho de carne, pero si no se lleva el insulto a los extremos, se regenera. Esto, Adelaida, aunque tú no lo sepas, es puro mecanismo de defensa, garras genéticas para defender la ciudadela del ser de los asedios más físicos e inmediatos. Ese tú, eso de ti que no es pura carne sin ser otra cosa que carne establece sus prioridades, te protege a su modo subrepticio y egoísta sin que tú te des cuenta. Se disfraza, se trasviste de máscaras, algunas veces hasta se confunde adrede con tu nombre en pro de la sobrevivencia. No por ti, Adelaida, no te hagas ínfulas. Tú eres un accidente, un mero accidente al que le pasan accidentes, como ya viste y verás. La cuestión es que ese animal que te habita relega el alma a un segundo plano en este momento para salvar el cuerpo, ese mal llamado continente del ser. Porque el alma es como el hígado. Se regenera si no se le estira demasiado hasta que se quiebre. Eso dicen. Y si no lo dicen, al menos lo digo yo.

Llámeseme Adelaida reencuentra su peluche.

Bueno chica, parece que te salvaste de ésta por un pelo, le dice Adelaida a Adelaida. Aunque precisamente por un pelo era que por poco te jodes. Esto es un aviso, una advertencia. Mami, que te cuida y no te quita el ojo de encima desde allá arriba, te ha mandado un escarmiento con la ayuda de dios para que no seas tan puta y te avengas a buena vida. Adelaida: pero es que yo no soy/ sísísí, tú no eres ninguna puta y toda esa cosa, deja la cantaleta esa ya que me estás aburriendo y mami debe estar bailando un chachachá debajo de la tierra con tu jodido estribillo y esa ropa escandalosa que no te va. Hace frío. Está cayendo un diluvio y te has quedado clavada como una estaca en medio de la noche sola, como una pendeja. ¿Por poco te clavan y te quedas aquí clavada? ¿Es que estás esperando que vuelva el hijodeputa ese otra vez y termine lo que empezó? ¿O fue que no te gustó como te tocaba ese y estás esperando a otro more to your liking? ¿Ves que mami tenía razón? Algo de cuera has de tener tú entre cuero y carne. Mueve esas nalgas para algo positivo y vete de aquí, que aquí en esta oscuridad eres un sitting duck. Como decía mami, pon los pies en polvorosa: patitas pa´que te quiero.

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