Estruendomudo estrena sobre manila en Archivo Bolaño

bola  o2666

Carlos Almonte, el distinguido bloguero encargado del proyecto Archivo Bolaño, me acaba de anunciar que publicó una reseña mía sobre la novela 2666, de Roberto Bolaño, en su bitácora resurreccionista del espíritu del gran escritor crackero. Desde acá en la ínsula, le damos las más sinceras gracias por introducirnos al los lectores chilenos. El texto se llama “La última voluntad de Roberto Bolaño”. Que lo disfruten, ciao, besos.

–mcc

El PNP: Con la lengua en el estuche

de castro
Con la lengua en el estuche
Por Tato Chévere

El Partido Nuevo Progresista (PNP), que promueve que Puerto Rico se convierta en el estado 51 de los Estados Unidos de América, encabeza las encuestas como favorito para ganar las elecciones del 4 de noviembre. Pero se ha encontrado con una piedra en el camino. Uno de sus principales senadores, Jorge de Castro Font, a quien el pueblo llama Ñañito, está bajo investigación de las autoridades federales. Aprovechando la coyuntura, el presidente del PNP o Partido de la Palma, Luis Fortuño, para demostrar su fuerza moral ante el país, le exigió renunciar inmediatamente a su candidatura. En lugar de renunciar, Ñañito ha aprovechado para desenmascarar a todos los líderes de su partido desde Fortuño –también candidato a gobernador– y a su esposa Lucé Vela hasta el director de campaña Ángel Cintrón (Kid Cajita) y otros importantes portavoces de la llamada “unión permanente” con los Estados Unidos, todos notorios por su sostenimiento e inequívoco compromiso con los valores eternos e inmarcesibles de la corrupción. A todos los mandó a callar y, curiosamente, todos lo han obedecido. Tato Chévere retrata la embarazosa situación de estos pitiyanquis con su humor característico.

Como un hambriento león
en pos de una fácil presa
el PNP con presteza
enjuició a De Castro Font.
Pidiendo destitución
en una carrera loca
desde San Juan hasta Moca
se oyó unánime este grito,
pero respondió Ñañito:
“Mejor se callan la boca”.

Fortuño con su estilito
tan mongo de “yo no fui”
le dijo: “Yo mando aquí”,
y esto le espetó Jorgito:
“Cállate ya, pendejito,
ruin, granuja, charlatán,
no tienes madre, truhán,
traidor, malagradecido,
hijo ‘e puta, mal nacido,
raquetero y bambalán”.

Castro habló de los contratos
nebulosos de Lucé
y el líder del PNP
hizo mutis de inmediato.
Mandó a otros pelagatos
a emprenderla contra Font;
lo hicieron, pero en la acción
Font los golpeó y estipulo
que con la lengua en el culo
no ocultan su frustración.

Claro, el próximo bocón
fue Kid Cajita y el tío
se metió en tremendo lío
por cucar a Castro Font.
Se arrepiente este buscón
y ha tenido que hacer buche;
ya no tiene quien lo escuche
en la Palma –cosa extraña–,
¡un director de campaña
con la lengua en el estuche!

Ángel Cintrón se calló
y el alcalde de Fajardo
fue quien empuñó los dardos
y a Ñañito le tiró.
Éste se los devolvió
en abierto desafío,
sólo bastó –a juicio mío–
recordarle una “amiguita”
y Aníbal, como Cajita,
no ha vuelto a decir ni pío.

Kenneth su comunicado
mandó orondo y jaquetón
y le dijo a Castro Font:
“Mejor quédate callado,
permanece en Colorado
con Obama te suplico,
o sabrá to’ Puerto Rico
tus chanchullos y manejos”.
McClintock se hizo el pendejo
y enseguida cerró el pico.

Santini salió derecho
en defensa de Fortuño
y al tirar el primer puño
Ñañito le dio en el pecho.
Anda por ahí maltrecho
De Castro le acordó
pues que él a Fortuño insultó
tildándolo de “arrastrao”,
“sucio”, “tramposo”, “mamao”
y otros motes que éste usó.

Rivera Schatz su querella
presentó ante el Directorio,
con estilo acusatorio
habló creyéndose estrella.
Raudo como una centella
respondió De Castro Font
que Schatz era un ca…bezón,
traicionero y desgraciao,
que tiene un carro chapeao
y apoya la corrupción.

Tomasito hizo ese aguaje
pero se calló después,
nunca había el PNP
visto a Ñaño con coraje.
Y se callaron de un viaje
Borges, Bin en Manatí,
José Aponte, Ramón Luis,
Santini, Albita y Arango,
O’neil que es otro pendango,
Chiquitota y Myriam Ruiz.

Otro que abrió fuego a la lata
fue el pillastre de Ewin Mundo
quien con tono furibundo
le dijo a Ñañito rata.
Ahí fue que metió la pata
pues veloz como un platillo
Castro lo tildó de chillo,
de judas, de mozalbete,
de truquero, de alcahuete,
de oportunista y de pillo.

Lo mandó a callar y en tanto
Edwin Mundo con pasión
negó toda acusación
y confesó ser un santo.
Caray son cosa de espanto
los líderes penepés,
roban, saquean y después,
ya ricos de nuevo cuño,
apuestan todo a Fortuño
para robar otra vez.

Se callaron, bien lo sé,
todos estos angelitos,
la virazón de Ñañito
traumatizó al PNP.
Lo mejor viene después,
con De Castro no hay quien valga,
bien lo dijo Orlando Parga,
sólo ríe Rosselló,
gozoso al verlos a to’s
con la lengua entre las nalgas.

Con la lengua en el culito
y con dolor en el alma,
los líderes de la Palma
hoy maldicen a Ñañito.
Se han quedado calladitos
ante el país y en verdad
que si ganan aquí habrá
corrupción, pillaje y lodo,
es seguro, habrá de todo
pero no habrá estadidad.

Noche de sátira a las noches de poesía en “Biento: Un nuevo espacio”.

Biento 1

Nota de la Redacción de Estruendomudo: Reproducimos a continuación los poemas que recitó Guanina en Biento ayer, noche de poesía en el nuevo local bar-restaurante de Mikephilippe Oliveros, en la avenida Piñero de San Juan, para tripearse las noches de poesía tan reverenciadas y tan nuestras como los cultos de alabanza, adoración y avivamiento de las iglesias. La audiencia se desternillaba de la risa al ver y escuchar una reproducción fiel y exacta -personificadas por los actores Luciene Hernández y Roy Sánchez-Vahamonde, de las ridiculeces del performance poético caduco, fatulo, sonsonetero y bobolón que se presenta en las barras de la ínsula desde principios del siglo XIX. A falta de cámara de vídeo, aquí les dejamos dos de los textos para que se imaginen el performance y evalúen su esencia urbana, costumbrista, ingeniosa, cursi, nítida -pana, mejor que muchos de los textos de los que se ponen a leer con el rictus de lo “en serio”… para que sientan en las pupilas gustativas el cantazo de lo que hacemos cuando subimos a la tribuna del Nuyorrican Café -esquina Montmartre; detrás del micrófono.

biento 2

I. Biento…

Biento.
Con “b” de bellaquera afterhour (por aquello de ser creativo, y atraer gente)
pa’ que vengan y…
se vengan con el arroz con amarillitos adentro (por aquello de ser creativos y
atraer gente)
Biento.
Con “b” de bicicleta de tecato,
de esas que están destartaladas, pero que a ellos les sirven, de lo más bien,
pa’ pasearse de arriba pa’ abajo, y de abajo pa’ arriba en La Piñero,
y bajártela, bien cabrón cuando llegas a tu carro,
después de salir de
Biento.
A las dos de la mañana, con bellaquera afterhour, y jartera de arroz con
amarillitos adentro,
mezclao con Guayabitas, a dos pesos, que te zumbaste
(por aquello de ser creativo y atraer jebos y/o jebasssss)
aunque cuando llegues a tu casa te tengas que zumbar par de Alka Zeltzers,
como dicen los que trabajan en Univisión,
esos que tienen el acento neutro.
Biento, un nuevo espacio.
Pa’ que los artistas wannabies llenen su ego con Coronitas de a peso,
y con cuatro gatos que los atiendan.
Biento, un nuevo espacio.
Pa’ hacer la misma mierda que haz hecho en El Estudiante,
y en El Pío Pío,
y en el Shannan’s viejo, y en el Shannan’s nuevo, y en el Shannan’s que ahora
es Loggan’s,
¡Coño, qué mucho Irish pub hay en Puerto Rico!
y en El Cojo, cuando se podía beber afuera,
y en el Bori,
pero con la esperanza de que es un nuevo espacio
donde no hay peste a tecato,
que se joda, aunque no haya parking
que se joda, aunque te rompan los cuatro cristales del carro pa’ robarte el I
Pod, quién te manda a dejarlo en el carro,
que se joda, que se joda,
como cantaba la banda aquella bien mierda que to’ el mundo repetía como el
papagallo.
Biento.
Como cuando eras chiquito, y te decían “di To’ bien muchas veces”
To bien to bien to bien…
Eso mismo repítelo muchas veces pa’ que veas cómo funciona.
Eso dice la gente que se jukea con The Secret.
Como si la gente que está jodía repitiera en su mente muchas veces
to mal to mal to mal.
Anda pal carajo, me jodí, me calló la macacoa…
Llévatela.
Biento, un nuevo espacio.

biento 2 1

II. Text

Son las diez de la noche, y me mandas un text que dice
son las diez de la noche, tres puntitos.
Tres puntitos.
¿Por qué no te atreves a ponerle exclamation marks, ah?
¿Por qué no te atreves?
¿Porque los exclamation marks son para los patos? ¿Ah?
Querida mujer dos puntos, no me hagas sufrir coma,
eso dice Juan Luis Guerra en sus cartas de amor,
mientras yo me tengo que conformar con tus texts charros y “lame”,
que dicen son las diez de la noche, tres puntitos.
Son las diez de la noche, tres puntitos,
Y, en cuanto termino de leer tu text charro y “lame”,
empiezo a salivar como los perros de Pavlov
condicionada,
como el aire acondicionado que no puedo prender,
aunque quisiera prender a to’ jendel las 24 horas del día,
porque la luz está muy cara,
porque la calle está dura,
porque la piña está agria,
porque los chavos no nacen de una mata de plátano,
y se nos pusieron los huevos a peseta hace rato.
Y yo con este calor,
y ese aire sin poderse prender,
y yo con un abanico de pedestal, que está pidiendo cacao hace meses,
lo miro y pienso que hay que quitarle el polvo,
y mientras miro los chunks de polvo que tienen las aspas del abanico,
pienso en el polvo, pienso en el polvo, pienso en el polvo,
y empiezo a salivar de nuevo condicionada,
comisionada,
por comisión,
como la comisión estatal de elecciones
con sus políticos charros y “lame”
como tus texts,
como las comisiones que me gano en mi trabajo charro y “lame”
como tus texts,
y cuando miro el reloj ya son las diez y un minuto…
y vuelvo a enfocarme en el abanico
y me fijo que es marca Sanyo
y me acuerdo de un anuncio bien viejo, con dos muñequitos que decían
“yo soy San” “y yo soy Yo” “juntos somos Sanyo”
y pienso que ese anuncio era tan charro y “lame”
como tus texts,
y ahí empiezo de nuevo a salivar
como si me hubiera comido un salchichón de los que amarran lengua…
clac clac clac clac clac clac…
ése es el sonido del abanico cuando se queda pegao’
y tengo que darle un cantazo pa que reaccione,
y pienso en todas las veces que he querido darte un cantazo pa’ que
reacciones…
y entonces prendo la tele
y están pasando un anuncio de salsa bar bq
y le están pasando una brocha de bar bq, llena de bar bq sauce gringa a un
pincho boricua
y esa brocha me acuerda tu lengua,
y ahí esta el sonidito chillón que hace mi teléfono cuando tengo un text,
y de sólo escuchar el sonidito se me paran los pezones, como si fueran las
piezas de un Battleship,
y leo el text
y dice:
son las diez y cinco “k” es la “k”,
que significa
¿Qué es la que?
porque en los text todo se abrevia…

En Cuba no se puede decir -ni mucho menos leer- “El porno de Ricardo”

gorki

De la redacción de Estruendomudo

La bloguera mayor de Cuba, la filóloga Yoani Sánchez, nos cuenta desde su blog Generación Y, las peripecias del cantante habanero Gorki, del grupo ponko El Porno de Ricardo, ante la censura de sus canciones y presentaciones por el régimen castrista. No se pierdan la crónica de la protesta y el absurdo de los cargos penales contra el rebelde. Cualquier similitud con la detención preventiva autorizada por el Patriot Act y su progenie, es pura coincidencia. Habría que declarar una jornada de reflexión anarquista sobre estos hechos y condenar la exageración de los estados policiales, ambos. Además, notar el efecto internacional del ruido mediático que se ha logrado con la “apertura de la Internet” en la cárcel isleña vecina. Aparentemente, ello encausó el pronto release de la jaula. ¿Será posible que el blog, solito, individualista, contraintrarrevolucionario, pueda más que el CDR?

“Segunda paja (Fashion Sado)”. La Ponka asesina, Cap. 5 / No apta para burgueses epatados ni para menores

fashion sado

Escribe Manuel Clavell Carrasquillo

Tus amigos ariscos reclamaban la tuya maquiavélica presencia en el corillo para irse en bonche vampírico a empolvarse las narices en el baño. Se acercaron a la columna que te aguantaba de caerle arriba a la Ponka con intención de secuestro a lo Sendero Luminoso (pero sin las consignas maoístas, el colmo barbudo) y te dijeron de todo, pero tú que no y que no, que ya mismo ibas; si acaso, so bichas.

La noche se complicaba de manera caótica debido a las presiones del grupo de demonios en celo y súbito arrebato de cariño discotequil, en el momento menos oportuno (jalones de hombros, cuchicheos inaudibles y planes de ataque colectivo con historias de bochinche), porque tenías al chamaquito bello en la mira y ellos jodiendo para que les prestaras atención y guía espiritual psicosomática cuando eran tiempos de cacería y party en solitario, sobre todo con posibilidades de junte anal bareback. Decían que sólo tú faltabas para la operación coca, porque siempre lograbas entre pase y pase entablar conversaciones nítidas en los cubículos que (nadie sabía cómo, pero pensaban que algo tenía que ver con un cruce entre tu cultivado humor negro atrevido y el desamarre verbal de un cúmulo impresionante de estupideces folclóricas gringas mezcladas con mala leche hispánica) atraían a los muchachos. Así que maldijiste al corillo, y a tu mala suerte de madre superiora part time, y permaneciste en la pose cuarentaicinco, con un trago de güisqui escocés en la mano, en espera de que el pececito mordiera la carnada.

Las Ramblas catalanas estarían tan divinas como el Malecón habanero a esa hora, pensaste, lo único que rebosantes de locas brutas, vividoras, cafres y desquiciadas pero tu parada en Rotterdam significaba trajines indoors supuestamente primermundistas: te esperaban roces con locas comemierdas, distantes y estiradas. Te imaginaste, canto de loco sucio fracasado, caminando por el Malecón junto con la Ponka, desafiando los cantazos de salitre comunista al darle besos en los labios a tu compañero vestido de cuero negro en público para escandalizar a las dragas mamaracheras de Cuba. Ubicaste la próxima pasarela absurda en la Barcelona de los yonqui alegres y las putas danzantes para seguir añadiendo colores pasteles al lienzo de las guías turísticas de tus desvaríos, esos pelitos cilicios decorados para escenas de hotel y barras de lujo en los primeros pisos, más las terrazas con los jacuzzis infestados, de tu viajecito guarachero poor chic pretensioso en tus momentos de ocio entre caso y caso. Tanta presión jurídica terminó por volarte los cascos azules, Galliantito. Te lo dije, zopenco, debido a tus desperfectos genéticos y a tus pobres estrategias de encauzamiento del deseo, cada vez te atraía más tu némesis; Adelaida transfigurada en Ponka.

Señores del jurado, no desesperéis, la segunda paja que se jaló Galliano haciendo cerebritos caros, de lujo juvenil entregado a la maldad de las marcas y los reconocimientos sociales de magacín con la piel pálida de la susodicha Ponka, mientras desplegaba una rutina chirliderezca con sus consabidos saltitos raros, en la pista de baile, ocurrió de la siguiente manera:

La invitación subsilencio del amante bandido, el héroe de amor, culminó en un acto de bondage. Se busca simulacro de penetración que, al taladrar esfínteres bombeantes y dentados, rompa fémures de pollo y estalle en líquidos cremosos. Extendidas las cadenas por todo el recinto de la noche embrujada, amarradas las muñecas con cortaduras suicidas previas a sendas esposas policiacas, también los tobillos censurados por el frío metal del enforcement, la Ponka fue amordazada voluntariamente por el soñador sádico hasta decir basta. La palabra basta aquí era el quiú del estop; se sabe. Luego se le puso el pasamontañas en la cabeza, para apagarle la visión de los ojos y prenderle la de los delirios subconscientes de su laberinto mental: inferno. Luego, se le trincaron los músculos al contacto del primer azote con látigo de cuero por las zancas, por la espalda breve, por las nalgas, que no se destensaban porque el acercamiento del cuero disecado del animal (alias fuete) aumentaba la presión de la sangre y dinamitaba gritos contradictorios de pégame, cabrón, no me vuelvas a pegar, dame duro, bestia. Luego, Galliano escupió en sus palmas, y la saliva fue a parar al miembro cohibido del preso en necesidad (y eso, que nadie allí estaba dispuesto a llamar a servicios sociales) de lubricamiento hottie. Luego, le escupió en la cara tapada, en los labios sobresalientes por el roto vertical de la máscara de lana negra y en las narices secas en busca de olores crudos de carnes en vías putrefactas, esta vez sobresaliente por el roto redondo del centro. La reacción del castigado le complació bastante: la Ponka, asqueada en un trajín de fo, qué rico, pedía más maltrato, mucha más crueldad tierna.

El proceso de la subida pingosa fue adelantado por el desprecio psiquiátrico controlado por el teatro sadomasoquista. Ponka pendeja, tú no vales na. Ponka de mierda, sométete a la paz espiritual que imparte mi baturro autorizado. Ponka desgraciá, te voy a dejar hecha kantos para que aprendas a respetar a tus mayores. Ponka ignorante, so bruta analfabeta, no te quejes más de tu suerte manipulada por el poder de mi verga suprema, nunca digas nunca, suéltate completa, que te la voy a meter sin condón y sin piedad hasta que me venga.

Ay Gallianito, Gallianito, ¿qué voy a hacer con tanto fronte barriobajero y cafrondo en el cerebrito de tus sienes, si en la vida real ahí estabas, tembloso, frizado todavía en tu indecisión permanentemente burguesita; amarrado a la columna?

*Esta historia continuará pronto.        

“La novia de Platero”: Otro cuento extraterreno de Pepe Liboy

huevo

Escribe José Liboy Erba

Mi aprendiz quería saber por qué a veces golpean a los aprendices en las calles, y yo no sabía cómo explicárselo enseguida, sino que tenía que conseguirle a otro maestro que la acompañara en lo que resolvía el espinoso problema que nos provocaba la agente Cinta Marín, quien supuestamente era maestra igual que nosotros, aunque mostraba un vivo interés por una especie de organismo con un nombre enganchado, sin antecedentes profesionales o sociales, seguramente de otra especie que la humana, pues aunque apuesto no hacía nada y por ser de otro lado, comisionaba millones en la compañía que lo tenía contratado para vender calendarios.

Cinta Marín sabía que el Departamento de Educación no veía con buenos ojos su interés por el extraterrestre, ya que no lo quería educar. Prefería tenerlo bien mimado en el trabajo, aunque en realidad lo tenía pillado, ya que a otro vendedor de la compañía le había comprado mucho dinero en calendarios, y no quería pagarlos alegando una inconsistencia en las fiestas religiosas que anunciaban. No sólo pillaba al extraterrestre por el lado político, ya que era él quien estaba llamado a resolver el problema, y ya estaba mal visto por las religiosas que lo podían educar. Cinta lo presentaba en la sociedad del pueblo donde se regalaban los calendarios como un antropólogo irresponsable, que no se ocupaba por conocer las verdaderas fiestas.

Mi aprendiz iba a salir con el extraterrestre, para ver si lo criaba, pero Cinta estaba enterada y había llamado por teléfono a una amiga suya para que me reclamaran dinero por un atraso en la entrega de unos bolígrafos. La muchacha estaba dispuesta a dejarse ver conmigo en los puestos de comida, para que el extraterrestre la invitara a salir porque era segura y amiga, pero temíamos una medida drástica de Cinta con el vendedor de los calendarios. De manera que le tuve que decir a mi aprendiz que no saliera conmigo, que se quedara con el otro maestro en lo que resolvíamos el problema con Cinta Marín.

No es fácil resolver el problema de Cinta Marín. Un etnólogo te podrá decir que su inquietud religiosa se debe a su incapacidad reproductiva, y que con darle un bebé aunque sea del elefante bastaría para calmar su reciente celo por las fiestas. Yo podría decirle a mi aprendiz que le donara un organismo obtenido con el extraterrestre, pero me siento irresponsable si entrego a una joven como yo, que a los veinte años tiene un horario de dos horas diarias y un sábado en la librería local. No quiero entregarla porque eso mismo es lo que me pasó a mí cuando joven, que tuve que mezclarme con una extraterrestre para donarle un organismo a otra celosa.

Cuando yo estudiaba en la Universidad, el maestro de Cinta me dijo que mi amiga era novia de Platero, el burro de Juan Ramón Jiménez, quizá con la idea de desalentarme un poco y no tener que comprometerme. Pero yo en vez dejé de estudiar y me puse a trabajar dos horas diarias y un sábado, pues al parecer quería a mi amiga y no quería dejarla guindando. No sabía si era este el caso de mi aprendiz, que aunque era como yo es mujer y no tenía perspectiva alguna con Cinta. No era lo mismo casarse con un extraterrestre para donar un hijo, que hacer lo que hice yo, casarme con una extraterrestre para cumplirle a mi amiga. Puede ser que por eso no la alentara a hacer lo mismo, y pensaba que el maestro de Cinta pensó lo mismo que yo, cuando me vio confundido porque mi extraterrestre fue al doctor.

Así que llamé a Cinta por teléfono y le dije que mi aprendiz quizá no podría ayudarla a cumplir con sus votos. Ella no me creía, así que retuvo los miles en calendarios que le retenía al vendedor hasta que por estas presiones cediera mi aprendiz, que me estaba viendo leer libros para ser escritor de nuevo. Lo más que tratábamos de evitar no era que naciera un bebé extraterrestre, sino tener que terminar nuestras vidas con una carrera literaria. Nos parecía que ser escritor es lo peor. Lo decía un argentino en un libro nuevo que estaba leyendo, y al parecer todo lo hacíamos para no tener que terminar escribiendo novelas.

En una nueva movida, Cinta no solo dejó de pagar los calendarios alegando la inconsistencia en las fiestas religiosas. También averiguamos que los repartió en el pueblo vecino, donde las fiestas del que habíamos impreso funcionaban perfectamente. De modo que se estaba haciendo promoción a costa nuestra, sin pagar, lo que preocupaba a los ejecutivos de la corporación, que sabían que Cinta era una mujer esencialmente buena que tenía necesidades perfectamente comprensibles. Lo único que le reprochaban era que le gustara el extraterrestre para procrear. Habrían querido que fuera yo, pero aunque buena, Cinta nunca me amó y eso tenían que tenerlo en cuenta los corporativos. Poco antes de que me reuniera de nuevo con mi aprendiz, supe que mi nueva cliente tampoco me quería pagar a mí. Se estaba brevando una especie de protesta solidaria por Cinta, creyendo que era yo quien me oponía a que acabara viviendo con el joven extraterrestre. Yo sencillamente me reuní con mi aprendiz y su nuevo maestro, que iba a seguir enseñándole cuando yo estuviera ausente, ya que sin remedio iba a estar diez años trabajando en ventas para pagar la deuda impaga. Mi aprendiz se conmovió un poco al saber que acaso no me viera más. Le dí la mano.

-Pronto te mando unos cuentos- me dijo.
-Está bien- le dije. –Los espero.

Tercer sobresalto: Nuevo capítulo de la novela por entregas “Hardboiled se llama el género”, de JC Quiñones

JamesDean 

Escribe Juan Carlos Quiñones

Todo lo que pueda arreglar hoy lo dejaré para mañana
-Babasónicos

Hoy llueve y es de noche. Este es el resumen de una novela linda y terrible de la cual no quiero acordarme. Hoy es el día de las reparaciones. Ajustes. De cuentas. Hoy llueve y es de noche y un cigarrillo y ya vamos cayendo en personaje. Llueve hoy y es todas las noches y ya es demasiado. Demasiada literatura. Hoy hace pum.

Buscaba como me toca y como apuesto que le toca a todo el mundo que vive así, con una espina entre el homoplato y el espinazo, el origen de un resentimiento. Detrás de los ojos. Cuentas. Por cobrar. En esos lugares donde uno nunca alcanza a rascarse. Un nombre, que ya siempre es una deuda. Un peluche. Adelaida. Digamos, escribamos que desperté y era de noche y llovía y ya aburre el tema. Aburre hasta el fondo del alma. Pero no debe aburrir el peligro que viene ocurriendo, que ocurre cuando viene exactamente el ¡pum!

Pum.

Lejano hoy, en esta noche, como el rugido roar de una cierta bestia indecisa en la selva verde y muy oscura donde lo más lejano felino se te acuesta encima con sus zarpas acariciándote el pecho o las sirenas de los carros policíacos uaua o los bomberos slush apagando un fuego o las ambulancias uaua que se dirigen directo a recoger a los desvalidos, a los rotos, a las Adelaidas retorcidas del mundo siempre lejanas. Siempre heridas. A los muertos, las Adelaidas, por eso ¿Por qué tengo que ir tan lejos? 911. Son como una pesadilla, las sirenas. Los zarpazos. Algunas pesadillas. Siempre se alejan. Lo lejano tiene la tendencia de acercarse. Inminente. Tú. A oídas. Un panorama hecho de ruidos, hecho de la materia intangible y sonora de lo que se sospecha. Causa pavor. Es hermoso.

¿Qué día es hoy? Es la gran pregunta del día. Me volteo. En la cama de este cuartucho que se voltea en el mundo que se voltea. El vértigo. Sacudo algún miembro de este cuerpo. ¡Pum!, ese tiro me despierta del sueño, si es que la naturaleza de las sirenas y otras cosas que no voy a nombrar no tienen ya la naturaleza de la pesadilla. El tiro viene del futuro y yo lo sé, y ya es saber mucho. Milisecundariamente, todo disparo viene del futuro. Depende a quién se le pregunte. En certeza depende del dato fijo de quién tiene la pistola por el mango. ¿No podría yo desenvolver estos entuertos mañana? Mañana suena bien. Sé que huyo hoy, y mañana siempre suena bien para el que huye.

¿Pero qué carajos pasa cuando uno huye precisamente del mañana, mientras se abalanza uno, él, tercamente, como un peso muerto, un pescado, una masa de harina cruda, directamente hacia él, hacia uno?.

Adelaida, o la venganza de ella me espera allá, precisamente al fondo del caño, al borde de los zarpazos, en la punta de los dientes, a los dos lados del cañón de una pistola nueve milímetros milisecudarios, al otro lado de los ojos que se cierran para siempre o ya cerrados, para siempre.

Hoy eres hermosa. Por eso el odio.

Hoy es de noche y la pesadilla no tiene problemas con presentarse, desfachatada, a joderme la vida si es que es tal, si es que hay tal. Sirenas. Dientes. Cigarrillos sin posibilidad de encendedor, o viceversa. ¡Huy! No es exactamente de noche porque me paso la mano por la boca, así, y encuentro la baba seca de una noche reciente y sórdida anterior. Una noche donde pasó una atrocidad o donde tuve que descifrar una atrocidad y no lo hice, o no lo logré a cabalidad. Un nombre, una cifra me espera, y no soy ciego pero no veo claro. ¡Zas! Encuentro, en ese ¡zas! la memoria de lo que precisamente no quiero recordar. Un peluche. Hay que ir. Ese tiro, esa boca de ruido es exactamente a lo que voy, y voy. Pantalones. Error. Mano izquierda estirada hasta el paraíso de los cigarrillos, no tan error. Mano derecha pasando por el pelo, James Dean. Error. Mano derecha abriendo la nevera de este cuarto mustio otra vez, otro error, más cabrón. Porque allí no hay nada. Un segundo. Hay nada excepto un peluche rojo en el cajón de los vegetales a punto de desabrirse y que no están y toda la lluvia ahí adentro. ¿Desvarío? Meto la mano. Descubro lo increíble. Lo que no dicen los espejos ni el sentir de los demás. Percibo con mis ojos grandes y atónitos tres rayas en la mano izquierda, la derecha. ¿Nadie ve? Descubro un conocimiento mojado y retorcido y siguiente:

Soy hermoso.

Periódico Diálogo de la Universidad de Puerto Rico lanza nueva revista cultural: “Desafío”

dialogo

Escribe Perla Sofía Curbelo

Nuevo “Desafío” cultural para el periódico Diálogo

A un lado quedaron las reseñas culturales a las que está acostumbrado a recibir el público lector en los medios tradicionales. Ahora la intención es ‘revolver el hormiguero’, proponer en vez de recoger; provocar en vez de apaciguar. Estos son algunos de los retos pricipales de Desafío, el nuevo suplemento cultural del periódico Diálogo de la Universidad de Puerto Rico (UPR).

De acuerdo con su editor, Manuel Clavell Carrasquillo, el nombre Desafío surgió precisamente de los retos que encarará el mensuario de la UPR con este proyecto cultural, que por muchos años se conoció como Zona Cultural. “Queremos presentar una identidad fuerte y que a su vez el nombre tenga relación con el contenido”, explicó el periodista, quien fue nombrado en mayo a esta posición. “Es un desafío presentar un material cultural desde la escritura crítica y la opinión periodística que refleje un poco lo que está pasando en el mundo”, abundo Clavell. “Esto no significa que vamos a aceptar cualquier cosa que te llegue, pues no somos un tablón de expresión pública”, destacó. “Tiene que haber un proyecto editorial que guíe esa publicación…tenemos un criterio editorial, una misión”, añadió.

Aparte del reportaje central, Desafío cuenta con cinco columnas fijas: Fetiches, Quebrantahuesos, Las vainas de San Juan, Música Anyone? y Fuera de la sombra. Por las próximas diez ediciones, las columnas se utilizarán para presentar contenidos con la intención de desafiar y provocar a los lectores para que participen, refuten o regañen.

Según Clavell, los colaboradores seleccionados son “puntiagudos”, no tienen problema en herir sentimientos, reconocen que tienen un trabajo serio entre sus manos y no les molesta que una persona difiera de ellos. “Hemos menospreciado el periodismo de opinión”, señala Clavell. “No podemos tolerar que una persona opine distinto a nosotros, porque de lo contrario la callamos y se acabó”, añadió. “Queremos que la gente entienda que la provocación no sólo se logra desde el Hard News, sino también desde las secciones culturales”, abundó.

Asimismo, el nuevo editor cultural está enfocado en presentar una voz homogénea a través de las páginas de Desafío. “La homogeneidad no significa aburrimiento o tedio, sino que vamos a tener una sola voz para que el lector reconozca el producto”, indicó. “Que se ame u odie a nuestros columnistas porque una columna ‘terrible’ es una buena columna que se va a leer”, acotó.

Manuel Clavell recomienda prestar atención a:

1. El fenómeno de los “reality shows” como Objetivo Fama. “Por más que querramos negarlo, la televisión cambia la forma en que el público se relaciona con la cultura y el que quiera negar eso está enajenado”.

2. La Comay. “Aunque nadie lo quiere aceptar, el ámbito cultural está copiando esa fórmula ganadora de comunicar”.

3. Edgardo Rodríguez Juliá. “Creo que no lo hemos leído bien; es irreverente, habla malo… molesta lo que él dice”.

4. Wisín y Yandel. “Lo que ellos han hecho con el lenguaje; el rescate lingüístico no se está pensando en términos culturales”.

5. Artes Plásticas. “(Los artistas) se han dejado contaminar positivamente por otras cosas…la representación empresarial, el mercadeo, la publicidad, ha dejado el canvas como su único interés. Contrario a los músicos, literatos que piensan que hay que dárselos todo porque lo único que tienen que hacer es crear porque sino sería una ofensa (para ellos)”.

Manuel Clavell nació en San Juan, Puerto Rico. Tiene 32 años y es el mayor de tres hermanos. Es periodista y bloguero. Su trabajo periodístico ha aparecido en diversos medios de prensa del país. Obtuvo un bachillerato en Ciencias Sociales con concentración en Ciencias Políticas y aprobó los cursos conducentes a la Maestría en Literatura Comparada de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Río Piedras. Asimismo, completó un Juris Doctor de la Escuela de Derecho de la UPR. Es abogado/notario licenciado. Además de ser el editor cultural del periódico Diálogo mantiene el reconocido blog cultural Estruendomudo en www.carnadas.org/blog