Escribe: Enrique Vila-Matas
El PaÃs, Babelia
Es posible que estas dos citas sean como lanzar un balón que no van a devolvernos nunca todos aquellos que tienen todavÃa el humor de situar la trama decimonónica en un pedestal absoluto. La novela del futuro verá esa trama como una simpleza que hizo furor en cierta época y se reirá de un tópico que me machacó durante mi primera juventud, esa idea de que la novela -“como bien saben en el mundo anglosajón”- ha de privilegiar siempre la trama. Hoy me alegro de haber visto pronto que aquella idea británica sobre la novela, como sucedÃa con tantas otras, no tenÃa por qué considerarla una regla inamovible. Me morÃa de risa el dÃa en que le escuché a Kurt Vonnegut decir que las tramas en realidad eran sólo unas cuantas y no era necesario darles demasiada importancia, bastaba con incorporar -casi al azar- una cualquiera de ellas al libro que estuviéramos escribiendo y de esta forma disponer de más tiempo para la forja de lo que realmente habrÃa de importarnos: el estilo.
¿Y qué sucede cuando no ocurre nada? Que termina uno a veces por acordarse de los orÃgenes de su fascinación por las tramas no convencionales y recuerda cuando descubrió que se podÃan construir libros libres, de estructuras inéditas, con asociaciones y cavilaciones en torno a centros ausentes…