Mapa lante es que vamos: versión bellaca

Mambo

Escribe Manuel Clavell Carrasquillo

De acuerdo con el déficit de información boricua en cuanto a las elecciones quisqueyanas que se celebrarán este viernes, nace una urgencia de demostraciones públicas de cariños y arrebatos en la avenida Ponce de León, territorio blanco PRD, y el casco de Río Piedras, feudo del PLD incumbente en el pillaje y despilfarro. Este año informa la policía 132 querellas por agresión sexual en la isla, pero aún así hay espacio para bellaqueras finas aunque con cierta violencia no necesariamente codificada en tomos penales. Uno podría comenzar la noche de celebraciones políticas de la hermana república en el negocio de El Padrino, comiendo pechuga de pollo en salsa de setas con mangú y tocándose los huevos debajo de la mesa al tiempo que el acompañante le roza los muslos sin detener el acto de beber cerveza Presidente fría. La jornada de optimismo carnal y electorera continuaría en pleno baño del picapollo, con tiempo y espacio para una agarradera mutua y par de mamadas por encimita antes del derrame lácteo último debido al apretujamiento de la masa negra en el local con la vellonera puesta a todo volumen vomitando bachatas de Monchi y Alexandra. Cierta prisa por usar el baño pospondría el derrame para un turno posterior, quizás para cuando los chispitos de coca politiquera hagan más efecto.

Un avistamiento del caluroso verano intenso que se avecina en ese baño, mientras la multitud se queja porque tiene que entrar a echar una meada como parte de la ceremonia del exceso, se mezcla con el delirio del chispito de coca y produce un sueño mojado que tiene que ver con pegaera, más sudor y grajos. Los tígueres sudarán hasta que sus sobacos huelan a sexo más negro que la noche sin luna, al decir del doctor José Francisco Peña Gómez, y los demás envidiosos de sus olores bestiales y sus carnes calientes que piden más los tumbemos con la mirada hacia la brea y los desvistamos al unísono mientras las madamas agitan banderas blancas y alaban con arrullos necios a sus candidatos. Estoy segurísimo de que así es que vamos a acabar con el caciquismo, moldeando vergas erectas detrás de los mahones marca diablo en cada mítin, chupando bembas poco a poco en un compromiso de estado con la succión menos explotadora y cruel posible, que es el beso negro o de los negros consigo, más bien en un acto de cariño colectivo para suavizar manos callosas y sobar nalgas duras ensartadas en calzoncillos Kalvin con infalibles tácticas de masajistas chinas y aceites con olor a piña colada.

Eso se merece una pausa en el Mitsubishi Mirage que tiene la neverita de foam en el baúl llena de cervezas. (La pausa, obviamente, es para refrescarse). Otra Presidente con limón y dos jaladas de Marlboro.
Luego, podría trazar la meta de tres orgasmos detrás de los postes marcados con la propaganda y la figura del candidato Miguel Vargas Maldonado. Podría hacerlo por la patria y la unión de las antillas en el programa bolivariano del presidente Chávez. Pero a mí me está que es mejor quedarse en la frase del gran privatizador de Harvard en el momento del clímax de los tres negros molletos: yo les digo con la carita de yo no fui, apuntad sus matracones y vénganse ahora mientras puedan detrás de los carros mal parkiados, porque después de los lechazos correspondientes “mapa lante es que vamos”.

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