DominiKitsch

carnaval11Escribe Manuel Clavell Carrasquillo

Desde que Rogelio Figueroa salió del clóset de los escrúpulos cosmopolitas y liberó con pompa y circunstancia el nacionalismo cultural xenófobo que tanto nos fascina al bautizar a su partido político con el nombre de Puertorriqueños por Puerto Rico, trato de controlar la dulce tentación racista sintonizando el programa “Las noches con Bélgica” para ver si –desde mi fronte boricua excluyente– puedo tolerar dos horas diarias de “dominiKitsch”.

Observando el espanto del “set” recargado que se complementa con la pintoresca personalidad de la comunicadora quisqueyana Bélgica Suárez (apodada “La Dama de la Noche” por el canal 29 de la provincia de Santiago, que llega por el 140 de OneLink) me repito: “Les comemos los dulces a la república con las filigranas decorativas y las finuras verbales de los estudios de Fuente de Agua Viva, No te Duermas, Mediodía PR, Anda Pa’l Cará y Marcano”.

El “ingenuo” discurso de Bélgica provoca el espejismo de una “mosquita muerta” titubeante, aferrada a la burda sabiduría popular llena de disparates y supersticiones campechanas. Sin embargo, detrás de la mascarada se esconde una matrona “heavy” y ducha en el pulseo político y farandulero.

Las enormes velas color chinita, la blusa con estampados de piel de leopardo, el alisado del pasurín en negación retrotaína y los cuadros de riachuelos plateados pintados con “airbrush” no desentonan con las preguntas “bobas” que les hace a los doctores invitados. El propósito del montaje es llevarles – “en su idioma”– mensajes de salubridad, prosperidad y esperanza a los telebárbaros.

La sordidez cibaeña que se cuela por las pausas noticiosas (mamañemas se fajan con puñales en un picapollo; contratista apedrea a trabajador haitiano; a machetazos por un “tíguere” dos mujeres) está en perfecta armonía con los auspiciadores. La juventud bebe Brahma mientras engulle salami Induveca y los de Industria y Comercio anuncian que “Es pa’lante que vamos”. Reafirmo con el PPR nuestra superioridad como pueblo, lástima que comamos Kikuet, bebamos Medalla y adoremos a Millie Cangiano.

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