FELAP premia al tirano cubano por mantener a los periodistas censurados

censuraCuba
Condecora a Fidel Castro la Federación Latinoamericana de Periodistas

sábado, 10 de febrero de 2007

La Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP) otorgó en La Habana, con carácter exclusivo, una medalla especial al Comandante en Jefe Fidel Castro, por su temprana y permanente vocación de lucha por la verdad, su cabal comprensión de la importancia del papel de la prensa y los periodistas, y por continuar librando una batalla sin pausas contra la mentira, la desinformación y la manipulación mediática.

En reconocimiento a la obra humanista del líder de nuestra Revolución, Juan Carlos Camaño, presidente de la FELAP, entregó este sábado la distinción al presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Ricardo Alarcón de Quesada, en breve ceremonia que tuvo lugar en la sede del Parlamento cubano.

“Compañero Fidel porque eres Patria y Humanidad” es el hermoso texto que aparece impreso en la medalla, concebida de manera especial para el mandatario cubano, porque “ha sido y es un sostén de las ideas en la lucha de las ideas no sólo en la actual coyuntura internacional, sino también en el campo de la profesión periodística”, expresó Camaño.

“Fidel es para la FELAP, y para muchos hombres y mujeres de este mundo, Patria y Humanidad, como decía Martí”.

Puntualizó que con ella la FELAP expresa “el sentimiento profundo de agradecimiento a un hombre que es uno de los más grandes estrategas de la revolución mundial, y uno de los más grandes idealistas y humanistas del siglo XX y lo que va del actual”.

Camaño recordó la afirmación hecha en una ocasión por Fidel Castro de que “la humanidad no pondrá su cuello debajo del hacha del verdugo” y aseguró que esa sentencia continúa “imbatible, inquebrantable e inexorable”.

La revolución cubana y la guía del Comandante son ejemplos para la lucha y confirman la necesidad de elaborar y defender ideas, agregó.

Camaño visitó a Cuba nuevamente para participar en el encuentro sobre globalización y desarrollo. Junto a él también estuvieron en la ceremonia efectuada en la Asamblea Nacional del Poder Popular parte de la delegación de la Unión de Trabajadores de la Prensa de Buenos Aires (UTPBA) que asiste a la Feria del Libro de La Habana, entre ellos Lidia Fagale, secretaria general adjunta de esa organización.

Al recibir la medalla en nombre de Fidel, el presidente del Parlamento cubano señaló que el máximo líder de la Revolución Cubana “ha apreciado y valorado mucho, siempre, la profesión del periodista y el periodismo. A la prensa le ha concedido siempre un papel primordial por la responsabilidad que tiene de comunicarse con el lector, de esclarecer, de explicar, de argumentar, de crear conciencia”.

“Desde el mismo triunfo de la Revolución, Fidel ha sido el que más atención le ha prestado a un problema fundamental en el mundo de hoy, el de la lucha por la verdad. Él ha librado una batalla sin pausas contra la mentira y la desinformación, en última instancia, cumpliendo la sustancia de lo que es la misión del periodista”, añadió el parlamentario y miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba.

Tras confesar que era un motivo de honor y de satisfacción recibir tan especial reconocimiento para hacérselo llegar al Comandante en Jefe, Alarcón afirmó que consideraba muy merecida la entrega, porque el destinatario ha sido un defensor incansable de la verdad y del ejercicio genuino del periodismo.

La FELAP, creada el 7 de junio de 1976 y con sede en la ciudad de México, es la organización pluralista representativa de los periodistas de América Latina y el Caribe, que congrega federaciones, uniones, sindicatos, colegios y asociaciones profesionales de periodistas. En estos momentos agrupa a alrededor de 80 000 periodistas y está presente en unos 20 países.

Al acto de otorgamiento de la Medalla de la FELAP asistieron también Tubal Páez, presidente de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC); Lidia Fagale, secretaria general adjunta de la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires, Argentina, y otros representantes de ambas organizaciones.

(Fuentes: Juventud Rebelde, Prensa Latina y UPEC)

Nuevo capítulo de “Adelaida recupera su peluche”: Una novela en cantos de Bruno Soreno

puta 2 1Pueden pasar por aquí para leer el nuevo capítulo de la serie de Bruno Soreno que estamos publicando todos los lunes y jueves (a las 9:59 am), hasta que se acabe el material. Le hemos hecho espacio aparte en el blog para que pueda ser leída cuando gusten de principio a fin: sólo tienen que buscar los capítulos en la columna de la derecha, debajo de las categorías “recurrencias” y “antes de cristo”, que son nuestros archivos. Verán la categoría “Adelaida recupera su peluche” seguida de los capítulos correspondientes. Que gocen (salta al ojo e hiere la retina) y a coger y a mamar que el mundo se va a acabar!

Foto de uBookworm (cc)

Embriología en la obra de Georgina Lázaro: Notas sobre lo último en la genética editorial dominicoboricua

38 malariaEscribe Pepe Liboy

La presentación de un libro de Georgina Lázaro el jueves pasado, en medio de un hermoso circo combinado con presentación y obra teatral, me ha llamado tanto la atención que he decidido escribir algo sobre el texto. Georgina nos cuenta la historia de una niña que sufre una hemorragia vaginal. Aunque la contraportada del otro libro que acompaña la colección anuncia que los editores buscaban escritos sobre el acoso sexual, lo cierto es que el cuento de la escritora trata sobre el paludismo. Como bien sabidas son las hemorragias que sufren los niños pequeños por efecto de la picadura del mosquito, y las confusiones posteriores a que conducen las obstrucciones que sufren las señoras por efecto del paludismo. Lo cierto es que si la obstrucción no se trata mediante un injerto de células humanas, la persona que la sufre no es capaz de tener hijos. Los dos cuentos de la colección publicados por SM Editores giran en torno a este espinoso tema del paludismo que tan bien estudiara Tomás Blanco.

El asunto del cuento de Juan Antonio Ramos también trata de la embriología, pero se puede hacer referencia a un poema de Lezama Lima, “Para llegar a Montego Bay”, donde se narra la historia de un hombre homosexual que es llevado a una piscina por sus amigos para que deje algunos espermatozoides en el agua. El personaje de Rita es una adolescente que se orina en una piscina, y quien su madre saca del agua por temor a adquirir células dispersas en el agua. Este método de inseminación por inmersión es común en Cuba, y tan accidental como las hemorragias palúdicas de que habla Lázaro, solo que Ramos bromea un poco con un tema que nuestra crítica literaria consideraba decididamente burgués.

La madre de Rita prefiere que su hija contraiga la célula a las buenas, y aunque parece no querer que su hija visite a un viejito que se la podría conseguir completa, lo cierto es que la manda a orinar al apartamento del anciano. Don Lucas, el anciano, sufre una trombosis. Es un maceta, pues no le da nada a la nena, sino unas galletitas. Es bien curioso que el cuento se venda como un ejemplo del abuso sexual de menores. Claro, el abuso es por parte de la madre de Rita.

Era tinta o era sangre

dragon1Escribe Manuel Clavell Carrasquillo

Para Rita Indiana

Entre las obsesiones más recurrentes de los tatuados se puede comentar sobre la muestra y la comparación, el mirarse frente a los espejos. En realidad buscan arreglar colores, demostrar imperfecciones lineares. Me decían que el hombro es zona de dificultad, así que creo decidirme por el anverso de la palma de la mano. Me voy a tatuar un ojo que sobresalga o un animal mítico como la sirena o los tritones. Pueden ser dos leones de Judá en medio de una pradera urbanizada con casas prefabricadas a las que se les escapan niños que juegan con pirotecnia en las aceras. Un desbalance de tintas y pólvoras que causa náuseas, una sensación de hartazgo. Pero una cosa si es segura, el azul en tinta china me contaminaría la carne y determiné que los niños eran azules porque sus padres los desatendían al no enviarlos al colegio. Por las noches, se sentía el ulular del viento en la urbanización y se confundían los movimientos de la luna con el frío invisible que esparcían las ráfagas. Cuatro jinetes que eran motoristas mataron a uno de los niños porque competían por velocidad después de haber fumado opio. Ni se enteraron más allá de las verjas más acá de los pastizales porque no había periódicos. Sin embargo, el tatuador salió a la avenida y pegó un grito que no oyó nadie porque a pesar de la vigilancia controlada todavía se podían hacer muchas fechorías. Su madre fue avisada, pero pidió silencio y respeto por el culto. Tenía el pelo largo y cada genuflexión frente al altar de la virgen de Fátima le costaba nuevos cracks en el centro de sus huesos quebradizos. La matrona era tan frágil que oraba y oraba mientras la aguja se me metía en la carne -cualquiera diría que la sentía- y el artista tatuador diseñaba sus hipogrifos y sus gorgonas y sus diablos. Yo, honestamente, preferiría efebos, pero no podía ser indiscreto si quería el reconocimiento del gremio. Tenía que disimular gustos particulares por los músculos caídos y las miradas tiernas. Cubrí el hombro como mejor pude con la toga, amarré mis sandalias y me lancé a la calle de nuevo para seguir atravesando patios en medio de la tatuadera. Tropecé con cortadoras de grama, mangas para regar el césped, hormigueros y perritos falderos. Escuché de lejos el ronroneo de los rezos de la madre y quise meditar con ella hasta que el césped se cubriera de rocío. De inmediato me di cuenta de que pedir no me serviría de nada debido a que no había pagado todas las cuentas. El agente se encargó de reportarme a las autoridades por deudor y embustero, fui marcado con un nuevo tatuaje institucional en el otro brazo y me destrozaron el omoplato. Los muy cabrones disimularon la tortura lanzándome contra uno de los muros que los niños usaban para rebotar pelotas. Fui trasladado al anexo, que consistía en un local común, pero allí vedaban a los tatuadores, así que no pude completar el diseño del ave fénix que había empezado otro artista en mi hombro. Unas odaliscas con uniformes de papel de aluminio se encargaron de vaciarme las tripas con unas pastillas para el adelgazamiento y de untarme tempertina en los tatuajes. El olor del petóleo me llevó al piso. Soñé con las caricias de mi madre y sus sobos con alcohol cuando me picaban las hormigas. En medio de la escena, se presentó mi padre con olor a cigarrillos acariciándose el bigote y echándome la bendición con la voz ronca. Oscureció. Me hice pis encima y hubo que limpiarlo de inmediato. Para esas ocasiones existían el Windex, el Lestoil y los forros plásticos, el matress no se había dañado tanto. De repente, las odaliscas entonaron un cántico extraño que se me parecía al que entonan los derviches en el norte de Africa. Se ponían en círculo, encendían inciensos, y del humo surgia la sombra terrorífica de un leopardo con los ojos verdes y los bigotes llenos de sangre. La peste de los orines hizo que reaccionara con asco, primero, y luego, ante la visión del felino amenazante, fue que tuve el orgasmo.

Estruendomudo lanza en exclusiva “Adelaida recupera su peluche”: Una novela en cantos por Bruno Soreno

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COMUNICADO DE PRENSA

PARA PUBLICACIÓN INMEDIATA

Espere la primera entrega de la novela en cantos Adelaida recupera su peluche, de Bruno Soreno. Su lanzamiento será vía Estruendomudo a las nueve y cincuenta y nueve aeme del lunes, 5 de febrero de 2007.

“No quedarán putas vivas, ni adoquines, ni de las ciudades de Bruno Soreno piedra sobre piedra cuando la gente termine de leerla”, dijo Manuel Clavell Carrasquillo en referencia al texto que tiene bajo su cuidado.

La Redacción del blog se encuentra ultimando los detalles gráficos del “template” adecuado para que la novela pueda leerse (a pesar de las salpicaduras de sangre) de la forma más placentera.

Se advierte que las entregas no son aptas para pendejos ni para cardiacos.