Escribe Manuel Clavell Carrasquillo
Para Estruendomudo
Un anuncio de página completa en el periódico de mayor circulación de la isla, pagado por un pastor evangélico de denominación bautista, explica claramente la posición del fundamentalismo cristiano en contra de los homosexuales puertorriqueños: la escoria inmoral de nuestro pueblo toca a las puertas de la Narcolegislatura reclamando sus derechos constitucionales y nosotros nos oponemos porque son humanos, sÃ, pero distintos a los demás seres humanos normales y corrientes.
El mensaje convida a la comunidad homosexual a abandonar sus prácticas sodomitas y canjearlas por las apropiadas de acuerdo a su literal interpretación bÃblica: si tuvieran piedras en vez de palabras para llevar su mensaje, nos lapidarÃan.
La derecha cristiana funadamentalista reacciona con la más burda violencia imaginable a un proyecto de ley disparatado propuesto en solitario ante la Narcolegislatura por el autoproclamado representante y activista de la comunidad Pedro Julio Serrano. Dicho proyecto de ley está redactado de forma abarcadora, sÃ, excesivamente abarcadora, e incluye llamadas de atención sobre asuntos que atañen a la ciudadanÃa de segunda clase que disfrutan los homosexuales del paÃs. Va abriendo brechas desde los ámbitos polÃticos, antidiscriminatorios, laborales, patrimoniales, identatarios y hasta incluye disposiciones en cuanto a la divulgación de insultos contra los gays puertorriqueños publicados en los medios de comunicación masiva como la radio y la televisión. Mixta con todo, eso tenemos. Sambumbia, mondongo.
A pesar de la existencia del adjetivo loable, que se le puede adjudicar al propuesto proyecto de ley y su auspiciador unipersonal, que provoca una reacción tan virulenta de parte de la derecha cristiana fundamentalista, se trata de un documento sumamente ambicioso y con visos incosntitucionales que desvÃa la atención de problemas graves de la comunidad en minucias ridÃculas. Hemos visto que la Narcolegislatura está poblada de asnos y, peor aún, de asnos con iniciativa que responden a hordas fundamentalistas como las que constituyen los grupos religiosos de extrema derecha: los lapidarios talibanes nuestros, a esos me refiero. Por lo tanto, presentar ante ese cuerpo de mamÃferos subdesarrolados en busca de establo fijo y lucrativo una iniciativa unipersonal, producto de un ego inflado y una consciencia vociferante y parejera, definitivamente no es estrategia digna de aplauso.
La comunidad gay puertorriqueña está compuesta por grupos numerosos de personas apáticas al proceso polÃtico, que detestan marchas, concentraciones, mÃtines, reuniones aburridas e interminables donde lo que se disputa es el tamaño de los egos de los lÃderes y no una agenda coherente, detallada, bien planificada para superar el déficit numérico con argumentos razonables, correctos en derecho y profundos en términos de desarrollo social y económico de una minorÃa desorganizada y al garete como la que nos abarca.
No es temerario, entonces, predecir el estrepitoso fracaso de la propuesta de Pedro Julio tal y como ha sido sometida; sin contar con un proceso democrático de crÃtica seria, depuración o purga que la haga viable en la Narcolegislatura, sÃ, pero antes de eso en la comunidad misma, pues la mayorÃa de sus miembros ni se ha enterado. Es más, la mayorÃa de los miembros de la comunidad homosexual puertorriqueña desconoce que en este paÃs el discrimen por razón de orientación sexual no puede ser reclamado en los tribunales estatales o federales. Land of the free and home of the brave, asà les dicen los gringos a eso que nos rige y permanetemente asumimos o enfrentamos.
Por tanto, es hora de asumir responsabilidades polÃticas en cuanto a este desastre y promover una discusión amplia sobre el proyecto del niño protagonista de esta lucha autocrática. YO, yo, yo… y el resto rezagado en los tiempos del lema universal: “No child left behind”, pura verguenza e irresponsabilidad polÃtica de unos pocos que se tiraron al ruedo antes de que la controversia madurara. HabrÃa que sumarse, entonces, a las filas de las organizaciones no gubernamentales, a las filas de organizaciones gubernamentales que han estudiado la problemática gay como la Oficina de la Procuradora de las Mujeres, la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico, la Facultad de Ciencias Sociales, el Colegio de Abogados, la Comisión de Derechos Civiles, la Hermandad de Empleados Excentos No Docentes, el Departamento de Salud, Fundación Sida, Aché, el Center For Desease Control, amplios sectores sindicales del paÃs, los comercios donde consume la comunidad homosexual y otras instancias de poder y resistencia que no esposible mencionar sin marear a los lectores. Todo ello, me parece, sólo para enmendar las fallas de una acción polÃtica amorfa, desenfocada y mal dirigida por un grupete de sabelotodos con Ãnfulas de treparse a toda costa en la palestra pública. ¿Cuál será el costo de este junte? Pues habrá que calcularlo y lanzarse.
De otra parte, la izquierda supuestamente revoltosa, perdón, revolucionaria del paÃs, dirÃamos el sector heterosexual más comprometido con las causas históricas del movimiento gay puertorriqueño, está muy ocupada resolviendo los detalles del funeral de Fidel Castro. Allá en el semanario de los ex-marxistas leninistas con vocación melona o colaboracionista con el régimen colonial que dicen atacar se explaya el lÃder de los tirapiedras trasnochados, Carlos Gallisá, en una cruzada de fe y esperanza -dije cruzada de fe y esperanza cual si vivieramos en la Edad Media y lucháramos contra los moros- por el pronto reestablecimiento de la salud quebrantada del Máximo LÃder caribeño, ahora vocero de ADIDAS. El artÃculo, tÃtulado “El Comandante”, comienza de la siguiente manera: “En una fortaleza asediada toda disidencia es traiciónâ€. ¿No me diga, señor demócrata, no me diga? La frase es nada más y nada menos que extraÃda del fundamentalista máximo, de la pluma de otro Comandante de las fuerzas izquierdosas que aún aspiran a dominar nuestra Narcolegislatura: San Ignacio De Loyola.
Asimismo, el tercer periódico en términos de circulación publica un artÃculo de opinión del Contralor de Puerto Rico, Manuel DÃaz Saldaña, explicando una vez más la polÃtica moralista del Gobierno: si se trata de publicaciones gubernamentales, incluyendo las que contienen propuestas de arte de vanguardia como las de la Trienal Poligráfica del Instituto de Cultura Puertorriqueña, las expresiones inmorales no pasarán de esta raya. Lo sentimos por aquellos que incluyen el cuerpo con sus orificios y pedazos de carne en sus exposiciones, no serán subvencionados por el Estado. Esta práctica de censura ha sido condenada, sÃ, pero el discurso fundamentalista imperante la aprueba, la sella, la rubrica y la avala.
Asà es que todo queda encerrado en el intercambio de sÃmbolos que es el gran Congreso de la Familia que es el estado Libre y Asociado de Puerto Rico, lo que pretenden atosigarnos estas personalidades mencionadas como si también fuésemos asnos y estuviésemos de acuerdo en que sólo existe una manera digna de organizar una familia, que no es otra cosa -creo- que un junte de voluntades adultas en proceso de descargar nuestros derechos y obligaciones cÃvicas tal y como manda la santa madre iglesia y sus respectivas instituciones de castigo y vigilancia. ¿Era eso? Queda demostrado que los homosexuales somos traidores de la religión y de la patria sólo por expresar nuestra sexualidad libremente en público y en privado; por ser quienes somos. La derecha fundamentalista cristiana y la izquierda seudorrevolucionaria persiguen juntitas, agarraditas de las manos, esa traición gravÃsima que profesamos como credo, o como actitud ante la vida, o como riesgo para condicionar la respiración mÃnima, o como manera de ser en el mundo y punto. Es sumamente sencillo: Queremos construir hogares con parejas del mismo sexo o no construirlos si no nos da la gana y disfrutar de los mismos beneficios y penalidades que el resto de las parejas y el resto de los ciudadanos. Como eso es asÃ, pues traidores somos y, lo dice Loyola en boca de Gallisá para resumir el argumento de todos los esbirros anteriores: como esta fortaleza llamada Puerto Rico está asediada, pues a la hoguera. Los disidentes serán excluidos primero y luego apedreados.
Ante semejante desolación del panorama polÃtico liberal, porque aquà todos somos liberales (eufemismo de progre wannabi, queda claro): de un lado un lÃder egomaniaco que presenta lo primero que le viene en gana en el foro equivocado, de otro un lÃder egomaniaco que decreta polÃticas culturales desde su expertise como contable a sueldo del Estado y, de otro, un lÃder egomaniaco que no tiene reparos en eliminar de golpe y porrazo a los disidentes gusanos de su agenda: Vamos por mal camino. Se ha sembrado un discurso fundamentalista, anticrÃtico, intolerante en todos los flancos y eso mismito estamos cosechando.
Sin embargo, las batallas siguen dándose en el microcosmos familiar todos los dÃas y en los entornos laborales y en las vÃas de circulación y en los medios de comunicación masiva, en las discotecas y en las paradas y en los cultos que les hacen las ovejas del otro rebaño al AltÃsimo. Eso ocurre mientras tanto. Hay un sinnúmero de homosexuales y hetorosexuales que no estamos dispuestos a pensar que sólo existe la vÃa fundamentalista chapucera que nos muestran todos estos exponentes de la poca cosa insularista para adelantar causas libertarias. Habrá que seguir discutiendo, opinando, besándonos frente a los extraños, escribiendo, debatiendo, pensando y actuando para que avencen. Habrá que seguir explorando otras avenidas menos pretensiosas y menos retrógradas aunque más efectivas para que aceleren a buen paso. Habrá que pararse en una esquina, en esa misma esquina que tanto añoran para sà Fidel Castro, Pedro Julio Serrano, Manuel DÃaz Saldaña y Carlos Gallisá, para gritarles a todos YA BASTA de hablar por nosotros. EngreÃdos que rigen el vocabulario y los actos, escuchen bien, les decimos YA BASTA. Nosotros tenemos otras voces, son más potentes que sus zumbidos conservadores aunque sigan siendo mudas y -gústenles o no- vamos a seguir proyectándolas.