Fair Trade

mickeymaoEscribe Tomás Redd™
Especial para Estruendomudo

Dos noticias aparentemente inconexas se han juntado en mi mente y casi providencialmente me han servido para armar un complejo rompecabezas. Por un lado, en las páginas iniciales de los diarios locales (no era para menos) aparecen crónicas redactadas por nuestros periodistas enviados especiales, “embedded with the troops”, sobre la última gran osadía de nuestra gobierno con mirada de futuro, en la tierra de Mao. Una de las estampas memorables retrataba al Secretario de Estado Bonilla y otro lugarteniente de la administración del ELA sentados en unas motoras peposas y aniqueladas, mirando hacia el horizonte y casi simulando una escena del filme de culto Easy Rider. Según las epopeyas periodísticas, la República Popular se transformó en el Disneylandia de nuestros especialistas de desarrollo económico: el lugar donde las fantasías se materializan y los deseos dejan de ser inalcanzables. Aquí llegarán con un portafolio repleto de proclamas y acuerdos de cooperación listos para anunciar, tan pronto arriben al aeropuerto internacional (en la salita que muy cuidadosamente habilitará la Autoridad de los Puertos), que en los mercados de Beijing, Xian y quizás Shangai pronto se estará vendiendo mabí-champán, jugosas quenepas, chicharrón volao, calentadores solares y la discografía completa de los Hermanos Cepeda. De más está decir que esos documentos, firmados probablemente por un oficial chino que es ayudante ejecutivo del secretario auxiliar de la oficina de acuerdos comerciales secundarios, sirven para lo mismo que medio rollo de Charmin pues los únicos acuerdos que valen, aún en estos tiempos globalizados, son las facturas por cobrar y los cheques con fondos.

La otra pieza de información importante apareció en los diarios de hoy. Resulta que agentes federales interceptaron una embarcación en la islita de Culebra con unos cuantos sujetos orientales (la nota dice chinos, pues todos los orientales en este país son chinos -asumamos pues que son lo que se les denomina-) que intentaban entrar ilegalmente al país. El titular no era nada novel en esta isla, que se ha convertido en puente hacia una visa para un sueño: “Detienen 24 inmigrantes indocumentados”. A primera vista pensé en los compañeros de la hermana república pero, para mi sorpresa, los tripulantes de la embarcación eran de lejos e incluían a dos franceses. No es difícil descifrar por qué deseaban llegar hasta acá; ellos tendrán sus rutas y buenas razones. Lo que me inquietaba era la coincidencia: nosotros enviamos a 5 o 6 de los nuestros a tratar de echar hacia delante las cosas en este batatal y de allá venían 13 mujeres y 11 hombres listos a hacer lo que fuese, a doblar el lomo, sudar la gota gorda y pagar un nuevo sales tax. Los nuestros gastaron sobre $300,000 en su “misión comercial” al magic kingdom; los que llegaron de allá trabajarán (idealmente en un buen taller con buena paga), consumirán, enviarán remesas, posiblemente abrirán negocios y ojalá echarán pa’ lante sus deseos y el de sus familias. Parece que el trueque ha comenzado. No me cabe la menor duda, en esta transacción salimos ganando. Que se queden por allá los achichincles del ELA, nosotros nos quedamos con los orientales. Eso es lo que llaman por ahí Fair Trade.

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