Mexicana Wedding Girl

Por Rey Emmanuel Andújar

Para Héctor el Jaguar y el Mariachi Los Reyes de América

Yo, cuando pienso en bodas, imagino burbujas de champaña y un mágico aire acondicionado. Oh, pero qué equivocado estaba. La Dichosa Unión se celebra en el salón de actos de una escuela para retardados mentales. Llegamos justo al momento de que el oficiante dice: “Puede besar a la novia” y el tipo está vestido de charro. Hay bastantes damas de compañía con vestidos color toronja y muchos muchachos de smoking. Se ven horribles. La tarde es fresca y no hay aire acondicionado. Me he prometido no beber mucho porque yo sé lo que pasa en este tipo de fiestas. Es mentira, no sé lo que pasa, me han contado, eso sí. Qiúbole hombre, me dice un señor con botas, bigote y sombrero y me da un shot de tequila y una Corona y yo le digo Muchas gracias compadre. Usté es mexicano, me pregunta y yo me excuso con lágrimas en los ojos, porque no manejo muy bien el licor fuerte, y le digo que no entre un trago de cervecita fría. Dominicano. ¿Cubano? No, le digo al final del segundo trago y la garganta se me mejora. Me dice que la vamos a pasar retepadre esta noche y me hace la misma pregunta que me hace todo el mundo: ¿Qué hace un dominicano en California?

El buffet es servido por los muchachos de la escuela de retardados, que hacen eso para ganarse un dinerito y demostrar que son valiosos para la sociedad. La profesora los vigila para que no echen comida de más y para que no tomen alcohol. Buena medida. Yo no como nada, se me hace muy difícil digerir el sazón picante así que opto por más cerveza, evitando al compadre sinaloense, que cada vez me invita a un trago de tequila y ya van tres y yo como que no estoy pudiendo. Durante la comida, los gringos aprovechan la oportunidad sociológica y piden otro margarita por favor.

El gran momento se acerca, apagan las luces y, luego de los brindis, aparece el Mariachi Los Reyes de América: hacen su entrada triunfal cantando En la Penca del Maguey… En el mariachi hay una niña, sí, una niña como de doce años, pero parece de siete y toca el violín y bebe cerveza: es la sensación del mariachi. Entre canción y canción los gringos se acercan para implorarle al papá, con lágrimas en los ojos ante el prodigio musical: Edad, por favor. La niña tiene hambre y bebe. Ella me ve los deseos de preguntarle algo y con los ojos me dice que ni de madres. La imagen me deja perturbado y llego por fin a la mesa, donde todo el mundo borracho se ríe de las ocurrencias de un escritor puertorriqueño y sabrosón. Yo me canso de decir que soy dominicano, acepto con mucho gusto otro shot de tequila y mis nuevas nacionalidades, me doy un trago de cerveza y me pongo un sombrero para cumplir con mi especialidad en las bodas: ir mesa por mesa sacando las señoras mayores a bailar.

Rey Emmanuel Andújar es un escritor dominicano residente en California. Ha publicado dos libros en Puerto Rico bajo el sello editorial de Isla Negra Editores: “El hombre triángulo” y “El factor carne”.

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