Especial para Estruendomudo
Luego de haber escrito uno de los himnos más estridentes en contra del asesinato de Filiberto Ojeda Ríos y conquistado las ondas radiales con éxitos como Se vale to-to y Atrévete te-te, nuestro representante suburbano-académico en la cultura del reggaetón nos volvió a sorprender con su visita, conferencia de prensa y eventual abrazo solidario al gobernador Acevedo Vilá. Lejos de ser un rumor, bochinche bajuno o encuentro tras bastidores, el evento fue todo un espectáculo digno del género que Residente representa y contó con la participación de otros portavoces de la sociedad del espectáculo “welfareista” como el líder comunitario Don Papo Christian.
La actividad, una gesta heroica que intenta combatir el hábito bestial y vaqueril de vaciar un arma de fuego al aire durante las celebraciones de año nuevo, fue la excusa más apropiada para que ambas partes lograran sus objetivos ulteriores. Acevedo Vilá, quien acaba de recibir una estocada ideológica cortesía de Rubén Barrales, Fortuño y la Casa Blanca, anda en busca de causas comunes, cívicas y de interés local pues su capital político se ha erosionado fuera de nuestras costas y todo parece indicar que será un invierno duro y frío para el ELA. Un político que nunca ha sido fotogénico aprovechó el amplio podio y potente megáfono que le confiere la posición para atraer a un artista que cautiva a cualquiera aún así pida la cabeza de unos cuantos marinos y orqueste un ataque al norte con par de güiros.
No nos confundamos, el inquilino bona fide de la Calle 13 no llegó allí engatusado por un canto de sirena y una oportunidad para hacer un esfuerzo como voluntario. Más bien reconoció el significado de que el más alto ejecutivo gubernamental se haya declarado fanático de su flow y aprovechó esa coyuntura para entrar al círculo privilegiado de artistas populares que reciben el más alto endoso del Estado e inmediatamente se convierten en embajadores de nuestra cultura. Traducción simultánea: aumento en las ventas de un álbum de debut y trámites de visa acelerados tan pronto llegue la invitación para participar en el primer festival de reggeatón en Bahrain.
Nada de esto es nuevo. The Ramones, The Doors y Los Rolling Stones han vendido sus canciones a compañías multinacionales en momentos clave para afinar los oídos de nuevas generaciones o saldar cuentas por pagar en barras y casas de préstamos. Como bien se ha dicho anteriormente: rebelarse vende. Bajo nuestro capitalismo, la ideología disidente, contestataria y risqué siempre ha sido una mercancía con amplios márgenes de ganancias y una rentabilidad clara pero a la vez limitada. Si tienen dudas o prefieren explicaciones expansivas, léanse los escritos en torno a la nación de Carlos Pabón o Arturo Torrecilla. En un momento dado reconocíamos que “Winston y Puerto Rico, no hay nada mejor” y hoy sabemos, gracias a Calle 13, que “Gobernador, aquí se hace lo que usted decida”.
¿Debemos considerar a Residente y su crew como unos vendíos? Definitivamente; pues ese es su trabajo: vender discos. Lejos de juzgar su condición como businesspeople tenemos que empezar a escucharlos con más detenimiento y captar, como bien dio a entender René al ser abordado por un periodista, que su rol es fabricar y mercadear metáforas. Ahora bien, el reto es monumental pues tendrán que reinventarse continuamente intentando no dispararse el pie en el camino. ¿Cómo les saldrá la jugada? Eso está por verse. Hace unos meses salieron sus líricas en Claridad como parte de un número en honor al patriota acribillado, ayer nos dijeron sobre la canción Querido FBI: “Se trata de lo que hizo el FBI, ni siquiera es de Filiberto”. Al menos por ahora nos siguen repitiendo: “No sé porqué carajo estás en ese tour /¿Cuál es tu flow de Bacardi con Kahlúa?/ […] Se vale to’ to’ ”.