Confesiones de una escritora post que es diva performera y que canta poptransfolk

Entrevista a Rita Indiana Hernández

 
Por Manuel Clavell Carrasquillo
Redacción de Estruendomudo

 

Foto y apoyo espiritual de Deepak Lamba Nieves

Ha escrito dos novelas que se han publicado en Santo Domingo y San Juan, primero en forma clandestina, entre fotocopias y ediciones piratas, luego en la decencia encuadernada del formato libresco de los sellos Editorial Isla Negra y Ediciones Vértigo.

 

La primera, titulada “La estrategia de Chochueca”, es un recorrido bestial por las calles del Santo Domingo de una juventud desquiciada por las prisiones del insularismo caribeño. Es la novela de la joda empastillada, de las juergas hasta las tantas en las discos de la capital, de los primeros besos bisexuales. Además, cuenta historias de amores perversos y amistades perniciosas, robos, brutalidades políticas, policíacas, hospitalarias y traqueteos.

La segunda, que acaba de publicar Ediciones Vértigo para inaugurar su colección de libros de ficción, es otra cosa: tiene carátula rosada. Se trata de “Papi”, el recuento flash (la novela fue escrita en 3 meses de sexo, pudor y lágrimas en la biblioteca de Cornell University en Up-State New York) de la "vie en rose" de una niña a la que su padre todo le da y todo se lo compra. Aquí, el padre imaginado por la narradora infantil no es metrosexual, tecnosexual o über: es el PostPater que creció en los canales enfangados de la mísera villa a la sombra del paternalismo de Balaguer y compañía, pero que logró "superarse". Es el emigré tíguere que está en los cuarenta y tantos, viviendo la vida loca entre los negocios en el barrio y en Miami. Rita Indiana Hernández (n. Santo Domingo, 1977) usa a una niña para presentar un ectocardiograma del espectro del PostPater.

Pero la cosa no acaba allí, la chamaca hace performace, escribe poesía, cuento, es madre, vive con una doctora en literatura hispánica con énfasis en el Caribe que es alemana, viaja a Puerto Rico todos los años para atender a su amplia fanaticada (Mayagüez, Cayey, Santurce, Río Piedras, Viejo San Juan…) y ahora le ha dado por cantar en un grupo asociado a la degradación noventosa del tecno y la música electrónica. Casifull se llama.

La megadiva, que mide más de seis pies, nos honrará en Puerto Rico con la visita de todas sus pulgadas y sus vainas en estos meses pre-navideños del 2005.

La Redacción de Estruendomudo conversó con ella vía Internet sobre este fracasado (las ganas de los lectores) crossover de las bibliotecas a los puti-clubes.

Estruendomudo: No te imaginaba como vocalista, ¿va en la línea de la vocación performera?

Rita: La maniobra performativa que representa vivir en la peri-periferia demanda ya bastante arte. Lo de vocalista me acerca a la Sophy de maneras menos moisty de las que yo quisiera, así que dime liricista como me diría Tego en un sueño mojado de Guillermo Rebollo Gil. Estoy haciendo cosas que suenan con amigos y sin ellos. Yo no tengo ninguna formación musical, porque haber crecido en una casa con una soprano dando clases de solfeo a proto-baladistas de 3:00 de la tarde a 8:00 de la noche no es una formación, por lo menos fuera del campo de la osteoporosis. Yo quisiera ser una diva folk pero justo cuando el pelo me está creciendo mi novia me lo corta por la noche y acusa a Babalú (nuestro gato) o a Goethe.

Estruendomudo: ¿En qué antros de la capital se está presentando el grupo?

Rita: Nuestro debut fue en la fiesta de un amigo, sacó la cama de su cuarto para que pudiéramos tocar en la habitación con aire acondicionado, alrededor de 15 personas asistieron al gran parto sicotrónico. Una semana después, tocamos en el Museo de Arte Moderno de Santo Domingo durante la Bienal de Artes Visuales y hace tres días para el cierre del Chocopop, que es un encuentro internacional de performance que se viene realizando desde hace 3 años en Puerto Plata, Sosua y Cabarete (todos destinos turísticos de la costa norte).

Estruendomudo: ¿Cómo se da esa interacción con tu público?

Rita: Es interesante, la gente siempre ha sentido mis libros como algo más musical que literario y pienso que la transición no ha sido tan rough.

Estruendomudo: ¿Estás en la escena por los cuartos ($$$) o por compromiso socio-artístico?

Rita: Pues cuartos no hay muchos, estoy viendo cómo le vendo un par de letras al primer Daddy Yankee que se me parquee al lao. Porque tu y todos saben que yo tengo los cassettes oxidao de pra pran que a ti te gutan.

Estruendomudo: Estrenas página de Internet, ¿qué es lo que estás mostrando/ocultando?

Rita: Pues la paginita es básicamente un espacio para mantener a la gente al día de los shows y de mis estados climáticos. También pueden bajar audio clips y pronto piezas de vídeo.

Estruendomudo: Ya sale tu novela Papi en Puerto Rico, ¿cuál es la agenda de presentaciones? ¿En qué camas te vas a estar quedando?

Rita: Mis camas son las de Belisa y Deepak, que también se reparten mi corazón y mi estómago cada vez que vengo, tengo que repartirme equitativamente que sino se ponen celosos y me mandan a hacer guanguás con un brujo estruendoso que trabaja para ambos.

Estruendomudo: Antes de irte de nuevo a la dimensión desconocida de Quisqueya, please, dinos qué estás leyendo y en qué escrituras cachondas estás trabajando.

Rita: Hace mucho que no leo literatura, prefiero los blogspots. Pero lo último que leí fueron los sutras del Mahayanna. Te puedo contar lo que escucho: el disco "The Doldrums" de Ariel’s Pink Haunted Grafitti, "Go pets go" de Dat Politiks y "Cripple Crow" de Devendra Banhart. La mayor parte del tiempo me la paso hablando por el messenger con mi novia, dibujando y planificando peregri-naciones. El tiempo que paso con mi hijo me da muchísimo, más que cualquier librito, hacemos animaciones juntos y rituales para que vuelva la luz eléctrica (la energía se va por lo menos 6 horas diarias en mi barrio), él es mucho más experimental que yo, sobre todo en sus creaciones musicales.

Algunos links bajo Rita:

http://meme.no/ritaindiana/default.php

 

Golosa de pasiones: 21er Microrrelato Erótico Acogido a Primera Enmienda

Por Julie Andrade

Noche golosa de pasiones. Estregando las curvas con espuma. Estar a tiempo para no perder el domingo de mayo. Agua, jabón y champú corren por los senos devorados. Se aliviaban con agua tibia y volvían a desear aquella boca húmeda que los estuvo besando. Noche tormentosa y ellos se desnudaron el alma de inhibiciones. Torrente de amor salieron de los pliegues del alma. Irónica era la vida, cómo jugaba con ellos. A punto de establecer nuevas vidas, flota a superficie la fantasía reprimida. Platicando con detalles, le hizo ella el amor a la perfeccionista. Esa que lo tuvo prestado sólo 2 días y pretendía romper una relación de muchos años. Extraña pretensiosa, a punto de finalizar su placer, quedó al lado, obligada de lejos a sólo verlos. Fantasía que encandilaba a la esposa aún más. El cuerpo de él en sus brazos. Lo besa de los pies a la cabeza muy suave, disfrutándolo lentamente. Lo mordía de a poco, llenándose de él, sin pudor y sin valorizarse como mujer. Agua limpia en su cuerpo sacaba la suciedad y el asco de haberla tenido a ella en la fantasía. Pensamiento de doble filo que la excitaba llenándola de satisfacción. Entra él al baño disimuladamente, procurando darle los últimos vistazos a su mujer de años. Pronto se marchaba con la perfeccionista. Su mujer de caderas anchas, trasero proturberado y cintura pequeña. Ella lo mira muy sonriente . El sospechando su juego en la ducha a solas. Ella lucía su nuevo “look” de cabellos cortos y él, ante el cambio, la inspecciona con la mirada detalladamente. Esta no es la mujer que él creyó conocer, estaba distinta y renovada. El cierra la puerta con llave y la interroga sonriente. El relato de ella en la ducha lo excitó, y él precipitado le baja el pantalón. Tentándola al placer, él corrió su boca hacia el mismo centro, cabalgándola por todo su cuerpo. Uniéndose, sin dejar lugar de penetrar su piel, en pasión y en amor mismo. Después la besó intensamente, quitando el brillo de los labios y dejándolos, al natural, color carmín. Los ojos intactos con su delineador negro, marcando fuerte la almendra de sus ojos. Ojos que en éxtasis de placer candente, lucían enormes. Los ojos de él eran pícaros y de mirada intensa y sincera. El sintió la tranquilidad de tenerla otra vez en sus brazos. Los dos explotaron juntos en éxtasis, ante el placer de la fugaz entrega. Abrazados los dos se besaron tiernamente. Ella se levantó, subió su “thong” transparente a sus caderas y sus pantalones negros de seda fina. Acomodó los senos rosados en la camisa sin manguillos de encaje negro. Se puso un poco de perfume, brillo en los labios y estuvo a tiempo para celebrar su día en familia. No fue la última juntos.
Ilustración: Fernando Botero, "Amantes", 1979.

La danza del amor: 20 mo Microrrelato Erótico Acogido a Primera Enmienda

Por Mares Vicens

 

Para José J., por ti:

Estoy sentada en la cama, piernas cruzadas, desnuda. Entras por la puerta, me miras, el calor comienza a surgir, tus ojos me devoran mientras mi cuerpo tiembla anticipando el momento del sabor. Descruzo mis piernas, mostrándote la fruta del sabor, me sigues mirando, tus ojos pícaros me piden más y, por supuesto, más te voy a dar. Mi mano derecha comienza a trabajar, va bajando poco a poco, me pide más. Mi fruta sedienta de ti te va llamando mientras mi jugo mágico se desliza por mis manos. Te acercas a mí, tus labios carnosos comienzan a deleitarse, besan mi piel desnuda, reluciente, el frío y el calor se apoderan de mí. Desapareces entre mis piernas, mis ojos te buscan, pero no; quédate allí, quédate lamiendo la fruta, poséela. Tus manos grandes comienzan a recorrerme, me acorralan, me consumen, me empujan la espalda, me presionas contra ti. Te detienes, me miras a los ojos, sin palabras tus ojos me hablan, me hablan de amor, de deseo, de sueños, de vida. Continúas, besas mis pechos, te detienes en cada uno de ellos, exhalando el olor dulce que sale de ellos, el olor a maternidad dormida que desea ser inaugurada. De momento el control se ha esfumado, tu cuerpo y el mío comienzan la danza del amor, tu cuerpo y el mió se convierten en uno, tu fruta se apodera de la mía, me extirpa, me domina, no sabemos dónde comienza uno, dónde termina el otro, los corazones laten al unísono y nuestras bocas se buscan sin parar, nos decimos mil veces ven con los labios. De momento las sensaciones comienzan a perderse y ahí, cuando mi voz se ha perdido, cuando mis ojos no precisan lo que ven, la explosión se apodera de mí, de ti, y me llenas completa de tus pistilos de agua luz, quemándome entera, sintiendo cómo poco a poco entran en mí, cómo poco a poco tu fruta se va exprimiendo dentro de la mía y es en ese preciso momento que nuestros ojos lloran por la maravillosa danza que acaba de surgir.

Esa silla: 19no Microrrelato Erótico Acogido a la Primera Enmienda

Por Gloria Carrasquillo Padró

 

Para Larry: Fantasía erótica en un tiempo

La moral no reside en la epidermis.
-Tradiciones en salsa verde, Ricardo Palma
Tienes que sentarte en esa silla negra de cuero con el espaldarín alto para que estés más cómoda. Es la fantasía más encendida y agradable que he tenido desde que cumpli 55 años. Verte ahí con tus largos y azabachosos cabellos sobre el pecho sudoroso y vestida sólo con esas medias de nylon off black, de esas que llegan hasta más arriba de tus bellas piernas con encajitos franceses en los elásticos y que sólo luces porque te lo pedí. Se me sube un calorcito por el dedito grande del pie sólo de pensarte así, medio desplomada allí sobre el cuero frío y con esos ojos sezgados semicerrados, llenitos de lujuria, y tus labios hambrientos de mí con ese brillito rojito velvet, ese que me gusta tanto y esas uñas de tus pies, rojitas también, ¡apuntando hacia mi mismísimo centro! Ahora que ya noto que abres tus muslos trigueños mientras me acerco al borde del lecho, y que tú te me acercas, empujando la silla giratoria hacia la cama, aprovecho y me echo para atrás. Ya siento tus garras de tigresa caribeña subirse por mis piernas gálicas, acercándose más a mis blanquísimas caderas, un poco desgastadas por el trabajo duro de largos años sobre la silla de madera de escritorio gubernamental, y como que empiezas a arañarme por la ingle primero y, despues, mucho después, a gustar de mi ombligo y a pasarme la lengua por el cuello y el pecho… aún sin levantarte de la silla. Vuelves hacia mi centro más centro mientras me desespero más, me mojo más y me erotizo más. Es entonces que siento cómo se me erizan mis blancos bellos y se me para más el asta y yo te digo: más abajo, más abajo, y tú me dices bien quedito, "qué rico estás, me gusta más el sur…".

Ilustración de Wallace E. Millner.

Revelaciones: 18vo Microrrelato Erótico Acogido a Primera Enmienda

Por Enio Cuadrado

 

Un hilo luminoso desde la entrada. Él no miraba. Se acercaba al otro cuerpo. Contemplaba: “Labios como ningunos”. Vello erizado. Trémula boca. Piel estremecida. Un espacio invadido por la mano… los dedos danzantes de la mano. Hoyo negro. Negro como un beso oscuro. Mente tras la vista adormecida. Espuela en su faena levantada. Enclavada en la carne. Caballos sudorosos que relinchan hablándole saliva a la fusta apasionada del jinete… que sabe. Universo caótico en la cama. Vía láctea histérica, confundida en su errático encuentro con la otra.

Un hilo de luz. Desde la puerta, viendo el paño corpóreo de un hombre bajo el sexo moribundo de su esposo, excitada, hedonista, quedaba María.

Ilustración: "La confesión del amor", Jean-Honoré Fragonard, 1771.

Das Erotik: 17mo Microrrelato Erótico Acogido a Primera Enmienda

Por Yara Liceaga

 

Fechado junio 15 dosmilcuatro

Puede también llamarse el deseo diferido. O puteangando. O mi marido me cela hasta de las palabras. O mi hombre es tan inseguro. O el show de leer a otros. O el que usted prefiera.

Si fuera tu mujer, el baño sería mi escondite secreto. Esperaría a que lograras el sueño para darte dulcemente un beso en la frente. Aprovecharía a grabarme el olor de tus sienes. Observaría largamente tu pecho al respirar dormido, bajando la mirada por los bíceps tan bonitos que tienen el honor de pertenecerte. Tocaría uno de ellos. Segura de que duermes, me guardaría sobre la punta del dedo gordo del pie. Andaría muy despacio. Delicadamente abriría las puertas que me condujeran al escondite. Me encerraría en él. Encendería una vela. Del cofre en que guardara las toallas sanitarias y los maquillajes abriría el área escondida. Con un hambre descomunal, sacaría a otro hombre: Edgar Ramírez Mella. Me atragantaría su corpus literario. Regresaría, un tanto después, todo a su acostumbrado lugar. Frotándome la barriga con las ideas, devolvería sobre la pantalla del ordenador, que estaría en el cuarto que sería tu escondite a voces. Con la tecla de send limpiaría el desorden. Y me regresaría al cuarto, mas callada aun, con un hambre atroz naciéndome en todas las bocas. Y ahí te jodes.

Ilustración: "El beso", Francesco Hayez, 1859.

Volcansismo: 16 Microrrelato Erótico Acogido a la Primera Enmienda

Por HRCS
 
De primera intención pensó que era un sismo de gran magnitud. Se estremeció al sentir que un cuerpo extraño caía sobre ella con una fuerza inusual. Gritó. Luego comenzó a temblar y a reír y a llorar y a susurrar Dios mío –Dios mío. Mordió aquel cuerpo para deshacerse de él pero se abandonó a su suerte. Una corriente de lava espesa e hirviente la inmovilizó por fin. Qué rica y extraña es la muerte, pensó. Fue entonces cuando se dio cuenta de que se trataba de un verdadero volcán. Y creyó dormirse para siempre.

Por nacer: 15 Microrrelato Erótico Acogido a Primera Enmienda


Por Amed Irizarry Quintero

Me encantaría metértelo esta noche, pero me da miedo. Sabes lo que dicen, que si se le da muy fuerte la cabeza sufre. Sabes que yo quiero que nazca sano. Sabes que me encanta metértelo por el culo, ¿pero si el dolor se convierte en pesadilla para tu hijo? Mejor te la mamo.

Ilustración: "Souvenir. (Pregnant woman looking at a picture of her departed lover)" de Leon Lebegue.

Erotismo: 14 Microrrelato Erótico Acogido a Primera Enmienda

Por Guillermo Rebollo Gil

 

Basta que entre el detective privado al dormitorio y encuentre a la mujer en la cama, el bulto en los caquis del hombre va a requerir de la asistencia de dos ayudantes de producción manteniendo la caseta arriba con hilo de pescar. Basta que la mujer anónima se arrodille para desabrocharle los dockers, el zipper abrirá a otra bragueta, botón y correa. Basta que la mujer logre vencer el cansancio para desnudarlo, el área pélvica del detective aparecerá distorsionada por los censores. Yo no sé si es la influencia de los curas jesuítas —el uso de los stickers de "just say no" tanto para la semana anti-droga como para la semana de educación sexual. No sé si todo parte de mi renuencia a usar palabras como "pubis" o de un temor a que se me pase la mano con la humedad y los personajes terminen ahogados en el cuarto. La cosa es que yo no sé escribir escenas de sexo. A lo más a ella se le salpicaría un poco de saliva cuando él le tuerza el cuello para besarla frente al ventanal con la sutileza de un dentista.

Ilustración: "Shy man admiring woman in the background".

Una hora de break: 13 Microrrelato Erótico Acogido a Primera Enmienda

Por Yetriz Toal

 

Entre juegos y risas se encontraron sus ojos y se acercaron sus labios. Besos tiernos que desataron ráfagas violentas de respiración. Él la tomó por la cintura y de un tirón la sentó sobre sus piernas. Como leones hambrientos se devoraron y tocaron sus manos con loco desenfreno. Allí donde la ropa estorba bailaban el ritmo de las olas… viene, va, va y viene… subió la marea. Ella enardecida bajó la cremallera, tomó aquella voluptuosidad deliciosa entre sus labios y comenzó a saborearlo. Lengua arriba, lengua abajo… ella hambrienta lo succionaba y él electrizado. Levantó su falda y abrió las piernas en su cara, él apartó sus bragas y furioso comenzó a lamer su manzana. Manzana deliciosa, ardiente y jugosa, hinchada por las caricias ya pedía otra cosa. Apartó su boca y llevó su manzana sobre la roca encumbrada. Suavemente se abrían los pétalos de su flor de manzana y desaparecía dentro de ella la suculenta carne jugosa y empapada. Vaivén de olas, desaparecía y se asomaba. Estallaron en volcanada de pasión en la parte trasera de la guagua… sólo faltaban dos minutos para que ella regresara al trabajo.

Ilustración: "Lovers 2", Schiele.