Oda a la diva de porcelana
Por Gloria Carrasquillo Padró, en homenaje a nuestra primerísima diva Johanna Rosaly
¡Oh dama de cabellos
con rayitos de antaño negro azabache,
pegaditos con el último mousse francés
del beauty parlor de Magali Febles!
¡Brava!, no cantarán tus más adeptos seguidores.
Señorona de hermosas piernas
que desfilaron por vetustos humanísticos
pasillos de la universidad
con las primeras mini faldas
de los almacenes Gonzalez Padín estrenadas.
Arrebatados los que te vieron en virginal refajo
en el Teatro Tapia abarrotado:
"El efecto de los rayos gamma en la flor maravilla".
Todavía te queda divina,
después de los sesenta,
la figura de diosa antillana:
ojuelos oscuros pequeñitos que los focos de la TV
alguna patita de gallo han dejado,
a pesar del infame bisturí…
¡Oh, cuántos sueños comemierdas forjados a granel!
¡Qué hueco tan profundo dejas en la pantalla chica,
plástica diva de piel porcelanosa!
¡Cuánta envidia provocaste, oh brava, minúscula damita,
tú, la novia del hijo de Angelamaria!
En el canal seis hiciste escante,
en nuestra memoria
siempre serás cristal frágil.