Por Manuel Clavell Carrasquillo
De la Redacción de Estruendomudo
A Mari Mari, en solidaridad periodística, para que se ilumine la ignorancia populachera.
Es imposible hablar de la profundidad de una obra literaria en la cafetería Jahaira. Ello, si se quiere pormenorizar en ciertos detalles que no interrumpan el flujo de la vellonera, equipada con lo mejor del reggaetón y la bachata, ritmos que a esta hora de la madrugada invaden los cuerpos de las locas santurcinas.
Sin embargo, allí nos encontramos los escritores realengos de la ciudad, dale que es tarde, nosotros queriendo hacer ciudad en las ruinas del desastre, con el propósito de vernos las caras como si fuera la primera vez que las observamos en pleno disimulo. En esa cafetería no hay posibilidades para la poesía, allí reinan las cucarachas.
Pero, aún así, en el territorio más bajo del intercambio etílico que se cruza con la inmundicia del limosnero y la desfachatez de la travesti, ¿cómo reaccionan los poetas de la Universidad de Puerto Rico a la divina presencia de un bugarrón en traje y corbata que corteja a un chamaquito desviado? ¿Cómo meter la poesía en un antro que se cae de falta de vergüenza y decrepitud no vigilada?
Las otras noches, Mara Pastor (la Diva Estructuralista) y Yara Liceaga (la Diva Sandunguera), unieron sus vasos de cerveza al de mi marido y al mío allí, para brindar por el futuro de la literatura puertorriqueña.
No estaba con nosotros su editora, la periodista Mari Mari, quien garantiza la puesta en circulación de sus escritos una vez a la semana en el “En Rojo”, sección cultural del semanario de corte neo-nacionalista Claridad: “El Periódico de la Nación Puertorriqueña”. No estaba. No porque ella no pudiese encontrase con nosotros allí, en ese hoyo negro de la Parada 18, sino porque la reunión, casual e insignificante, no estaba diseñada para ello. Sin embargo, la sentida no-presencia de Mari Mari trajo consigo la ausencia inconsciente de la discusión del estreno de Las Divas (El Dúo Dinámico) en la sección “De Trasmano”, contraportada literaria del suplemento del referido semanario, honor periodístico que también comparten ellas con dos literatos machos.
Esta intervención propone una mirada qué-se-yo a dicho encuentro, y a dos de los trabajos literarios publicados recientemente por las Divas en “De Trasmano”. O sea, es el recuento de lo que nosotros no hablamos. En cuanto a los caballeros, este servidor procederá a opinar después, cuando encuentre valor suficiente para salir del rouge y la mascara, y enfrentarse al Bacardi de la testosterona encuadernada.
Pudimos haber convocado a la editora en cuestión para discutir el paso de la Diva Sandunguera de secretaria glorificada a escritora minimalista. Pudimos, pero no lo hicimos. A ver, pudimos haber comentado los cinco sobre su cuento “La mariposa, el cuerpo en la laguna, la huida”, que es un homenaje feminista post al encharcamiento del cuerpo de la dama que soporta el sudor que le provoca el bulto del marido, cuando este la roba la sábana para acomodarse mejor en la cama.
De mañanita, el personaje femenino despierta, porque una gota de sudor la llama: “El líquido se desparrama por las sábanas. Abre el ojo. Shock. El ojo abre. El otro. Shock. Se le enfrenta a la mirada el mismo hotelucho de mierda”, escribe la Yara, esforzándose porque el lector tenga “todos” los elementos de juicio que lo lleven hacia la pintura que se descascara en el techo y, de paso, directito a las lagañas.
Más adelante, la narración se quiebra, como quiebran las pedradas el lento flujo del agua en los estanques. Como se quiebran las escenas con el corte. Quizás, la quiebra tenga que ver con la necesidad de enumerar un proceso de ruptura con la capacidad narrativa hiperrealista que la antecede, “No More Drama”:
“Unas gentes con medias al otro
lado pegándoles sonrisas a
los postes de carne acabada de
abrir.
Una sangrecita que sale a decir qué
tal todos y después: me
llamaron,
Como cuestionando su verdadera
función
porque
colmillos”
Ya ven, la Diva Sandunguera, que cursa estudios de maestría en Escritura Creativa en la Universidad del Sagrado Corazón, comienza a sandunguear con el surrealismo paranoico, con la dislocación de los nervios conectores y su detonación de visiones, y sigue aportando imágenes, muy de poquito a poco, de los salideros sin tapar, de los desbordes de sangre, flujo vaginal y semen que se le antojan a la hora del desayuno cada vez que tiene que despedirse del sueño del “necesario” reposo que ha aplazado. Todo chorrea y eso lava con fluoruro los colmillos de ella, pero el sucio -cuando es difícil- siempre regresa a lo manchado. “Algo se desprende y se alborota”, dice la Diva para concluir su boceto de las cositas que le preocupan mientras organiza documentos de oficina, coge el break reglamentario y poncha.
La Cafetería Yahaira va poblándose de letras de menú y números de paga a medida que se desarrolla esta conversación imaginaria. Hígado -remojado en leche para suavizar los ácidos- $5.50. Mangú -solo- $4.00. Heineken $3.75.
Procedemos entonces al segundo brindis, entonado por la Diva Estructuralista, dedicado a la paz mundial y al respeto de las diferencias.
La Estructuralista escribe un “De Trasmano” titulado “A 20 años de una ventana: Homenaje a Ana Mendieta”. Tal y como la Sandunguera iba derecho al precipicio por literaturizar el destino de una gota, esta chamaca polifacética, candidata al grado de maestría en Estudios Hispánicos, cae por el desbarrancadero del desquicio obsesionada con un pelo que guinda más allá de la ventana.
Las barbas de la performera cubana Ana Mendieta y un poema chino del siglo octavo de nuestra era judeocristiana, la llevan a escribir cosas como esta:
“Piensa en cómo los poetas se dejan las barbas canosas, y concluye que cada cana es una imagen nueva para la poesía. Entonces, ella piensa en Ana Mendieta y en haber visto esas fotos del hombre que se quita mechón a mechón la barba mientras poco a poco esa mujer se la trasplanta”.
Palabras con luz por las que se cuela un pensamiento feminista post sobre el maridaje de las chicas con los chicos, específicamente en el contexto del Parnaso nacional, donde ellos juran que acaban mientras las educan a fuego lento con sus babas, babas de las que ellas renacen de la ignorancia para entonces, sólo entonces, poder hacer lo que hacen en medio del escante.
Pero la Diva estructuralista, no conforme con la advertencia velada: “Nosotras vamos a ponernos sus barbas y vamos a hacer de ellas lo que nos plazca”, termina la diatriba-homenaje-reciclobiografía de la Mendieta con un poema muy suyo, titulado “Iconoclach (epitafio)”.
Allí mismo, en la Cafetería Yahaira, mientras todo esto sucedía, se murmuraban otras tumbas. El chiquitito dominicano planificaba la perfecta clavada: esta noche no dormiría solo, al blanquito de la esquina, a ese lo raptaba. Sin que él se diera cuenta, La Pastor, alias La Estructuralista Barbuda en Proceso de Salir de la Crisálida (nótese que ha puesto su foto en el periódico, con sus rizos y su cara), pensaba en voz baja:
“Lo hallado nunca
será el ruido de una máquina,
El libro alimentará la nada
como el pájaro escoge al frío
No osará nadie
Usurparle al viento los cuatro vacíos”
Esa es la lápida de la Mendieta, reivindicada aquí, y asesinada en el proyecto reivindicativo, por otra caribeña iconoclasta. Sin embargo, Mara Pastor, Diva Estructuralista Ahora Caníbal, nunca está conforme con el primer número, con la primera versión de su primera síntesis estructural, con su primer ensayo poético. Goza destruyendo las maquetas. Por eso, la tipa -con complejo de arquitecta hippie- se dedica a repasar trocaicos y vainas lingüísticas ya en desuso, en un ejercicio fonético-autocrítico MP3, devaneando con el CD Burner en el escogido de sonidos que le parezcan perfectos. Estamos ante una freak del HI-Fi.
Luego de la purga, escupe el segundo intento:
“Y me reconstruyo:
Hallo en el frío
Los ruidos de nadie
Soy atónita
quien alimenta el vacío
Oso para usurparle
el cuerpo a la máquina de nada
Nunca escoges”
Lo ven, se los dije: He aquí, en su máximo esplendor bioluminiscente, a la Diva Estructuralista. Ha invertido la estrofa anterior, la ha reconvenido de acuerdo a sus caprichos. La estructura original sobrevive, sí, pero jodida, tal y como sobreviven las paredes del museo Guggenheim de Bilbao, una de sus catedrales favoritas.
Mi marido me mira atónito: Manuel, ¿y estas dos, de qué planeta habrán salido? Una hora más tarde, en medio de la pista de la discoteca vecina, en pleno Madonna Mandness, cae en cuenta. Su conversación ociosa comienza a hacer sentido, ya entiende por qué son el Dúo Dinámico, el dínamo de la Sandunguera de la Gota y la Estructuralista de los Pelos Rizos.
El semanario Claridad ha convocado a un ciclo de conferencias en la Casa Aboy, no de Valdelluli, donde distinguidos intelectuales comprometidos con la causa de la independencia de Puerto Rico de las garras afiladas de la Potencia del Norte comentarán el presente y el porvenir de ese medio, baluarte de la “izquierda” puertorriqueña.Por supuesto que no he sido invitado. Estas conclusiones que enumero a continuación son un intento de sumarme -como quien no quiere la cosa- a dichas actividades lastimeras. Humilde aportación a la causa de los utopistas lúdicos, destructores de yugos coloniales, todos somos héroes charros de nuestros tiempos:
1. La sección literaria “De Trasmano” (que puede ser leída a través de la versión de Internet del semanario Claridad) ha agrupado a cuatro de los mejores escritores jóvenes del patio.
2. El ala femenina del contingente looser, que se da los palos de vez en cuando en la Cafetería Yahaira de Santurce, está lista para la lucha campal y viene blindada.
3. La Diva Sandunguera, alias Yara Liceaga, entrega textos juguetones con la lengua (“Uno, Dos, Tree, For, Five, S x, Siete”), minimalistas, hiperrealistas, luego surrealistas, discontinuos. Tienen la (in)consistencia de los líquidos.
4. La Diva Estructuralista, alias Mara Pastor, entrega textos juguetones con la lingüística y la gramática (“Se articula el zigzag de las / posibilidades: / lo el el no al), difíciles de digerir para los lectores descuidados, que no se fijan en el ritmo, en la consecución de las sílabas, ni en la métrica tan odiosa y tan odiada.
5. El Dúo Dinámico coloca la literatura femenina puertorriqueña -una vez más, sin que muchos se enteren- fuera de las coordenadas de la literatura pedagógico-menstrual, de la tradición Mayra Montero-Rosario Ferré-Esmeralda Santiago.
6. El Dúo Dinámico se forja un nicho más allá del izquierdoso, apostando a la política de la caricia y el malabar, que no es lo mismo que el malhablar. Apuestan al reguero mental de primero el orden y después el desorden rompecabezas de las palabras que contrasten con las del editorial, las palabras antipanfletarias de las bestias amaestradas para montar numeritos complejos, acrobacias, estulticias inco-modaticias. Son las palabras de Ecuba, striptease, pero escritas, cómodamente, en la lap-top.
7. El Dúo Dinámico viene a decirle adiós a los muchachos. A sus jerarquías macharranas de huevo marcado que sobresale el mahón, a las cartillas fonéticas de sus estilos de maletín, fotuto y corbata.
8. El Dúo Dinámico presenta un nacionalismo reprimido, de fondo, subsumido en el ser-ellas-como-son- porque la experiencia de ser puertorriqueñas no las llama a reivindicar la patria desde el articulito de inventario de las fuerzas vivas enfrentadas al imperio y a la CIA. Más bien, ofuscadas por las presencias de las muertas, van hacia la aurora del experimento transgénico, a la cuestión trans que plantea la chamaca cibernética, culta, emperifollada los jueves para asistir a la misa del happy hour armadas con Maze a-mí-plin y par de tacas.
9. El Dúo Dinámico es consciente de la herencia que arrebatan a los escritores mayores y no la destruyen (Aurea María Sotomayor, José María Lima, Rafael Acevedo, Che Melendes, José Liboy Erba, etc.) La integran a sus pipas virtuales y la fuman. El humo, en este caso, no es de donde parten sino lo que escriben. A tragar cenizas.
10. El Dúo Dinámico, también conocido como Las Gemelas de la Nueva Literatura Puertorriqueña, está aquí para quedarse. Paren las prensas. Yara Liceaga y Mara Pastor van a tumbar la casa de la forma y de las baratijas de “autoayuda” que no se ocupan de explotar la técnica.