Dos cubalibres y no precisamente los de Eliseo Alberto, más bien dos al estilo San Juan Scary Night en antro de bugarrones semiprotegido por la Policía estatal frente a la puerta y un contingente de guardias privados que la custodian del otro lado. Una comunidad que celebra la primera edición de este año del concurso de belleza de dragas Miss Eros 2004-2005 con la sonrisa a flor de labios y un optimismo de lobby de Universidad Interamericana, ese patio interior de hospital remodelado, o convento de suburbio, donde se dan los traqueteos más extraños. Ru Paul en estos tiempos y un chico passé, alto, con facciones indígenas y pelo largo, negro, chino, en T-shirt, recostado sobre un urinal y velando al tipo de al lado, que enseguida olvida las reglas mínimas de consideración del cuadro del contagio y procede a chupar frente a todos nosotros, un grupillo compuesto por par de panas que nos vamos conociendo allí de noche a noche gracias a la recurrencia de nuestros desvelos mojados y el abrir y cerrar de billeteras para sacar a tiempo los cuatro dólares que invertimos en cada trago. ¡A cinco de mayo, y yo bebiendo rones y probando colas!
Compro un libro sobre la historia del tráfico del caviar a nivel mundial y sus falsificaciones, una de las cuales es la que inventó Giovanna Huyke para el menú del restaurante boricua Amadeus en el Viejo San Juan, donde se comen las huevas negras y rojizas con tostones de plátano verde, o fufú; un despojo de temas recurrentes y provocadores de bostezos en plena función laboral crítica o gastrointerpretativa de literaturas nacionales.
Hablo contigo sobre la necesidad de lavar las ventanas de cristal que permiten la vista a la laguna, la urgencia de sacar los desperdicios sólidos del apartamento, la inminencia del calor del verano y el avance de Telenoticias donde se menciona el aumento en el precio del barril de petróleo venezolano, excepto para el mercado político-barbudo cubano. Para que rime este final, te adelanto que este verano sin ozono no pienso abandonar la habitación del aire acondicionado.
Busco mentalmente regalos para madres naturales y designadas, que son tantas y tantas, en tantos sitios y tantos abrazos de consolación matriarcal, que he perdido la cuenta de los abrigos que me han puesto para llevar a la escuela y no pasar frío. Tampoco hayo los termómetros que rompía adrede para jugar con las pelotitas de mercurio que rodaban por las losas. No recuerdo las sopitas de pollo ablandadas con limón para aplacar la gripe.
Unas movidas de aquí para allá, de piso uno a piso dos, para que el otro capte las atenciones, los movimientos de las partes de la cara y los brazos con las piernas que acusan el gusto lujurioso. Ligue, ligón, liguemos. Pero no necesariamente quedan correspondidos los íconos de comunicación "gay" en plena pista de baile y el pasillo de los fumadores, mientras un rapero vocifera a todo dar aquella nota de "tumba la casa, mami; tumba la casa".
Se reanuda la rutina estudiantil de mentiras de progresos postgraduados porque ya circulan las peticiones para someter la candidatura al Senado por el método de acumulación electoral y nominación directa de los líderes huelguistas que nos dejaron 28 días, más o menos, de escombros en el alma de la ciudad letrada de la isla, que se llama Río Piedras, sí señor, pueblo fantasma dominado por vaqueros dominicanos, intelectuales de pacotilla y prostitutos de esquina que transan con los grafiteros para que no los intoxiquen con esprey al momento de soltar prenda y apretar el interruptor que permite -o no- que se digan disparates. Tito Chévere y Nina Valedón. Robacámaras. Senadores por acumulación. Se lo merecen.
“Para formar parte de la Guardia Suiza que custodia al Papa y el Vaticano es necesario ser católico, suizo, varón, de edad inferior a los 30 años, soltero, de altura superior a 1,74 metros y tener título de escuela superior o diploma de formación profesional. Los candidatos deben haber estudiado en la escuela militar suiza. Tienen que vivir en el Vaticano y el plazo mínimo de servicio en el Cuerpo son dos años”. Me mudo mañana temprano, ya firmé los papeles del trasnfer y me han aceptado. Bye.
–m.c.c.