Conspiración en Il Piccolo Posto

-¿Pudieron cumplir el encargo?
-Bueno…, cumplir…, lo que se llama cumplir…
-¿Qué pasó, hubo problemas?
-Chica, Roberto se rajó en pleno proceso.
-¿Cómo que se rajó? ¿Será pendejo?
-Le entró el nerviosimo y se puso a decir disparates delante de Arnaldo.
-Pero cómo va a ser, Roberto está entrenado para bregar con eso.
-Sí, pero esta vez era diferente, la loca lo reconoció por el porte.
-Tú estás insinuando que Roberto…
-Yo lo que te digo es que el marica lo conocía de antes.
-Pero, ¿de dónde?
-Oye, te cuento ahora, ¿quieres Chianti o Ribera del Duero?
-Ribera del Duero.
-…
-Es que me gusta llevarles la contraria a los italianos.

La difunta Susan Sontag, en la novela En América, agrega: "Yo sabía que en la fiesta tenía que haber cierto número de aventuras románticas y de adulterios, como sucede en toda sala llena de personas ataviadas con estilos airosos y atractivos que son amigos, colegas, parientes. Pero esto, aunque es precisamente lo que una espera cuando se dispone a escribir un relato de una mujer y un hombre, o una mujer y dos hombres, no era lo que esa noche causaba la agitación de los invitados".

Il Piccolo Posto es un restaurante italiano ubicado en la colindancia de San Juan, Guaynabo y Bayamón (suburbio de Caparra) que sirve como comedor chic de la burguesía criolla. Las conversaciones son exquisitas, e impredecibles las conspiraciones… (Ilustración de Roberto Saban)

"La violencia en Caparra es otra cosa". (Guillermo Rebollo Gil, Teoría de conspiración, inédito)

El cangrejo azul

En un periódico insular, mal llamado "El mundo", apareció este fragmento de crónica poética en forma de acertijo del profesor de lógica y cálculo José María Lima. La fecha: 27 de febrero de 1960.

El cangrejo azul sostenía a la luna, la luna servía de sostén a mis pensamientos y sobre mis pensamientos, flotantes, pero trágicamente definidos, tres puntos rojos; un incendio, el tibio despertar de un sueño. El primero seguía al segundo y el segundo al tercero, todos eran uno y cuando parecían más evidentes no hubiera podido decirse si eran un mundo o la prolongación de los ojos del cangrejo azul.

Si se hincharan hasta reventar estos tres puntos no habría cangrejo, pero sin éste último ya no habría puntos, ni pensamientos, ni luna.

No sé si lo veo salir de la bahía esta tarde sabatina. Tengo dudas. Y es que hay una sucesión de luces en ondas de partículas de plata que me impide ver la certeza movimiento de sus patas azuladas. Es un juey, pero puede ser un crucero lleno de turistas o un pez de agua salada.

Reordenar la justicia interior

¿Dónde está el diario de aquella adolescente que parecía ya haber aprendido que escribir era la vida? Que se escribía no sólo para contar sino para entender; que contar era de alguna manera reordenar la justicia interior, ajustarle cuentas, purificar.

(Paco Ignacio Taibo II en "Arcángeles: Doce historias de revolucionarios herejes del siglo XX).

Nunca será él mismo: Central Park

Primero me monté en un taxi con Celina hasta Nuestro Teatro santurcino para ver la obra teatral “Papo llegó de Nueva York”, de Carlos Ferrari. Después, caminé con ella frío Central Park, indiscretos viperinos ambos, cruzando las siete mil puertas color azafrán molido que instalaron allí, febrero-12-2005, Christo y Jeanne Claude, antes de embalsamarse ellos mismos arte y revolución como momias sesentosas. Nos parecían banderas del imperio mongol, imagen recurrente de nuestra niñez paralela, que ahora regresaba en forma de nostalgia de leche de cabra cortada con Rinso para ahogar en alcohol de lácteo sustituto las memorias glass de las penas, mejor conocidas en el argot yuppie como la adultez reciente. Lo divisamos desde la ventana del Guggenheim: un enorme gusano de seda anaranjado, interrumpiendo el paso de los estudiantes en busca de grado doctoral en el extranjero para satisfacer las presiones papi, mami y nuestros hermanos egos del espejo; hijos libres y asociados del estado. Allá van los burguesitos libertarios en arrabato de velas, ahora de tela sonrojada girasol, se los lleva el viento invernal de la tecnópolis a la que le hemos entregado el pagaré hipotecario de la baba solidificada (territorio de nuestros contactos académicos) que -en teoría- nos gustaría limpiarnos o adornar con saliva corrosión de los archivos posmodernos. Tranquila, sólo es un camino, dije tipo biónico en cámara lenta. Son selvas controladas por el peso de nuestra inutilidad conjunta, que es el residuo sucio de la nieve, dijo ella. Son los cristales reflectores de los treinta pisos que nos unen condominio en carta zodiacal hecha a golpes de centella y salpicaduras humanistas fustré de agua y aire: octubre y febrero, los dos meses que nos prometimos aquél día y no cumplimos. Luego vino la lectura de Calvino en aquel banco y después el aguafiestas del Gran Khan Arágnido, fantasma de billares sanjuaneros, que nos ofrecía Pretzels insalubres y hongos negros al contado. Y se alzó el chorro estalactita de la fuente Las Américas, que sobresale de la concha acústica de las distancias que nos inventamos por teléfono para reconocer en medio del tapiz de los franceses algún seto que no fuera peligroso o movedizo; prácticamente una letrina de cariño alquilada para la inauguración del Proyecto de arte público Más Grande del Mundo demostrado al mismo centro. Never mind, yo voy a proveerles a las autoridades de la Oficina de Parques Nacionales, a Jorge Santini Doña Fela Michael Bloomeberg, las maquetas de nuestra bellaca relación con la ciudad, unas cuantas hojas secas que les arrebataste a los empleados de mantenimiento, un café expresso derramado, cuatro adoquines viejos que son brújula hasta dónde de premios y desequilibrios contractuales con mi cuerpo el tuyo y el de alguna que otra Pepa. Me quedo con la palanca atorada de la transmisión esvielada de tus autos ahora que bajamos al subway con la misma pinga del vecino colorao en mente. Pon el ticket alante para que nadie se maree con los cantazos de la máquina plateada, que la devuelvo luego de la transfiguración de los atorrantes choferes. No puedo arreglarla de inmediato, pero la conecto artificialmente en el jardín del zoológico del MoMa. Van Gogh es Changó que en la plaza de la universitas riopedrense sana y salva. Si me la pides, tecata de Andy Warhol Warehouse, y con tu voz de trueno 9-11 la conviertes en un chip desimantado, quizás en una llave de mercurio rojo temperamental que la salde, entonces te la regreso cuando termine la contemplación y empiece el próximo ejercicio de respiración artificial propiciatorio del siguiente mountain climbing en pareja tú y yo, querida, y con los dueños del circo. Prepara el lío y la chaveta con la manteca que nos une, que nos vamos a hacer hiking.

Notas sobre la ceniza (de j.a. bonilla)

El amigo escritor j.a. bonilla recibe un e-mail telefónico en el tapón del Viejo San Juan, se embadurna en la ceniza de un post anterior, "Ash Wednesday", y responde:

 

Acá el catolicismo es un badtrip en la (in)conciencia esclerotizada; la mancha de la derrota en la frente de los vencidos. Casi tengo ganas de mirar con ternura, de apostar por un papa decadente, por un cristianismo holográfico proyectado en las tetas de adolescentes inocentes, prístinas como el agua bendita. La caricia traicionera de la esperanza, ese dulce adormecimiento de los días, el polvo en el escritorio, la convocatoria de las paredes, la brisa en el jardín de Casa Blanca, este ICP tan lleno de gracia, todo ahí de antemano, esperándome tanto que un día no había agua y sembré un mojón en las flores. Un instante Jean Genet que me dejó el esfínter palpitándome de alegría. Este miércoles pasado, tan solemne, recordé ese momento de mi biografía anal; alguien debería sentarse a escribir algo sobre la relación entre el catolicismo y el culo. Polvo eres y en polvo te habrás de convertir. No por nada una de las ramas más importantes de la teología es la escatología. Todo es un elaborado silogismo del estercolero. ¡Pobre Cristo que tiene a los protestantes como únicos representantes de la subjetividad moral! Casi se me ocurre llorar para que los compañeros evangélicos se crean que mi alma guarda el eco de la fe. La irrelevancia es la única aspiración legítima. Es fascinante que recibamos al senador Rosselló el primer domingo de Cuaresma, un signo de los tiempos, de los últimos tiempos. En el futuro los profetas brotarán de las grietas de las piedras y el cristianismo será una pastilla que pediremos por la red para acompañar nuestra dosis de Prozac y Ritalin.

The Thursday After

El amigo epistolar en los tiempos del e-mail, Félix Jiménez (autor de los libros de crítica cultural "Vieques y la prensa" y "Las prácticas de la carne", 2004), contesta el post anterior, "Ash Wednesday".
En la ruta hacia el matorral conocido, el sudor se hacía polvo hacia la bemba que no probaba bemba el miércoles por su meticulosa prohibición a los rosados que delataban poco ardor, y solamente se prendía en fuego ante las rojas bembas rojas, los coloraos protuberantes que prometían sangre con espinas y cruces con clavos, y al llegar encontraba siempre esos miércoles las cuarenta razones que le imponían con la sutilidad de un cruzacalles la fiesta porosa, la patronal de la carne hasta el sábado inmenso de su gloria. Allí los sementales con calcomanías de niños en sus suvs se internaban para gozarse hasta el cabo lo que las matronas les negaban tras los cristales. Aquí todo se iba a romper, por fin. Para el bien de los demás, se dio, cedió. Cada estocada se dibujaba en el escaparate del fuego. "Nunca he estado en Amsterdam", pensó, pero pensó también que debe ser así, aunque sin fuego ni insectos ni inocecias, y con mucho menos pelo en pecho.

Ash Wednesday

“Bordeó el corazón la razón con unos besos de ron y miel”, cantó la española Bebe encapsulada en un Toyota Eco blanco con aire flamenco, motivo suficiente para no arrepentirse de nada antes de cruzarse la frente con ceniza de palma chamuscada, excepto de las miles de veces que no bebí (pegar la boca en la fuente dicen los chamacos de la Escuela Intermedia Juan Ponce de León en Juan Domingo de Guaynabo) de sus bembas chulas por miedo al contagio de la vilarcia, enfermedad de la vaca loca del siglo XIX que liquidó a Vicente Carrasquillo, abuelo rumiante de la locura y malas trampas contra extraterresteres instaladas con carnadas de criptonita disimulada entre los helechos gigantes del monte de Yuquiyú, colindancia inscrita en el Registro de la Propiedad hacia el barrio bosque tropical de mi infancia. Tampoco se pide perdón en febrero por la crisis que aturde al ser después de saltar las fogatas de la Candelaria. Mucho menos por las horas perdidas observando la descomposición de la carne en las neveras de supermercado los viernes de Cuaresma. “No hard feelings” relacionados con el complejo ortopédico de enderezar meniscos quebrados. Al carajo la culpa que cincela la mediocridad estándar, la imposibilidad de saltar en jet ski turbo los anillos de Neptuno para llegar al epicentro de la feliz clase social protegida veinticuatro siete por pastores alemanes. Nada de eso, la marca gris que pinta los corazones asesinados de los hijos de Aureliano, el general garciamarquezco, pasa a ser símbolo de la ceremonia sempiterna de acostarse sin lavarse los dientes de leche y permitir que el mal aliento del demonio susurre sueños negros: “Esta noche, cabroncito, pongo en ley de quiebras la venta de tu alma”. Todo a la vez, Lucifer “revolvió su calor con su voz”, según las profecías de Bebe, y el resultado le sirvió como guión de película irlandesa protagonizada por Elijah Woood y Edward Burns, con mafia y persecusión sangrienta, porque, al final, cuando el cura de Saint Patrick’s Cathedral en Manhattan los puso en fila para que salieran de la iglesia extenuados por el tufo a carnaval, o el mismo bacanal carioca versión boricua cruzado con concierto en Hato Rey de Duran Duran, el gángster supremo, Cristo vestido como Subcomandante ojos verdes de fatiga, empuñando güevos metralleta, les recibía con las heridas del pecho; el látigo de su absoluto desprecio moralizante y postmundano. Pasen penitentes, un año jubilar con Papa moribundo. 2005, 365 días de lavatorios del alma con orín de serafines. Paso, señores, porque no soy digno de entrar en ese rancho anti-Marlboro donde van al matadero por igual los vaqueros musculosos y los cuernos nacarados de los toros. Por más invasiones de terreno como aquéllas la Mayra Santos le prende una vela a Adolfina Villanueva. Cuando allá se pase lista, no voy a las bodas del Cordero, Damian, pero al menos desde acá me hinco en tu recuerdo elemental e imploro: “Apocalypse Now, please. Ohhhh my Gooooodness, ¡qué jodido estoy yo y que asco me da el mundo!”.

“Because I do not hope to turn again
Because I do not hope
Because I do not hope to turn"
-T.S. Eliot, Ash Wednesday (Fragment)

Virgen de la Altagracia hace negocio en el Metropol

 
José María Lima dice que “// aquí vive una sombra, / aquí vive un recuerdo, / aquí vive un abismo. / pasen, señores, pasen / les aguarda un cadáver / con ojos en la carne, / les espera una tumba / con niños plegadizos acurrucados, / les espera un silencio de túnel / amarrado a un ombligo.//”

 

Lo siento por el espíritu comunista de Lima, que provocaba huelgas en el Departamento de Matemáticas de la Facultad de Ciencias Naturales cuando explicaba el concepto del infinito en los sesenta, pero mientras almorzaba en el restaurante cubano Metropol, en Isla Verde, confirmé todo eso que dice su poema.

La revelación llegó instantáneamente, cuando pasé por la caja registradora a pagar la cuenta. Allí encima, en una tablilla de madera, descansa una vela encendida, la imagen de San Judas Tadeo y un cuadro de Cutty Sark.

Sacaba la tarjeta plástica, tarareaba la novena al santo, sentía en la imaginación de la lengua el sabor del guisky barato con agua de coco y recordaba la escena de putero chic que me había tocao presenciar.

La barra del Metropol de Isla Verde -a la derecha una vez se pasa el pasillito de entrada- es un santuario de dinosaurios cubanos exiliados en Puerto Rico. Bien vestidos, ataviados con camisas de algodón en colores y pantalones de vestir, estrictamente prohibidos los vulgares mahones, los hombres sexagenarios y septuagenarios que componen este semiexclusivo Mens Club se dan cita entre elegantes botellas para compartir sus derrotas y reconstruir el pasado cabrón mientras ven el juego de temporada; es decir, para hacer lo más que les gusta: sin dudas, cogerse un break de las mujeres y los hijos, sentarse a fumar pitillos tranquilos y hablar mierda una vez más.

Repasan supuestas y verdaderas glorias pasadas, se burlan de la muerte entre trago y trago y ven pasar el tiempo sin que caiga Fidel, suprema fantasía de todos ellos, que vienen acá para verse contentos después de apostar a los caballos, confesarse con el barbero y ponerse la guayabera con olor a Paco Rabanne o Chanel.

Pero en lo que les toca su turno al bate en el cuadrángulo del cementerio -mientras discuten sobre política local boricua, negocios, mujeres y otras vainas relacionadas con la lotería de Miami- uno de ellos, uno de los miembros más viejos de la Respetable Logia Larga Caravana de Recuerdos de La Habana Posthormonal, come papitas fritas hechas como en casa en una de las mesas de atrás.

No está solo, ingiere bocado de croquetas junto a la divina presencia de una puta dominicana a quien llamaremos, sólo por joder a los devotos de la Caridad del Cobre, Virgen de la Altagracia; Bestia Regia Hecha Mujer.

Es evidente, la negra del vestidito de espandex amarillo, cuarentona de culo firme, rimbombante, y boquita bien respingá, Virgen de la Altagracia; Bestia Regia Hecha Mujer, ha sido contratada como escolta del señor más afortunado de la barra del comedor oficial -con perdón de los puristas- de la “gusanera” exiliá.

Digamos que tenemos en foco a todo un caballero desarrollador de urbanizaciones en terreno inundable de Levittown, que nada en billetes ahora que se terminó la octogésimoquinta sección de Levitthomes, pero que a pesar de los certificados de depósito con tantas cifras y ceros y bonos y acciones y contratos que deja en herencia a sus nietos para la posteridad, se está muriendo irremediablemente solo, porque todos ellos están ocupados con los bisnietos y las lanchas “allá”. Le queda poco al viejo socio del Bankers Club, posiblemente viudo, y, mientras tanto, tiene que aprovechar.

La cuestión es que hoy se nos va a atragantar con una papa frita y vamos a tener que observar cómo reacciona la puta, cómo se comportan los fieles meseros de blanco y negro de siempre en este momento traumático, cómo hacemos todos nosotros los machos que los hemos visto cogerse de manos allí, darse un besito de toque en las bembitas allí, el septuagenario y la cuarentona, la Virgen de la Altagracia; Bestia Regia Hecha Mujer, que le dijo al oído al cubano proveedor lo siguiente, que escuché tan pronto me senté en la mesa de al lao: “Los nenes míos te mandan saludos y las gracias por el regalo de la semana pasá”.

En pleno ahoguillo el viejo se lleva las manos al cuello. Ésa es la señal universal. La negra se para, y pregunta: “¿Qué es lo que te pasa, papi?”. Cuestiona bajito, porque ella es puta, pero con vergüenza, y tiene muy claro en la mente el mapa social de dónde es que ella está.

El viejo se para, dice que eso no es na, se dirige al baño. El mesero fiel le pregunta si todo está bien, el viejo contesta que sí, que fue susto de La Pelona y nada más.

La puta, sola en el bar mientras el viejo se recompone, enfrenta las miradas de los demás, que le reclaman con los ojos y los gestos mudos y el mensaje telepático unánime aquél descarado “Oye mamita, si sigues así, poniéndole al viejo el tetaje a disposición tan seguido, nos lo vas a matar”.

Todos la quieren para ellos. “Pa mí es que te quiero negrita chula, suelta a ese viejo y vente conmigo pa que veas cómo te pongo a gozar”.

Virgen de la Altagracia; Bestia Regia Hecha Mujer, que es puta, pero no pendeja, sabe que en estos bísness hay que hacerse una misma la publicidá. En eso, ella acaba de sacar A. Consta públicamente que lo cuidó y le limpió las babas con sumo cuidado erótico-enfermeril cuando el deber llamaba; en la terrible hora de la adversidá.

Uno a uno, par de amigotes del viejo pasa por la mesa a presentar sus respetos y solidaridad. “¿Vaya, asere, to está bien por aquí?”. “Sigue comiendo, muchacho, que lo mejor está por venir”. “Bébete otro Sambuca, que nos vas a durar pa largo, viejo, pero no hagas tanto desarreglo con los tostones, papote, pórtate bien”.

La ceremonia del despelote, la de la despedida, me tomó por sorpresa. No me esperaba la apoteosis de la Bella y la Bestia en el Metropol, un ajiaco para empezar el almuerzo lo deseaba pero, eso, jamás. No estábamos en tiempo de carnaval. Ellos sí, ellos estaban loquitos por verla pará, arreglándose el traje amarillo de espandex apretao, recogiendo la cartera de plástico blanco de la mesa y esperando a que el viejo la dejara pasar. “Las damas primero, asere, ella es la única y verdadera, vamos a comérnosla viva juntos mientras la vemos caminar”.

Ay Lima, tú que profetizaste (“// aquí vive una sombra, / aquí vive un recuerdo, / aquí vive un abismo. / pasen, señores, pasen / les aguarda un cadáver / con ojos en la carne…”) sin saber de esta puta cuarentona en pasarela de restaurant, ayúdame ahora, que no encuentro forma apropiada de contar el final.

La diva de pelo negro alisado, la negra cruzada con sangre taína tantas veces maldita por las mujeres de estos señores feudales con pleitos de reivindicación de las cuerdas expropiadas de Bacardí en las cortes celestiales, venidos a menos en esta tierra ajena al significado Mambí, abandonaba el salón triunfante; serena ahora, pero con posibilidades futuras de crica alborotá.

A su paso, llovían tarjetitas de presentación, servilletas con número telefónico, resucitaban vergas flácidas en ese segundo, paralizado por la majestad irresistible, "asere, aquí, con nosotros esta tarde de sábado Metropol Isla Verde, al lado de la Gallera de San Juan, cerca del Hotel Intercontinental, lista para el cockfight imposible: Miss Viagra Natural".

"Oh Virgen de la Altagracia; Bestia Regia Hecha Mujer, apiádate de nosotros, el resto de los cubanazos mortales, mañana, cuando se muera el viejo de turno y tengas que volver a escoger. Jurao que te vamos a rendir honores como tú te mereces a pesar de que tenemos promesa con otra, porque somos los hijos de tu madre la gran puta pero por ahora, si te sigues portando bien, no te vamos a deportar.

Un amante mejor que Jude Law

Regreso al fondo aceitoso del quinqué de casa, una cuevita de vidrio rellena con semillitas rojinegras que no flotarán nunca, como yo, que ando exhibiendo mis mejores galas de ambos lados de la frontera de la maldá. Una empieza en la portada de Magic seeds, la nueva novela de Naipul que ahora devoro, justo al salir del cine de Plaza, donde no pude resistir las ganas de comerme a un actor inglés peludo que se grajeaba disimuladamente con Jude Law, un renacuajo rubio fabricado por Hollywood que lo mismo se eleva con pantaloncitos blancos de jugar golf en la cubierta de un velero en Venecia postoturistal o se anuda la corbata Armani frente al espejo de su desolada perfección. No hay cara más bella. Pero el que me lo para en el carro de vuelta a casa mientras lo pienso dos veces antes de devolver es el otro, un grandulón que no tiene problemas en gritarle a la Julia Robert que le diga la verdá, Closer, porque en el fondo de la botella repleta de peronías negrirrojas lo que se observa es un salvaje macharrán. Dermatólogo al fin, según el guionista, alardea de destripador, ¿cómo es que se dice?; de experto deshollinador de pieles sumisas, que se le van entregando poco a poco en el nacimiento del poro sudoroso para complacer su morbo de tacto Azrael. ¿Quién fuera diablo entonces, ángel caído, un torero venido a menos criatura del Loco afán apodado Pedro Lemebel?

¿Quién pudiera comprar pasaje ahora mismo de San Juan a Londres para meterse debajo de las bombillas de película, más allá de las sábanas blancas -más cerca- en la mentira de la segunda frontera de la maldá, sólo para entregársele a él?

Un medio género llamado BLOG

DEL BLOG
Por Rafael Lemus
Bondad del blog: publicita nuestras fantasías más delirantes. Éste asegura escribir mejor que aquél; aquél se jura artista. Uno presume una vida sexual ficticia; otro se inventa un cerebro al instante. Mundo de fantasía: somos lo que decimos ser. Ése es el problema de publicar nuestros exabruptos privados.No deja de ser insolente que algunos utilicemos el blog para excretar nuestras heces mientras otros cuidan de él como de sus jardines.Algunos no hablamos de libros, revistas y artículos por pedantería. Hablamos de ello porque ése es nuestro trabajo. Otros escriben con la misma naturalidad de, por ejemplo, escritorios o ladrillos.Mundo de niños malos. Todos critican a la inventada República de las Letras y se sienten terroristas. No resisten, sin embargo, la crítica de su propio submundo. Se defienden infantilmente: aseguran ir a la vanguardia y acusan a sus críticos de desconocer el futuro. El antiintelectualismo está de moda. Tacha de solemne al inteligente, de pretencioso al original, de insoportable al legible. Sólo tú y tus faltas de ortografía son plausibles. No hay nada malo en elogiar a nuestros amigos. El mal estriba en tener amigos indignos de todo elogio.