El amigo epistolar en los tiempos del e-mail, Félix Jiménez (autor de los libros de crítica cultural "Vieques y la prensa" y "Las prácticas de la carne", 2004), contesta el post anterior, "Ash Wednesday".
En la ruta hacia el matorral conocido, el sudor se hacía polvo hacia la bemba que no probaba bemba el miércoles por su meticulosa prohibición a los rosados que delataban poco ardor, y solamente se prendía en fuego ante las rojas bembas rojas, los coloraos protuberantes que prometían sangre con espinas y cruces con clavos, y al llegar encontraba siempre esos miércoles las cuarenta razones que le imponían con la sutilidad de un cruzacalles la fiesta porosa, la patronal de la carne hasta el sábado inmenso de su gloria. Allí los sementales con calcomanías de niños en sus suvs se internaban para gozarse hasta el cabo lo que las matronas les negaban tras los cristales. Aquí todo se iba a romper, por fin. Para el bien de los demás, se dio, cedió. Cada estocada se dibujaba en el escaparate del fuego. "Nunca he estado en Amsterdam", pensó, pero pensó también que debe ser así, aunque sin fuego ni insectos ni inocecias, y con mucho menos pelo en pecho.