Escribe Manuel Clavell Carrasquillo
Hermanos: paz a vosotros. He recibido una revelación apocalÃptica mientras navegaba por la Red que procedo a comunicarles de inmediato. Amanecerá el dÃa séptimo del séptimo mes del séptimo año del segundo milenio d.C. y se romperán los siete sellos de la ignorancia mientras los siete ángeles de la sabidurÃa tocarán las siete trompetas de la democracia virtual en un estadio de la ciudad de Lisboa. Entonces, el profeta suizo Bernard Weber, presidente de la New Open World Foundation, anunciará las nuevas Siete Maravillas del Mundo que escogerán (de 21 lugares finalistas) millones de personas por Internet o vÃa telefónica.
ArrepentÃos de la duda y la indiferencia, conectaos a la página www.new7wonders.com y abandonad las absurdas prácticas polÃticas de la Bestia Ninguna de las Anteriores, Inc., también conocida como la Gran Ramera, antes de que llegue el dÃa del “jackpot†del cosmopolitismo. Los convido a comprometerse con el simulacro de poder que supone la sustitución de aquellas maravillas del mundo antiguo –de las que ya nadie se acuerda– por los nuevos Ãconos de nuestra absurda residencia en la Tierra.
Procedo a hacer público mi voto como acto de fe en la salvación universal ante la inminente catástrofe provocada por nuestro comportamiento hereje. Aunque ganas no me faltaron de escoger las favelas de RÃo de Janeiro, el condominio Millenium y los restos de la estatua de Colón de Cataño, me decidà por el Acrópolis (“hybris†y “paideiaâ€), el Coliseo (sangre, pan y circo), la Alhambra (harem), Machu Picchu (futurologÃa “new ageâ€), el Taj Majal (vanidad de vanidades), Tombuctú (sudor y hambre) y la Muralla China (el terror del “homo sapiens sapiens†visto como enorme cementerio desde la Luna).
Hermanos: ¡por cada pecado capital cometido (oh lujuria, oh envidia, oh gula), erigid un edificio de esperanza! ¡Abrazad la simulación de este referéndum que sà vale la pena: votad y celebrad conmigo la belleza de las ruinas!
Este artÃculo fue publicado ayer en la sección de opinión del periódico El Nuevo DÃa.