Mundial de Fútbol: Comienza el partido (No pun intended)

Colaboración futbolística de Tomás Redd™

Me atrevo a soltar esta nota porque me aterra pensar que los únicos eventos emocionantes en esta isla tienen que ver con las despedidas de esbirros del gabinete gubernamental y la nueva entrega literaria de Angel Lozada. Mientras miles de metropolitanos nos lavamos la boca con agua La Montaña comprada en el colmadito de una gasolinera, gracias a una avería forzada, una quinta parte de la humanidad se adentra en la saga del deporte rey: La Copa Mundial. Algunos aficionados inclinados al fair trade, la justicia global, la diversidad cultural y el café orgánico, entienden que este es el evento mediático más importante pues todos los rincones del mundo están representados y, al menos por un mes, los gringos no tocan ni mucho pito ni flauta. Para otros, aquellos que creemos en la rivalidad férrea, asumimos una nueva nacionalidad flexible que raya en el absurdo y organizamos nuestras vidas alrededor de las transmisiones en vivo de Univisión, los 64 partidos que se jugarán en Alemania son dosis placenteras de una droga exquisita. En otras palabras, para los que no se han enterado, fuera de nuestras costas está pasando algo grande, quizás demasiado grande para nosotros, para tod@s. Gracias a mi incesante deseo por convertirme en periodista o crowdsourcer extroirdinaire y la sed de noticias deportivas que demuestran los lectores de este medio, estruendomudo me ha comisionado una columna cultural/gutural/semi-macharrana dedicada a la orgía deportiva mundialista. Comienza el partido (no pun intended).

Klinsmann respira profundo y Ecuador cobra una deuda

A Noel Algarín quien fue enviado a Alemania para “educarnos” sobre el fútbol

Hoy los jugadores de la escuadra alemana se despertaron con una carga histórica más liviana. Anoche, en un estadio de Munich lleno tepe a tepe, lograron vencer convincentemente (4 goles a 2) a los Ticos, una selección que nunca ha sido una potencia futbolística pero que cuenta con varios jugadores de buena monta que pueden hacer daño.

El entrenador de Alemania, Jurgen Klinsmann -leyenda viviente del fútbol germano y miembro de la escuadra campeona del mundial en 1990- se expresó satisfecho con la victoria de su equipo a la vez que ofreció excusas por permitir que su rival anotara: “We were a little nervous both before and during the match. Because of that we made a couple of mistakes and gave away two goals.” Las declaraciones de Klinsmann demuestran un lado hasta ahora desconocido en el juego alemán: la vulnerabilidad. La imagen popular de frialdad o dureza se derritió con las declaraciones del coach. Un individuo que ha sido criticado consistentemente por expresar un interés en revolucionar las instituciones futbolísticas de su país, coachear al equipo mientras reside en Los Angeles con su familia y ser un tipo plain spoken, hijo de un panadero de Stuttgart.

Si bien los finalistas de la copa del 2002 demostraron que su defensa es quebrantable, también hay que mencionar que, gracias a una leve lesión, jugaron sin su nueva estrella, Michael Ballack, mediocampista de 29 años nacido en el lado socialista de la muralla y pieza indispensable del club Bayern Munich. Oliver Kahn, portero ganador del premio al mejor jugador del Mundial del 2002, tampoco jugó pero las razones detrás de su ausencia hay que preguntárselas a Klinsmann.

Los Costarricenses regresaron al mundial buscando mejorar su desempeño mundialista. En el 2002 fueron eliminados en la primera ronda del torneo luego de ganarle a China (0-2), empatar con Turquía (1-1) y recibir una casi paliza (5-2) propinada por los campeones, Brasil. Regresan al torneo con Paulo “La Cobra” Wanchope, el único jugador de su país que ha tenido una carrera exitosa en el fútbol europeo y que recientemente ha vuelto a las filas de un club en su país natal. La mayoría de sus compañeros de juego salieron del club Saprissa “El equipo de Costa Rica” que en el 2003 fue comprado por un empresario mexicano dueño también de las Chivas de Guadalajara.

Como bien dijo el entrenador Tico, Alexandre Guimaraes, los costarricenses jugaron bien pero salieron sin nada al final. En los primeros 17 minutos de juego se registraron tres goles. Primero anotó Alemania (minuto 6) con un bombazo de Philipp Lahm luego de burlar o “gambetear” efectivamente a un defensor de Costa Rica. Luego le tocó a Wanchope (minuto 12) quien cobró efectivamente en un “mano a mano” contra el portero Jens Lehmann (que juega para el club Arsenal de Inglaterra, subcampeones de la Liga de Campeones europea). En el minuto 17 Miroslav Klose, el jugador del partido, anotó el primero de 2 goles que registraría en la tarde.

Luego de la avalancha inicial llegó la calma. La fanaticada alemana estaba bastante impresionada con la reacción de los muchachos de Guimaraes y en ocasiones se percibían baches de silencio. El control del balón lo mantuvo Alemania y Costa Rica se dedicó a defender, no muy efectivamente, casi todo el partido. Wanchope volvió a cobrar de cara al portero faltando 17 minutos de los 90 reglamentarios. Cerca del fin, los teutones se crecieron de nuevo, Torsten Frings soltó una patada impresionante desde bastante lejos que puso a volar al guardameta Porras y terminó dentro de la malla. El golazo logró cautivar a Claudia Schiffer, la supermodelo germana y anfitriona de Project Runway, quien minutos antes acompañó a Pelé al terreno de juego en la ceremonia inaugural.

En el otro partido del día inaugural los ecuatorianos se midieron a la selección de Polonia y se alzaron con una victoria sorpresiva (0-2). A primera vista este partido aparentaba ser un encuentro medio charro entre dos equipos poco conocidos. Sin embargo terminó siendo el partido del día. Fue un encuentro cerrado, sumamente físico y hábilmente jugado por ambas escuadras.

Los ecuatorianos engañan pues aunque cuentan con jugadores que han tenido algo de suerte en el extranjero, no son tan conocidos como los polacos Zurawski y Smolarek. No obstante, previo a llegar a Alemania los jugadores de La Tricolor le ganaron a Brasil y Argentina. Vale la pena aclarar que estos juegos se dieron en Quito, a más de 9 mil pies de altura, donde la gente se descompone con altitude sickness. Fuera de la capital la historia fue otra: sólo ganaron un partido frente a Bolivia (a 12 mil pies de altura).

Las águilas blancas de Polonia son conocidas por su ataque, pero en el estadio de 5 estrellas de Gelsenkirchen, un pueblo medieval y minero, no pudieron marcar goles gracias a una defensa hermética liderada por el juego rudo del ecuatoriano Giovanny Espinoza. Ambos equipos se dieron duro- el árbitro principal japonés sacó la tarjeta amarilla 3 veces- y los goles no llegaron con facilidad. El mediocampo parecía un ring de lucha libre donde volaban cuerpos y se soltaban bimbazos. En el minuto 24, Tenorio encontró el gol. En la segunda mitad llegó el otro cortesía del “Tín” Delgado, el primer jugador ecuatoriano en llegar a la liga Premier inglesa.

Luis Fernando Suárez, el entrenador del lado ganador, sacó pecho al final del partido y explicó que ganaron en un estadio pegadito al mar y cerquita de Polonia. Los ecuatorianos le están pasando la factura al mundo del fútbol. Más allá de las locuras de su ex presidente Abdalá Bucaram y la proeza de su héroe deportivo nacional, el caminante olímpico Jefferson Pérez, el mundo está tomando nota de un país pobre de 13.2 millones de habitantes olvidado en un rincón de Suramérica. Para qué les sirve eso, aún no sabemos.

Los polacos al igual que los germanos están luchando contra sendas sombras históricas. El mítico equipo de Alemania del 1954 que le ganó a los Húngaros de “Cañoncito Pum” Puskas, las victorias en el ‘74 y el ‘90 de Franz “El Kaiser” Beckenbauer –como jugador y entrenador, respectivamente- y su pasado genocida mantienen a los anfitriones de la Copa en un estado constante de preocupación pues la marca del éxito que se traduce en aprobación popular es difícil de alcanzar. Sus vecinos geográficos andan en las mismas. Tras haber llegado al tercer lugar del torneo en el 1974 y el 1982 no han podido sacar la cara por una nación que le cuesta redefinirse luego de un tortuoso pasado soviético. Evidentemente el fútbol es mucho más que un juego.

bastimento@gmail.com

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