La fiebre del poder es inmensa y no hay quien la baje a golpes de centella: 3er día del cierre del gobierno

De la Redacción de Estruendomudo

Pudimos haber pensado mejor el resultado del referéndum sobre la unicameralidad. Allí, hace unos meses -10 de julio de 2005-, una mayoría de los electores de Puerto Rico que fueron a las urnas escogió que la Asamblea Legislativa, ahora compuesta por dos cámaras que no pueden ponerse de acuerdo sobre el presupuesto del país, fuese una sola.

Los legisladores no atendieron la victoria de la unicameralidad y no se ha escuchado a ningún estudiante y a ningún sindicalista ir sobre este tema en el debate, porque el debate se acabó y ha comenzado la violencia. Los populistas de la izquierada recalcitrante que se encuentra en el poder como gobierno permanente del Estado Libre y Asociado (ELA) siguen fomentando el caos y se alejan cada vez más del enfrentamiento de las ideas en foros comunitarios y democráticos. Ha vencido el populismo.
No hay discusión alguna sobre la necesidad de la limitación de los términos electivos de los puestos gubernamentales que deben renovarse. Que los legisladores sólo puedan postularse a una elección y que las elecciones legislativas no coincidan con las elecciones ejecutivas, esa debe ser una de las consignas ante la crisis.

La reforma municipal tampoco es tema, porque el tema es que la crisis la paguen los ricos, sin más profundidad, sólo se escuchan los bocones populistas por todos lados, en todos los medios de comunicación, al carajo se ha ido la opinión crítica. Las asambleas legislativas municipales sólo les responden a los alcaldes, porque el método de su elección es el de la plancha. Cada cuatro años los candidatos a las alcaldías de los 78 municipios borinqueños escogen a su gente y, al votar por ellos, el pueblo vota por sus planchas. No existe representación de los barrios de cada municipio en la asamblea legislativa municipal. No existe entonces manera de reclamar responsabilidad política en esos cuerpos municipales.

Los términos electivos de los alcaldes también deben ser limitados.

La sacralización del movimiento sindical, fanático y nacionalista, lanza una nube de humo sobre estos carteles que en más de una ocasión se han probado mafiosos. Se trata de organizaciones multimillonarias que no pueden ser criticadas por nadie so pena de insultos, escupitinas y cantazos en plena vía. Se trata de organizaciones que se venden al mejor postor político con tal de mantener a las matrículas enajenadas del cuadro corrupto que se ha evidenciado en sus flamantes directivas. Hoy, 3 de mayo de 2006, enfrenta juicio en el Tribunal Federal de los Estados Unidos de América sito en Puerto Rico el cartel de la Unión Independiente Auténtica de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados, al que se le imputa la malversación de 15.2 millones de dólares. ¿Entonces la crisis es culpa de los ricos? No es justificable el carácter sagrado de las uniones sindicales: su liderato es intransigente, fanatizado, nacionalista, panfletario, hipócrita en su discurso socialista setentoide mientras cobran sueldos de capitalistas y su discurso es también violento, el de la intolerancia absoluta contra un capitalismo abstracto que tienen como círculo de tiro al blanco. El capitalismo, aquí, tiene la culpa de todo, pero más tarde se les ve a los líderes comprando barato -en pleno desprecio del comercio nacional- en las multinacionales Wal-Mart y COSTCO.
La Comisión Estatal de Elecciones es un órgano tripartito compuesto por un representante del Partido Popular Democrático (autonomista), otro del Partido Nuevo Progresista (anexionista) y otro del Partido Independentista Puertorriqueño. Esta es la agencia del tranque y la reproducción ad infinitum de la partidocracia borincana. No permiten la formación de partidos independientes, fuera de líneas ideológicas en cuanto al estatus político de la isla. Fomentan la tribalización de la ciudadanía y el fanatismo paternalista.

No existe una fuerte restricción al financiamiento de las campañas políticas. Al contrario, el Estado financia gran parte de las campañas políticas en el ELA con fondos públicos. No escucho a los estudiantes quejarse por esto, no escucho a los sindicalistas. Como no existe base comunitaria fuera de líneas partidistas, bajo el esquema actual es imposible que la base pueda reclamarles a sus líderes políticos el fin de esta práctica. Normalmente, los electores van “al corazón del rollo” de sus preferencias ideológico-partidistas y toman decisiones basadas en colores, en insignias reprentativas de cada partido. Habría que crear estructuras paralelas -ahí los estudiantes ¿dónde están, dónde los sindicalistas?- para acabar con el populismo, la dependencia en los colores y las insignias, el esquema mafioso de los pactos politiqueros en todas partes del sistema.

Los senadores por acumulación dominan ambas cámaras legislativas con personajes llevados allí por los tres partidos políticos. Si bien es cierto que éstos son los que piensan y ejercen mollero frente a una masa de legisladores que vienen de los municipios menores de la isla, también es cierto que esos legisladores no le responden a nadie, excepto a los líderes máximos de sus partidos. Van caminando por la libre. Habría que establecer una legislatura en la que los legisladores respondan directamente a sus electores a través de mecanismos como éstos, que adjudicarían responsabilidades políticas en varios niveles- y otros que se han probado exitosos aunque sea en mínimo grado, porque la fiebre del poder es inmensa y no hay quien la baje como pretende la izquierda populista, nacionalista, hipócrita y fanática del gobierno permanente del ELA: a golpes de centella.

-Manuel Clavell Carrasquillo

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