Otro ejercicio de persistencia

 

taza de la memoria

Escribe Manuel Clavell Carrasquillo

I.

Te planteabas un vago recuerdoque pretendía desaparecer entre la niebla de pensamientos que anunciaba tormentas de confusión, pero perseverabas en el intento de enfocarlo y recuperarlo para contárselo a tus amigos, como trofeo de lo que una vez fuiste y no ya: sólido, claro, un campeón de las seguridades de la vida; y también para publicarlo en el ciberespacio al alcance de los que trataban de pescar tus intimidades en la madeja memoriosa de las redes sociales para alimentar su necesidad de poseer datos de los demás. La resistencia de la elaboración del planteamiento te llevó a los inventos y los adornos; porque por más que le dabas vueltas y vueltas no corría la sensación que ahora era imperativo encender, para complacer al público espectador, pero la nada se apoderaba del esfuerzo.

Llegaste al punto cero del destape, saliste del cuarto de la computadora, te acomodaste en el piso de la sala y cerraste los ojos. Asumiste la posición del loto. La meditación profunda al ritmo de la música te provocó una falsa serenidad que ocultaba el vértigo, que lo adornaba con arabescos dorados y motivos florales repujados. Cuando te diste cuenta de eso, ya tu mente se había ido en un viaje que comenzó proyectando una especie de save screen en el que proliferaban rayitos en forma de encajes multicolores que en realidad eran mandalas circulares y brillantes, de patrones que se repetían al infinito creando bosques que vomitaban hojas conceptuales de otoño que caían despacio en el abismo de tu fantasía interior y sobre las que se sepultaba, cada vez más, el vago recuerdo que no se dejaba pescar.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *