Intoxicación: Décimas satíricas sobre un gran senador

BEATO

Por: Pepe Boricua

Yo, todo un legislador
de la Ínsula Barataria
con mi facha estrafalaria,
soy un señor senador.
Y les cuento con honor
que he sido un macho de ley,
todo un “auténtico” rey
que cumple con sus deberes
de maltratar a las mujeres
y odiar a muerte a los gays.

Claro, no es ningún mamey
mantener esta postura
porque la calle está dura
y sólo cuento con seis.
De Mayagüez a Cayey
todos me dicen Ňañito,
no me importa, hablo clarito
y me enredo con cualquiera
porque, créanme de veras,
soy bastante jodoncito.

Yo represento el distrito
del exilio y los mafiosos
de eso estoy orgulloso,
me he convertido en un mito.
Todos me aclaman a gritos
por las calles de San Juan;
sí, me gritan charlatán,
ruin, traidor y marrullero,
también pillo y embustero,
chanchullero y haragán.

No me importa el qué dirán,
pues ya llevo 20 años
subsistiendo del engaño
como un perfecto truhán.
Voy con mis gafas Ry-Van
orgulloso en mi motora,
pero les confieso ahora
aunque Picón no lo crea
que a veces con la correa
le doy fuete a mi señora.

Es que ella no valora
mi renombre y mi prestigio,
yo he sido un niño prodigio
y ella una vil pecadora.
Jorge Raschke, que me adora,
me ha pedido que me afeite
para ungirme con aceite
y exorcizar el maltrato,
pero le dije hace rato
que el maltrato es mi deleite.

Yo no la golpeo a muerte,
sólo un par de karatazos,
después le doy un abrazo
y le deseo buena suerte.
“No he dejado de quererte”.
le digo, “que es ley de Dios
una peleíta o dos
para aumentar la pasión,
después de todo, el chichón
ni siquiera te dolió”.

El otro día con to’
le di y la empujé rabioso,
sufrí un colapso nervioso,
creí que era Rosselló.
mi mente se confundió
en medio de la tensión
buscando una solución
y un minutito de paz,
me empujé 30 Xanax
y medio litro de ron.

No preví la reacción,
convulsé como una loca,
boté espuma por la boca
y chillé como un lechón.
“eso es intoxicación”,
mi médico sentenció,
“un calmante se tomó
y lo mezcló con café”.
pero lo más triste fue
que ni mami le creyó.

Hoy se comenta que yo
intenté un vulgar suicidio
y aseguran que hasta un vídeo
en mi casa se grabó.
No crean el cuento, ¡por Dios!,
que soy un cristiano puro,
Raschke y Milton, se lo juro,
no tengo instintos suicidas,
si he de quitarme la vida,
me la quito con cianuro.

A mi pueblo le aseguro
que, según dijo el doctor,
fui de malas a peor
por tomarme un café oscuro.
Las Xanax en el apuro
fueron muy mala elección,
y si me empujé un montón
antes de gotearme al piso,
ante Dios les garantizo
que fue una intoxicación.

Clara ya la situación,
ahora me marcho al Senado
en mi motora escoltado
por Raschke y Milton Picón.
Que me echen su bendición
para seguir con su grey
defendiendo nuestra ley
a favor del matrimonio
y que se lleve el demonio
a las “lesbis” y a los gays.

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