Minneapolis

minneapolis

Escribe Tomás Redd

If the cold wind howled more loudly
in the desert passages inhabited by fluorescence
Perhaps some other odd idea
inhabits the furry unreserved comments that lie across the freeway

I dare not stroll, lost as desired
because the creaking sounds of the river below cover my tracks
Glancing at the desolate city
I peer down into exposed concrete standing on carpeted trails

“Warmth begs for company”
reads a for-sale sign
This is the home of bitter brilliance and speckles of marvel
tucked away

Sentido de pertenencia

med 09 leg fractureThe urban artist’s “sense of place” is not rooted in rolling hills and nostalgia. It’s already once removed. It skins its knees on the pavement, steps in dog shit, and stumbles in the gutters as it is chased from one place to another by debts and developers.

-Lucy R. Lippard en “Homeless at Home”, 1986.

(Primera de la nueva serie Azotes: 2007, producida por Estruendomudo).

en el contrato no se estipula

diva3

Escribe Yara Liceaga
Especial para Estruendomudo

y hay ciertas mañanas en que me gana la pereza
mientras la iluminación que permiten las celosías
va recogiendo su pelo igualito que el mecanismo que utiliza la memoria
delineado
enredado en el color fucsia
imprimo su cabello sobre las anécdotas que cuento cuando soy muy feliz.

1.
si me dedico en la madrugada a su risa
si me dedico a prepararme para él
de juntar conversaciones que problematicen el estado de cosas
una coreografía de mordiscazos le ataca la espalda
y me quedo con su olor entre los dientes

2.
le cuento en determinadas ocasiones que sufro de speech impediment. cogemos las cosas con mucha prisa. me encrespa la morusa mientras nos deshacemos de calor. los dedos, tan finos, revolviendo delicadamente las cosas, yo sufriendo, sufriendo de cercanía. si nos entra la bellaquera nos hablamos despacito por ratos que comienzan unfolding layers y layers de historias bronceadas, camas llenas de leche y materia de chocha. él suelta palabras al aire y es muy cínico. estoy esperando el momento de su crueldad.

3.
ahora mismo salió a buscarme. si continúa la madrugada
en cada lunar de su espalda voy colocando las instrucciones para que mi conjuro nunca lo sofoque. que no logre escapar de su tranquilidad. que no me deje caer nunca en llanto. que fomente mis fetiches con sus ventanas y sus lunares. y con sus manos. me pide que lo obligue a escribir. yo lo miro con ternura. en el fondo del encuadre de mi alma recojo toditos los tomos que se unen para vociferar mi historia. me la cuentan al oído. él me pregunta por qué no termino las oraciones, porque ya he comenzado a contarle un par de eventos. no le hablo de mis amigos. le narro una que otra historia de horror sobre algunos amantes. como continúa la luz apagada, ignoro su reacción. pero me abraza. creo que nos hablamos despacito. creo que no dejamos de besarnos.

4.
esto se jodió, r. la entrega y sus ferocidades me atacan mientras las rebanadas de cebollas caen sobre el plato azul.

te quiero. envíame tus bendiciones.

yo.

Despedida en dos tiempos: Harlem y Augusta

James Brown In The Jungle Groove bEscribe Gloria Carrasquillo Padró
Corresponsalía de Nueva York

Entonces negros, entonces, entonces
podréis besar con frenesí las ruedas de las bicicletas…

Oda al Rey de Harlem
-García Lorca

Harlem se transforma volcado en las calles para ver pasar el cortejo fúnebre de James Brown, el Padrino del Soul. Su ataúd laminado en oro de 14 quilates llegó desde Augusta, Georgia, nada menos que en la van Ford Club Wagon del 95 de su fiel chofer, William Murrell.

La odisea comenzó en Augusta, pero el cambio del forro del ataúd (de azul a satén blanco) provocó un atraso interminable, perdiéndose así la oportunidad de transportar en avión el cuerpo de Brown. Entonces, como tampoco se pudo conseguir un jet charter, se decidió que se recorrería el camino por carretera.

El Tearo Apollo, en el corazón de la calle 125 de Harlem, abrió sus puertas para celebrar el velorio-último show del hombre leyenda de la música soul. La muchedumbre le esperó durante horas a pesar del viento helado que bañó la ciudad.

Mujeres y hombres, mayores y niños encopetados o pobres, con sombreros, botas y elegantes o humildes abrigos vieron desfilar con ojos asombrados el imponente coche blanco con el féretro dorado que brillaba como un sol tirado por dos enormes caballos blancos. A lo largo de la calle, la gente cantaba y bailaba los ritmos ennoblecidos por el irrepetible James Brown.

Otros portaban carteles hechos a mano con el famoso slogan que el creara al inicio de la batalla por los derechos civiles: “Say it loud: I’m black and I’m proud”. La negritud gritaba, reía y lloraba mientras que los albos corceles caminaban con un ritmo y majestuosidad propias de arrastrar los restos de un general o tal vez, en ese glorioso momento, al definitivamente garcíalorquezco Rey de Harlem.

¡Ay, Harlem, disfrazada!
¡Ay, Harlem, amenazada por un gentío de trajes sin cabeza!
Me llega tu rumor,
me llega tu rumor atravesando troncos y ascensores,
a través de láminas grises,
donde flotan sus automóviles cubiertos de dientes,
a través de los caballos muertos y los crímenes diminutos,
a través de tu gran rey desesperado
cuyas barbas llegan al mar.

Estruendomudo exhibe orgullosamente en público -con perdón- su “Yistro de Oro”

yistroOro2La Redacción del blog hermano Extreme le otorgó recientemente a Estruendomudo el excéntrico galardón “El Yistro de Oro”.

Quedamos muy sorprendidos y muy agradecidos por tan “baja” distinción, que con este cuerpo cibernético tan anti-escultural y mórbido ya se sabe más que inmerecido.

Le deseamos besos negros hasta el amanecer por ello a Héctor.