La novia del mosquito

mosquitoEscribe Pepe Liboy
Especial para Estruendomudo

-A Mario Cancel.

Mi novia estaba casada con un mosquito. Conseguir al condenado mosquito para abrirla era imposible. Los nublados ojos del insecto estaban en su mirada, y la colaboración de una ballena del Pepino era indispensable para reabrirle las trompas, con tal de que se case con otro. Y como ves, muñeca, el jodido mosquito es el que tiene la culpa, y el abogado, y el médico. Yo no tengo más remedio que comportarme como otro insecto más.

Joe, que escribe comentarios en esta página, me hablaba de una rubia que también se había casado con un insecto en la infancia, con tan mala suerte que le gustaban el arte y los pintores, que así casi siempre acaban ellas cuando nadie las descasa. Entonces, Pichicho, que era pintor, la trajo a mi casa arrastrada para que viera a la gordita que se iba a descasar en mi apartamento. Naturalmente, oficiamos la desboda.

-Mosquito desgraciado, deja a esta nena en paz, que ella no tiene la culpa de quererte. Cuando se mete en las playas palúdicas, y te busca entre miles, yo nada puedo hacer sino ponerla a surfear.

Y entonces me dijeron que el ballenón estaba en la playa. Pichicho dijo:
-Deja que la ballena se la lleve, Pepe. Deja que le dé un cachalote. Que te sea infiel con un animal tan pequeño no es culpa tuya.

Había otra rubia en San Juan que estaba loca porque ella decía que el celo del insecto era una pena que sufríamos los blancos por inventar. Con tal de que vivir fuera innecesario, y ganar dinero lo más razonable. Antes de darle el cachalote de la ballena a la novia del insecto, la rubia me vino a ver y me dijo:

-Tu vida con ella parece trabajo. Tienes que pensar con estructuras.

Entonces sí llamé a la gente que siembra animales. Y no olvido la mirara remota de la novia del mosquito.

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