Primer sueño

atrio casa pompeyaescribe / manuel clavell carrasquillo
redacción de estruendomudo

Estábamos sentados en un banco de piedra colocado estratégicamente en uno de los lados del patio interior rectángulo con columnas griegas y sus respectivas plantas malas hierbas enredadas. La veía de perfil y, ahora que lo pienso, me resultaba extraño que me atrajesen sus gafas negras y su little black dress en hilo; de confección impecable. Entre vientos grises y espesos como nieblas quedábamos envueltos en sustancia viscosa subconsciente al tiempo que desarrollábamos una conversación ininteligible. Sólo la luz amarilla hueso de la luna más llena y más cercana de las que he sido testigo cortaba las semitinieblas. Tenía la piel blanquísima. Al despertarme, quise saber si ésa era la muerte, pero la duda quedó sembrada luego de haber sentido la certeza de que era una mujer atractiva y serena. La muerte debe ser histérica y bastante fea. Tengo una idea de quién es pero no puedo revelar su nombre. Quizás he fabricado el personaje que quiero que ella sea.

Alguien quería contratarme, no me dejaba, resistía, volvía la oferta y todo se transformaba en un beat líquido de ambient (el musicólogo me prohíbe que hable de electrónica). Su presencia en el lado opuesto de la cama se tornó un bulto de sábanas. Mis párpados se entrebrían, sí, pero de inmediato se precipitaban en caída vertiginosa.

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