La ley del deseo no tiene trampa: 6to Microrrelato Confesional La Flor de Mi Secrteto 2006

Por Juan Carlos Quiñones

A mí no me importa que tú seas un faggot, una tipo, un she-mail (sic), un vaquero pato o el village people entero, ese no es mi asunto. Yo te admito que estas bien buena, o bueno, o lo que sea, y si quieres follar después de la entrevista, pues metemos mano. Pero ahora lo que yo tengo que saber es si tú lo mataste.

-Yo siempre los mato. Siempre. A ti también te voy a matar. ¡Mírate papi! ¡Si ya estás medio muerto de deseo¡ ¡Mira toda esa carne trémula, toda esa piel erizada, toda esa verga que se te quiere salir del pantalón!

-De la risa, sólo de la risa me matas tú a mí. Entonces, ¿lo del polvo vá?

-Papi, cuando tú quieras.

-Ok. Primero dime, ¿fuiste tú quién lo mataste?-le pregunté, sacando las esposas del bolsillo de atrás.

-¡Ah!- exclamó- ¡Si te me vas a poner kinky! Sí chulo, yo lo maté por ser tan bembón- rió

Yo también reí. Me estuvo gracioso el chiste. Pero ya tenía a mi culpable confesadito. Había resuelto el caso.

-Ok mamita, volteate. Tú sabes que llegó la hora de las esposas, y no es bondage. Es que tu vas pa’ la jaula, y no es de las locas, ¿tú me entiendes?

-¿Me puedo retocar el lipstick?-preguntó.

-Dale, pero rápidito-respondí. Nunca he podido resistirme a la coquetería. Eso un día de estos me va a costar la vida.

-Gracias papichulo- respondió. Metió la mano en la cartera que llevaba, una cosa rosita y de lentejuelas, y sacó una .22 de esas bien chiquitas y ¡pum! ¡pum! me sopló dos tiros en la barriga. Llegó aquel día de estos del que yo hablaba.

-Bella ingrata, ¿cuál es tu nombre?- le pregunté, por aquello de.

-Me llamo letal- respondió, y se quitó la peluca.

El autor, puertorriqueño, ha publicado la colección de relatos para adultos Breviario y La pandilla, que es para niños. Su libro Todos los nombres el nombre está en imprenta.

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