Las “dos” izquierdas puertorriqueñas: A 4 días del cierre del gobierno de Puerto Rico

De la Redacción de Estruendomudo

El escritor mexicano Jorge Castañeda explica en un artículo en inglés que publicó la revista Foreign Affairs que en Latinoamérica existen -al menos- dos izquierdas del espectro político.

Quizás esta división entre derechas e izquierdas hoy día sirva sólo para que los que nacimos durante la Guerra Fría nos entendamos un poco mejor, utilizando los términos de los extremos con los que nos educamos, hoy arcaicos, sobre todo si se entiende el culipandeo ideológico de izquierda a derecha y de derecha a izquierda que estamos presenciando entre los líderes políticos del momento.

Aclarado el problema con el lenguaje y sus restricciones, pasemos a lo que dice Castañeda.

…[T]here is not one Latin American left today; there are two. One is modern, open-minded, reformist, and internationalist, and it springs, paradoxically, from the hard-core left of the past. The other, born of the great tradition of Latin American populism, is nationalist, strident, and close-minded. The first is well aware of its past mistakes (as well as those of its erstwhile role models in Cuba and the Soviet Union) and has changed accordingly. The second, unfortunately, has not.

De esta declaración es fácil deducir que la izquierda puertorriqueña no se ha bifurcado. Si bien Castañeda observa una tradición ideológica que una vez fue “hard core” y que ahora es moderna, abierta, reformista e internacionalista, en Puerto Rico la izquierda que una vez fue “hard core” no ha enfrentado el proceso crítico que la llevaría a asumir dichos valores. Por el contrario, la izquierda puertorriqueña se mantiene con garras y dientes aferrada en la segunda categoría: es populista, nacionalista, estridente y cerrada. No se registra cambio alguno en el nivel discursivo. Aquí, el intento de modernización, apertura, reformismo e internacionalismo de la izquierda nuestra se fue a México exiliada hace muchos años y se lo llevó para allá, porque aquí no cabía entre tanto panfletero, José Luis González.

Dice Gervasio Morales Rodríguez, barbudo director del semanario izquierdoso Claridad (27 de abril al 3 de mayo de 2006), que la crisis presupuestaria que enfrenta hoy el Estado Libre Asociado es fabricada por el eterno cuco diabólico: la culpa de la crisis, por supuesto, es toda del capitalismo. Veamos: La crisis es fabricada. Al margen de esa pobre demostración, la economía no está en crisis. Las empresas, los bancos, las farmacéuticas, los desarrolladores, siguen generando enormes ganancias y contemplan, desde las gradas, la gallera que personifican los políticos fracasados.

Ante ese análisis irresponsable y chapucero de la situación actual, ¿a dónde, sino a los centros comerciales y la zona bancaria, acuden entonces los 100, 000 empleados públicos que están en el paro? Los presidentes de la Federación de Maestros de Puerto Rico y la Unión de Trabajadores de la Industria de Energía Eléctrica y Riego marcharon con cientos de personas hasta el centro comercial más grande del caribe: Plaza Las Américas, y hasta allí adentro, a “las entrañas del monstruo”, llevaron sus reclamos. Esto fue lo que dijo, según el periodista de El Nuevo Día, Eugenio Hopwood, el presidente de la Federación de Maestros frente a la joyería Bared y la tienda por departamentos JC Penney: [S]i no podemos ganarnos el pan, los ricos no deben tener sus ganancias. ¿Puede haber postura más populista o con ganas de convencer que pronto se va a llenar el estómago vacío de una masa amorfa en paro que ésta? Queda allí retratada la antimodernidad de la propuesta hueca, la estridencia y la cerratura de su mentalidad recalcitrante.

De ahí, al antiamericanismo rampante que aqueja a nuestra izquierda, un paso es. Para muchos, basta con gritar a los cuatro vientos abajo los yankees y abajo el capital para encausar una revolución social izquierdista. A estos dos “demonios” que se han erigido para trancar los debates en todos los foros, esta izquierda del segundo camino, que comulga con el gobierno permanente del Estado Libre Ascociado y es uno de sus brazos más fuertes a través del fenómeno que aquí conocemos como melonismo, se le suma el “diablo mayor”: Mr. Globalization.

Siguiendo el argumento de Castañeda, en este contexto, lo que la izquierda latinoamericana del primer camino ha adelantado -por ejemplo- en Chile, Uruguay y Brasil, en Puerto Rico se ha atrasado. Aquí, punto neurálgico de la globalización y sus cuestiones técnicas difíciles y fuera de mi alcance intelectual macroeconómico, pensar la globalización como problema, límite o posibilidad está absolutamente prohibido por la izquierda. El nacionalismo, el populismo, la estridencia y la cerratura del círculo -una vez más- impiden que los retos de la globalización entren en el debate cotidiano. Ese bloqueo ideológico, sumado al antiamericanismo hipócrita del gobierno permanente del Estado Libre y Asociado, ¿a dónde nos lleva?

Pues estamos parados en el terreno del no-debate con los Estados Unidos, nuestro patrón y vecino. Ese no-debate político, porque desconocemos qué es lo que está pasando allí, porque no podemos acercarnos a ellos porque “son el diablo” y como tal hay que reprenderlos a fuerza de garffiti, marcha, escupitinas y ruptura de cristales, nos tiene paralizados. A nivel comunitario, ¿cómo entonces se va a justificar un renacer de empresas, microempresas o educación y plataforma gubernamental democrática y decente si ése es precisamente el enemigo? De niveles culturales no hablo porque ya es vergonzoso que aquí a todos nos encante el rock y andemos negándolo. El nacionalismo de esta izquierda del segundo camino demoniza toda manifestación cultural experimental, clásica, extranjera. Todo aquel arte que no sane ni salve, que no esté en función de su proyecto, está fuera de sus programas de defensa, y es censurado, de múltiples maneras.

Castañeda resume las virtudes de la izquierda del primer camino: la moderna, la autocrítica, la reformista, la internacionalista y la de mente abierta:

Overall, this makeover of the radical left is good for Latin America. Given the region’s inequality, poverty, still-weak democratic tradition, and unfinished nation building, this left offers precisely what is needed for good governance in the region. If Chile is any example, this left’s path is the way out of poverty, authoritarian rule, and, eventually, inequality. This left is also a viable, sensitive, and sensible alternative to the other left — the one that speaks loudly but carries a very small social stick.

Ante la crisis del 4to día de paralización del gobierno del Estado Libre y Asociado, yo voto por pensar en esta izquierda viable, sensitiva y sensible, pero regreso al problema lingüístico que presenté antes. A estas alturas del 2006, habrá que hacer los ajustes necesarios para “votar” por ella: ya los tentáculos del pulpo que observamos no son necesariamente ni diestros ni zurdos.

-Manuel Clavell Carrasquillo

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