Autorretrato con Gorda de Botero en ánimos de reconciliación en pleno centro de la ciudad de San Juan

De la Redacción de Estruendomudo
Foto de Mara Pastor

 

La mexicanidad se le exalta a uno al toparse con una gorda de Botero en plena calle borincana y uno se alegra de verla allí, de estar vivo, de podérsele sentar encima para conversar con ella a todas horas, cuando la cosa ‘ta pretá o cuando la vaina está shilling.

Desde el Banco Gubernamental de Fomento la ven las secretarias y se les escapa la sonricita de complicidad: ellas también se han destetado en playa viquense a tomar el sol al mediodía. La ve el conserje del Museo de Arte de Puerto Rico desde el tercer piso y se monda de felicidá. No hay dudas de lo que les haría -si el fantasma de Francisco Oller y el de Rodón lo dejaran- a las tetas de bronce más apetitosas de la comarca santurcina, Distrito de las Artes to be.

Yo me alegro, coño, me alegro, puñeta, me alegro de que la gorda esté ahí 24-7, disponible siempre, incondicional, y paso por sus aposentos para tirarme a llorar a moco tendido cada vez que me deprimo o para conversar con ella borracho de amores sobre mis triunfos y mis adelantos de par de pasitos en la línea del progreso y el bienestar general. Me alegro y brindo por la gorda con un tequilita reposado que me echo por encima y le cae a ella en la melena que le baja por el sobaco. Me alegro y posteo este ejercicio narcisista y autobiográfico aquí en Estruendomudo, para que los lectores se animen y piensen que si la gorda puede tirarse despreocupada a disfrutar de la vida que le tocó a pesar del calor, es comprensible que nosostros de vez en cuando lo podamos hacer también.

Que viva el arte en la ciudad de las sombras, carajo. Que viva la escultura más cavrona que tenemos en esta ciudad quejumbrosa buena-para-nada y sus proyecciones al futuro de los caminantes, al futuro de los que la saludan desde la avenida De Diego y le dicen adiós a la mierda cotidiana al decirle a ella adiós: mami, te lo repito y te lo voy a seguir repitiendo, qué golda y qué chula estás.

En México se ahorrarían toda esta monserga, irían al grano: "¡A coger y a mamar, guey, hermano, mira que el mundo se va acabar!".

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