Dos indiecitos ochilipochili y una cámara, un edificio sobreviviente al bombradeo de la segunda mundial y un ligón que se cuela por los sueños diabólicos 666 de la falta de esperanza que abole duermevelas socialistas en proceso de desintegración de las marmotas que protestan en la esquina. Despertar, para leerte, es un placer analretentivo del que también sufren los mejores coleccionistas. ¿Has encontrado el Fabergé que te faltaba, el de las águilas imperiales invertidas que se frotan las crestas que llevan -según Jellinek- tatuadas en la cabeza? Me imagino que hace frío, pero no te preocupes, la semana que viene voy a Seattle y te juro que lo busco; si es que primero no me encuentran.Besos negros hasta el amanecer de parte de la otra.