manu, yo te acompaño en la lectura en la butaca, e imagino los dedos finos, y pienso en que aquella podía ser mi Bilita. mami va a ir hoy a buscarla a Ponce. ya sabe, ya sabemos, que Bilita está siendo seducida por algo que ella prefiere relegar con pastillas. a mami la llama Lizzie, y le cuenta que Bilita se ha levantado temprano, ha salido a la marquesina, y ha comenzado a gesticular. mira, manu, lo peor es la escena. todos duermen, Bilita abre el sliding door, sale, lo cierra, aspira el frescor mañanero, comienza la plática, se va acalorando su argumento, la boca se le calienta, ella sigue reclamando reclamando, haciendo así con las manos (una manos hermosas que tiene mi abuela). sola. estaála guagua de mi prima Mari. está la lavadora. el portón cerrado. la ropa tendida en el cordel. Bilita pelea con alguien.
ahora siente miedo de la oscuridad. de la soledad. cuando le tiemblan las manos gracias al pastilleo, recuerda su edad, su espalda con curva, el plateado en su cabello, la dentadura, la velocidad en pausa de sus pasos de a veces. ciertos días la sábana queda sobre ella hasta que llega la tarde, renoce en los colores de la habitación que su vista no va a restablecerse. pero yo te leo.
cierro los ojos y aunque lejos, a destiempo, voy contigo en tu pupila repasando la grafía del libro en la butaca. escucho esos malditos bips. cuando me toque, intentaré no parecer que mi cuerpo es un alambre al que se le han aplicado ciertos chunks de carne dispar. un niño de tres años y medio ha preparado en mi cuerpo la forma. otro le pega los pedazos. entre canto y canto se cuelan corrientes de aire, y yo recuerdo que soy fragmentos.
y que contigo atravesaré ese momento horrible, porque sin embargo en mi cabeza, eres la peguita que da cohesión a mis pedazos. gracias por compartirte conmigo.
esta lagrimita que quiere un pedazo de mi mejilla,
yo
manu responde a la respuesta efecto electroshock: Belleza bestial, pero cómo que no me existes. Las locas floripondias tienen un lema, "No more drama", que usan precisamente cuando les hacen un cuento fascinante, lleno de plasticidades y cantos de charol tipo zapatillas Marshalls. Es bien interesante, porque una loca le dice eso a la otra precisamente como una orden del imperativo anticategórico, pero en verdá en verdá quiere decir todo lo contrario: mientras más se parta su plumero, mejor, y más gozan las dos. Pero siempre hay que sacar el disclaimer a tiempo. No more….
Más en serio, recompongo en mi cerebro la escena del tendedero de ropas en Ponce, una cosa sublime si se sabe que tendiendo a pleno sol es que las telas cogen energía. Nada, las mamás de uno tratando de que se nos pegue algo calientito cuando nos pongamos las camisas.
El más profundo acto de amor.