Hija de la chingada, maestra puta vida

"El poder mágico (de la frase "Hija de la Chingada") se intensifica por su carácter prohibido. Nadie la dice en público. Solamente un exceso de cólera, una emoción o el entusiasmo delirante, justifica su expresión franca. Es una voz que sólo se oye entre hombres, o en las grandes fiestas. Al gritarla, rompemos un velo de pudor, de silencio o de hipocresía. Nos manifestamos tal y como somos de verdad. Las malas palabras hierven en nuestro interior, como hierven nuestros sentimientos. Cuando salen, lo hacen brusca, brutalmente, en forma de alarido, de reto, de ofensa. Son proyectiles o cuchillos. Desgarran".
-Octavio Paz en el ensayo "Los hijos de la Malinche" de "El laberinto de la soledad".
"Si la obscenidad había sido tradicionalmente empleada para degradar y humillar a la mujer, también podía ser doblemente efectiva para redimirla. Si en mis cuentos ‘Cuando las mujeres quieren a los hombres’ o ‘De tu lado del paraíso’ el lenguaje obsceno ha servido para que una sola persona se conmueva ante la explotación sexual de la mujer, no me importa que me consideren una escritora pornográfica".
-Rosario Ferré en el ensayo "La cocina de la escritura", incluido en la antología de Alfaguara "A la sombra de tu nombre".
"Yo no soy un escritor eufemista, creo que soy un lírico violento porque soy un ser violento. Y lo soy porque provengo de una sociedad y una cultura que enaltecen la violencia. Eso lo manifiesto con mi necesidad de ruptura con las formas literarias establecidas: con el buen gusto social, con las palabras decorosas y las situaciones estáticas"

 

-Manuel Ramos Otero en "Réquiem para Manuel", entrevista del gran periodista Jorge Rodríguez publicada en su libro "La nación con rostro", 1985.

(Foto de Mara Pastor, "Caníbal hawaiano estancado en la barriada La Perla")

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