En un periódico insular, mal llamado "El mundo", apareció este fragmento de crónica poética en forma de acertijo del profesor de lógica y cálculo José María Lima. La fecha: 27 de febrero de 1960.
El cangrejo azul sostenía a la luna, la luna servía de sostén a mis pensamientos y sobre mis pensamientos, flotantes, pero trágicamente definidos, tres puntos rojos; un incendio, el tibio despertar de un sueño. El primero seguía al segundo y el segundo al tercero, todos eran uno y cuando parecían más evidentes no hubiera podido decirse si eran un mundo o la prolongación de los ojos del cangrejo azul.
Si se hincharan hasta reventar estos tres puntos no habría cangrejo, pero sin éste último ya no habría puntos, ni pensamientos, ni luna.
No sé si lo veo salir de la bahía esta tarde sabatina. Tengo dudas. Y es que hay una sucesión de luces en ondas de partículas de plata que me impide ver la certeza movimiento de sus patas azuladas. Es un juey, pero puede ser un crucero lleno de turistas o un pez de agua salada.